El director de Desarrollo Sostenible de Cajamar, Roberto García Torrente, ha augurado que el sector agrario pasará por un cambio estructural "muy importante" en los próximos años, de forma que quien continúe trabajando en él será porque ha comenzado a "utilizar de forma muy intensa" las nuevas tecnologías que permite la digitalización”.

En una entrevista con EFE, García Torrente ha explicado los objetivos de la Plataforma Tierra, una comunidad abierta y participativa impulsada por Cajamar para abordar el reto de la digitalización del sector agroalimentario y que está destinada a profesionales a los que provee servicios y nuevas herramientas que ayuden a la toma de decisiones.

“En todos los sectores el proceso de digitalización, que esperábamos que ocurriese en cuatro o cinco años, al final se ha acelerado y ha ocurrido en uno o dos años”, ha resaltado antes de advertir de que en el sector agroalimentario esta situación puede provocar un cambio en la falta de relevo generacional.

“Probablemente, con todo este proceso de digitalización (…) se está empezando a atraer a un mayor número de jóvenes que ven que el sector agrario también va a ser un sector tecnológico (…) Probablemente permita que se produzca un rejuvenecimiento”, ha apuntado.

García Torrente recuerda cómo Cajamar comenzó a apoyar la innovación en el sector en 1975 con la estación experimental de Las Palmerillas, en la que se desarrollaron y ensayaron tecnologías propias: “En aquel caso, como estábamos muy centrados en Almería, estaban muy orientadas al sector hortofrutícola y al sector de la agricultura en invernadero”, ha explicado.

Pero el panorama ha cambiado. Entonces Cajamar tenía presencia sólo en Almería, ahora en todo el país, y trabajaba fundamentalmente con la hortofruticultura, mientras que ahora lo hace con “todas las fases de la cadena”:

Es por ello que se apostó por la digitalización y por lanzar una plataforma que “abarcase a cualquier sector de la agroalimentación, a cualquier agente de cualquier parte del territorio” para que éste fuese cada vez más “eficiente, rentable y sostenible”.

Fue en febrero del pasado año cuando vio la luz y, un año más tarde, cuenta ya con 4.803 personas registradas.

Durante el último mes registró 31.800 visitas, mientras que los vídeos de seminarios o talleres suman 58.100 visitas al mes, y en 2021 se celebraron 109 seminarios “online”, y ya se han publicado tres cursos de orientación de 15-30 horas, con la meta de alcanzar los 17 a final de año.

La formación es el principal atractivo para los usuarios, pero también la información sobre mercados, gracias al seguimiento que Cajamar hace de los principales indicadores de 53 productos con un seguimiento de precios, producción y comercio exterior, datos con los que se hacen análisis prospectivos de lo que “puede pasar”.

También cuenta con un Observatorio Tecnológico en el que se abordan las innovaciones más importantes del sector, y una sección de desarrollo de herramientas que puedan ayudar en la toma de decisiones a los agricultores: La primera de ellas, ya disponible, ofrece recomendaciones de riego y fertilización, con unos 190 usuarios tras un primer periodo de pruebas.

Se pretende incorporar además el Cuaderno de Campo Digital, una herramienta de control de plagas que ya está en una fase “muy avanzada”, así como una Calculadora de Carbono, entre otros.

García Torrente aclara que no todas tienen que estar desarrolladas por Cajamar, sino que también se busca la colaboración de empresas, organizaciones y entidades que se presten a añadir las suyas propias a la plataforma.

Con todo, tiene claro que la digitalización sólo aportará ventajas. “Tradicionalmente el agricultor ha tomado sus decisiones en función de su experiencia o de lo que le han ido contando las distintas empresas de suministros, o del asesoramiento de un técnico. Con las nuevas herramientas lo que podemos hacer es una monitorización, un seguimiento permanente; al final, en la medida en la que todo eso lo hagamos con la mayor información, vamos a ser mucho más eficientes”.

También permite conocer mejor los mercados y adaptar la oferta a la demanda, sin olvidar que “estas herramientas van a permitir tener una comunicación directa con el consumidor” y aumentar su “confianza”, ha destacado.

“Cuanto antes tenga un agricultor una buena tecnología a su disposición, va a ser más competitivo y va a obtener una mayor rentabilidad”, ha concluido.