Campaña agrícola

Una profesión de 'riesgo'

  • El campo vive una campaña más la cruda realidad de los bajos precios, que a falta de soluciones reales parece haberse instalado

Manifestación de agricultores en la capital por los bajos precios

Manifestación de agricultores en la capital por los bajos precios / Rafael González (Almería)

Las líneas que siguen a continuación bien podrían ser una copia casi exacta de lo acontecido por estas fechas en la pasada campaña 2019-2020, también en la 2018-2020, y más atrás aún. Y ese es precisamente el problema, y salvo que mucho cambien el panorama, será el inicio del balance en el próximo 2.022, mientras los agricultores almerienses continúan trabajando de manera incesante ya no para sacar rentabilidad de su trabajo, sino que últimamente son muchos los que se conforman con cubrir gastos.

La historia se repite para los agricultores de la provincia de Almería a modo del ‘día de la marmota’ en lo que se refiere a los bajos precios que perciben por sus hortícolas. Sin embargo, hay una diferencia, y es precisamente esa, la cantidad de años en la que vienen sufriendo este mal que parece ya endémico, y mientras pueden compensardurante unos meses de campaña medianamente buenos los malos para obtener cierta rentabilidad, últimamente se están hasta desmontando esos cálculos, sobre todo en algunos cultivos como el tomate.

Los costes de los insumos son cada vez mayores para realizar una agricultura que cumple con las mayores exigencias y las cotizaciones de buena parte de meses dentro de la campaña ya no benefician a casi nadie en el cómputo general.

Cabe recordar que tomando la última campaña completa, puesto que ahora se puede decir que aún se está en el primer tercio de esta 2021-2022, el inicio no fue malo, es más, comparándola con la anterior, se puede decir que fue razonable. Hasta casi mediados del mes de noviembre de 2020 se registró un incremento general en todos los productos, excepto para el tomate que caía un 57%, y la judía, cuyo descenso no era tan pronunciado, con un 13%. Las subidas más relevantes se dieron en el calabacín y el pepino, con unos incrementos del 339% y 141%, respectivamente. Y en menor medida el pimiento y la berenjena.Este inicio calmó momentáneamente los ánimos de unos agricultores que dijeron basta en a finales del año 2019 con un inicio de movilizaciones que estremeció los cimientos de toda una sociedad que hacía tiempo a la que no llamaban la atención el sector primario almeriense.

Luego todo se deshizo, las pizarras comenzaron a bajar, solo respirando con el inicio de una campaña de primavera que no era para lanzar cohetes pero que terminó con la sandía por los suelos, literalmente.En este arranque de 2021-2022 actual, los precios, aunque tímidos, no han sido malos de inicio en la mayoría de productos, especialmente en el pimiento. Este fenómeno tiene su respuesta en un aumento de la superficie destinada al pimiento temprano, momento en el que la provincia cuenta con una cuota muy alta.Sin embargo, desde finales del mes pasado e inicio de este mes de noviembre ya se está observando una bajada que se espera se vuelva a normalizar con un aumento de la demanda igual o mayor al de hace un mes por la llegada del frío al continente.

Igualmente, puede ser que esté influyendo un cambio de tendencia y hábitos en el consumidor, pandemia de por medio, donde se ha acostumbrado a comer más en su hogar y por tanto a controlar más lo que come. Más sano. Aunque si este fenómenos existe solo se sabrá con el tiempo.

Y luego está el factor que ya todo el mundo, hasta el más ajeno, ha escuchado. Lo que llaman la competencia desleal de los terceros. En este caso referida especialmente a Marruecos, que mete producto en Europa con un coste muy por debajo del resto y bajo un sistema que no puede competir el campo almeriense. Tampoco, obviamente, es el mismo producto, ni de lejos, pues no cumple con las mismas exigencias de calidad. Por ello, el sector pide que se controlen los contingentes del norte de África, para que se respeten. También se pide a Europa que se revisen y cambien los protocolos, ya que lo único que está favoreciendo es la destrucción del mercado y lo que es más importante, de sus trabajadores.

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