De pitaya a chumbos por el calor: "Si sigue así tendré que arrancarlo"

Entrevista

Paco Hurtado, de Las Tres Villas, no descarta cambiar su cultivo, por el que siente honda predilección, por más chumbos

Del campo a la mesa, este es el verano más caro para comprar sandía

Paco Hurtado en una anterior visita a su cultivo.
Paco Hurtado en una anterior visita a su cultivo. / Javier Alonso (Archivo)

Paco Hurtado es un hombre campechano, afable como es tendencia en el campo. Su vida está en la agricultura, a la que lleva dedicada casi toda su vida. Este periodista lo conoció en un reportaje allá por otoño de 2023 y, desde entonces, cada vez que ve una pitaya se acuerda de él. “Yo de fruta no me harto, me puedo comer una sandía de tres kilos de una sentada”, dijo entonces. Hoy se reafirma en que los manjares de la tierra, santo y seña de esta provincia, son el mejor remedio para cualquier problema de salud.

Pregunta.–Llega el verano, ¿Cómo le está afectando el calor a los cultivos?

Respuesta.–Yo creía que a la planta le iba a molestar el frío, pero es el calor lo que le está afectando en realidad. El fruto se deshidrata y no podemos aumentarle más la humedad. Si sigue así, tendré que arrancar este cultivo. Este año se han tenido que arrancar trece hectáreas de pitaya en el Campo de Níjar.

P.–¿Tanto sufre las altas temperaturas?

R.–Con la calor se estropea mucho la pitaya y luego no la quieren en el mercado. Si la quito pondré más chumbos, que ya tengo cuatro hectáreas puestas y es un cultivo que siempre gusta en Almería. Aprovecharé para quitar el plástico donde tengo las pitayas.

P.–¿La gente no lo quiere si le ve algún desperfecto?

R.–Cuando el fruto está estropeado no te lo pagan bien. Te dan treinta céntimos porque tienen mal aspecto, que no te da para cubrir el coste, aunque las del supermercado a lo mejor están peor.

P.–Ha sido un 2025 muy lluvioso, lo que ha generado problemas en los cultivos. ¿Le ha afectado?

R.–La lluvia no me ha dado ningún problema en la pitaya, la verdad. El frío con el plástico lo aguanta bien y apenas ha dañado muy poco la mata lo que ha caído. La mata aguanta bien, es robusta, pero el fruto es muy exquisito y vistoso, por lo que a nada que tiene algún problema pierde esa vistosidad y la gente ya no lo quiere.

P.–Hace un año y medio hablábamos de cómo se había interesado la gente por este cultivo. Era la novedad. ¿Qué ha pasado para que tantos arranquen?

R.–La gente se había interesado, pero tiene mucho trabajo, el calor lo lleva mal y no lo compra todo el mundo. Eso al chumbo no le pasa, que lo vendí más caro y por menos trabajo. Si pierdes la mitad de la cosecha, lo otro que vendes ya no te compensa, y eso es lo que le pasa a la pitaya.

P.–¿Y este año cómo se está dando?

R.–Estoy recogiendo algunas y parece que se está dando mejor que el verano pasado. El calor le ha afectado, pero algo menos. Veremos a ver.

P.–¿Por qué no la compra la gente en el mercado?

R.–La pitaya está saliendo muy cara en el mercado, pero porque hay mucho margen de beneficios para el intermediario. Lo ponen al precio que quieren y solo lo compra la gente por la novedad.

P.–El otro día contaba la compañera Macarena González que cada vez hay más chumbos por la provincia. Usted también tiene.

R.–Cada vez hay más chumbos. Hay en Tabernas, Abla, Huécija... Pero por mucho que crezca, necesitamos agua y no la hay. Nadie va a arrancar el invernadero para poner chumbos, que tardan cuatro años en dar rentabilidad.

P.–¿El futuro cómo lo ve?

R.–En el chumbo me imagino futuro si hay agua, pero en la pitaya solo será para quien pueda mantenerlo. Ahora están buscando una variedad china, Jindu, que es novedad y es muy buena. Sabe a rosas cuando la pruebas. Esa es la novedad.

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