Pesca

Madrugadas en la lonja de Almería: la descarga de las traíñas

Paco, armador del Punta Isleta, y Bartolo, comprador, conversan con Reme durante la subasta del pasado jueves. Paco, armador del Punta Isleta, y Bartolo, comprador, conversan con Reme durante la subasta del pasado jueves.

Paco, armador del Punta Isleta, y Bartolo, comprador, conversan con Reme durante la subasta del pasado jueves. / Marian León

Escrito por

· Pablo Laynez

Redactor

El puerto pesquero de Almería está a medio gas. Las traíñas salen a faenar de madrugada, pero toda la flota de arrastre está amarrada. Una semana queda de ver esta fotografía, que acto seguida cambiará de acera: será el cerco el que comience su paro biológico, del que saldrán los arrastreros de toda la costa almeriense y granadina, puesto que este parón de la actividad pesquera se realiza por provincias.

Pese a que no hay gamba roja, sí que llegan otra infinidad de pescados a la lonja de Almería que este jueves se presenta realmente activa, aunque el poniente comienza a soplar con saña. Las traíñas traen todo el pescado azul que cada día cocinamos con gusto y comemos: sardinas, boquerones, caballas, jureles, bonitos... Un producto jugoso, muy bueno para la salud y que mientras que Bruselas no se entrometa como hace con el arrastre, los pescadores lo seguirán yendo a pescar de madrugada a los caladeros almeriense, para que a primera hora del día esté en la lonja.

Allí lo recibe Remedios Marín, subastadora de pescado, que realiza el muestreo en el ordenador cuando los barcos llegan con todas sus despensas llenas y mete todas las capturas en la subasta. “Con con una PDA que tiene mi compañero y los mandos de los compradores, se hace la subasta. Aparece el barco con todo el pescado que tiene y los compradores paran el precio. Ha sido un día bastante interesante porque han venido barcos que estaban faenando en la zona de levante y aparece mucha sardina, boquerón... los caladeros están repletos”, dice esta vecina de La Chanca, de familia vinculada al mar toda la vida, que explica que ellos ponen unos precios de salida, que pueden subir si a alguien le interesa: “Nosotros lo ponemos alto y va bajando, los compradores lo paran dependiendo de la demanda que haya y de lo que les interese”.

La subastadora Remedios Marín se encarga de realizar el muestreo en el ordenador y meter todo el pescado en la subasta

El jueves ha sido bueno, el último antes de la parada biológica. Los barcos han tenido que volverse pronto ante el azote de Eolo, pero les ha dado tiempo a pescar boquerones, sardinas o jureles “buenísimos”. “Hemos tenido bastante pescado y muy bueno, la lonja ha estado muy animada. Hoy había que comprar y los barcos han estado pendientes de los precios, que luego bajan mucho y la gente se tira toda la noche trabajando en la mar”, apunta la subastadora, siempre preocupada por el bienestar de sus compañeros en la mar.

Por eso, su comunicación con los barcos es constante. Muchos ya la han avisado que los últimos días de esta semana iban a tener que desistir de salir a faenar, puesto que el viento no era el propicio para lanzarse al mar. “Mañana [por el viernes] me imagino que habrá temporal y muchas traíñas no saldrán, ya me han escrito. Suelo hablar con ellos, hay una comunicación para ver cómo les va la noche, qué traen... Compartimos lo que significa estar en la mar: hemos calado, estamos copetejeando el pescado para ver si da la talla. Si no, lo sueltan”, dice llena de responsabilidad.

La subastadora Remedios Marín, con el barco Virgen del Carmen de fondo. La subastadora Remedios Marín, con el barco Virgen del Carmen de fondo.

La subastadora Remedios Marín, con el barco Virgen del Carmen de fondo. / Marian León

Sólo en días así, de temporal, los barcos no salen y la lonja se vacía de subastas. Si no, los pescadores tienen que aprovechar los pocos días que el comisario les deja realizar su labor y obtener en la lonja el premio a su sacrificado trabajo el alta mar. “Nosotros estamos todos los días. Por la tarde siempre suele haber pescado, a no ser que el mal tiempo sea muy importante. Por la mañana sí puede darse que haya menos pescado por los temporales, los barcos no llegan a calar. Hacen un muestro y ven si ese pescado es viable o no, porque los pescados tienen unos tamaños y eso hay que respetarlo, no se vende cualquier pescado, hay un diámetro que cumplir. Si no hay multas”.

Multas necesarias, pero que en el puerto pesquero almeriense rara vez se dan, ya que los profesionales que trabajan en los barcos son los primeros interesados en que la mar sea un medio sostenible. Reme, que tiene bien interiorizado todas las iniciativas que los productores pesqueros locales realizan, también quiere enfatizar las recogidas de basuras marinas, “por el que las mujeres de la pesca tenemos un premio”.

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