Crónicas desde la ciudad

Casa de los Jover y Marquesado de Cabra (I)

  • En la calle Arráez, esquina a La Reina, se alza el sólido y noble inmueble hoy sede del Archivo Municipal. Propiedad del Ayuntamiento -por permuta al Obispado-, fue fielmente restaurado hace años por la Junta de Andalucía

NI Veracruz es Veracruz ni santo Domingo es santo, ni Puerto Rico es tan rico… Seguir llamando Sol de Portocarrero al ornamento antropomórfico grabado en un "cubo" de la catedral es perpetuar un error monumental. De la Universidad al propio Ayuntamiento. El equívoco se arrastra desde los años cincuenta cuando un auxiliar del Archivo Municipal "patinó" en su fantasía y el alcalde de turno lo admitió crédulamente -sin más averiguaciones-, comenzado a figurar con tal nombre en prensa y catálogos turísticos. Situaciones tan absurdas sólo suceden en Almería y, lo que es peor, se mantienen erre que erre ante la indiferencia de los ¿gestores? Culturales; y si dios y el Proyecto Urban no lo remedia lucirá en la señalización urbana prevista. Por activa y por pasiva se ha explicado que el Sol está sobre el exterior de la capilla del Escucha desde que fray Diego Fernández de Villalán construyó la casi totalidad de la seo-fortaleza en la segunda mitad del siglo XVI. Cuando Juan de Portocarrero, obispo franciscano como aquel, tomó posesión de la sede de San Indalecio en marzo de 1603, el relieve en piedra -orientado hacia la salida del sol como símbolo del nuevo cristianismo nacimiento tras la resurrección de Jesús- ya llevaba ahí seis décadas. El escudo personal de Portocarrero destaca en la torre-campanario alzada por él. Lo que escribo servirá de poco, como nada adelantaron los sacerdotes-historiadores Juan López Martín o Tapia Garrido, pero debemos continuar denunciando el desafuero enquistado. Pareja suerte de inexactitud acontece con la, alegremente etiquetada, casa de los Marqueses de Cabra; solar patrio de Dº José Jover con fachada a las calles Arráez, La Reina y Milagro.

José Jover Giral

El primer apellido Jover, procedente del Levante español, se asentó en la capital al finalizar la ocupación francesa en 1812. Desde entonces distintos miembros de la familia burguesa rindieron culto a la Literatura e Historia (poetas y prosistas, cronista de la Ciudad) o se dedicaron a la Política: diplomáticos, gobernadores, concejales alcaldes y diputados. Prestigioso monárquico, José Jover y Giral, era propietario de numerosas fincas urbanas (en las calles Arráez, Murillo, Navarro, Estrella, Arenal, Sócrates) y agrícolas, repartidas entre la Vega, Huércal y Rioja. Dada la militancia borbónica, su mansión señorial, fue engalanada para alojar al séquito de Isabel II durante la visita de ésta en noviembre de 1862, aunque, dada la premura del viaje, la reina no llegase a pernoctar en Almería. La cita el cronista Francisco Mª Tubino:

"… Para que nada se echase de menos habían preparado suntuosos alojamientos a la alta servidumbre y Ministros en las casas de los señores Jover… Quienes aún teniéndola alhajada hicieron grandes gastos para ponerla a la altura de las más notables en cualquier capital de cualquier orden".

Situada en el trayecto del cortejo -del Muelle al gobierno Político-Militar, en el desacralizado convento de Las Claras (Plaza Vieja)- hoy la ocupa el Archivo Municipal y con anterioridad fue sede de la Escuela Normal de Magisterio, Casa del Pueblo, Colegio público, Acción Católica (ya propiedad del Obispado) y Radio Popular.

José Jover Giral contrajo nupcias en 1835 con María Greppi Fernández de Nalda en la parroquia del Sagrario. De 24 años de edad, era hija y heredera universal de María Fernández de Nalda y de Bartolomé Greppi, poderoso comerciante con bazares en c/. Las Tiendas y almacén de betunes en el Llano Puerto. Administrador de los arbitrios que grababan la exportación de uva y esparto, ejerció de "banquero" del Ayuntamiento frente a las exigencias económicas de las tropas napoleónicas (1810-1812). Del matrimonio nacieron José (1826-1879): concejal y diputado provincial a Cortes; agregado al Cuerpo Diplomático y cónsul de España en Oporto. Y María Jover Greppi (1832), casada con el 1º marqués de Cabra y heredera (por ambas ramas) de una cuantiosa fortuna tras el dramático derrumbamiento acaecido en el domicilio de la calle Arráez en febrero de 1879. El primer propietario, Jover Giral, falleció en Barcelona en agosto de 1865, testando a favor de su esposa en régimen jurídico de "gananciales matrimonial".

Marqués de Cabra

Martín Belda Mencía, nació en Cabra (Córdoba) el 13 de agosto de 1822 marchando en edad juvenil a Madrid, donde sentó plaza de escribiente en el Ministerio de Marina. Su trayectoria en la Corte es paradigma del "trepador" político que desde la absoluta modestia asciende a los más altos destinos en el gobierno de la Nación.

En 1847 accede al Congreso por el distrito de Cabra; con el general Narváez dirigiendo el Gobierno y Luis Sartorius, conde de San Luis -vinculado familiarmente a Almería- en el Ministerio de la Gobernación. Con 27 años sube su primer peldaño al tiempo que teje una caciquil red electoral entre sus vecinos egabrenses. En este cargo recibió los títulos de Coronel del Real Cuerpo de Artillería y Marina y de Secretario de S.M. con ejercicio en Decretos. En 1854 perdió tales prebendas aunque conservó el escaño por Cabra, donde influía a su antojo. Con el regreso al poder de Narváez, Martín Belda recobra protagonismo. Para no agotar su currículo profesional, digamos que a partir de 1864, fue, sucesivamente, subsecretario del Ministerio de la Gobernación, director General de Obras Públicas y durante tres meses (1867) presidente del Congreso de los Diputados. De aquí pasó a ocupar la cartera de ministro de Marina, en la que sería su etapa de mayor fortuna, pero también la de continuos sinsabores a consecuencia de las disposiciones y reformas que le enfrentó a la Armada como institución. Fue precisamente la Armada quien en el Departamento de Cádiz se sublevó el 17 septiembre de 1868, "La Gloriosa", dando paso al Sexenio Revolucionario y al principio del fin de Isabel II y de la buena estrella del cordobés casado, y separado, con nuestra paisana Mariquita Jover Greppi.

Mencía marchó con la reina al exilio de Francia y allí le sirvió con "íntima" cercanía y lealtad; lealtad que Alfonso XII -restituido en el trono- supo agradecer con el marquesado de Cabra en diciembre de 1874. A su regreso a Madrid le nombraron Gobernador del Banco de España, una auténtica bicoca dada su alta consideración social y la sustanciosa remuneración que aparejada. El hombre que sin pretenderlo dio título nobiliario a la casa construida por su suegro y posteriormente propiedad de su ex esposa, falleció en Madrid el 1º de enero de 1882:

(LCM): "D.E.P. Ha fallecido en Madrid don Martín Belda, Gobernador que fue del Banco de España durante el mandato del Ministerio Cánovas-Romero. Mandamos nuestro más sentido pésame a su respetable viuda Excma. Sra. María Jover, marquesa de Cabra". Su viuda -separada de hecho aunque no jurídicamente de derecho- insertó una esquela mortuoria en la portada del citado diario liberal, invitando a sus amigos a "misas de sufragio en los templos de Santo Domingo y San Pedro".

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