Entrevista

“Quiero mostrar la dignidad con la que viven y trabajan la gente de la mar en Almería”

Remedios Marín, trabajando en la lonja de pescado del Puerto de Almería. Remedios Marín, trabajando en la lonja de pescado del Puerto de Almería.

Remedios Marín, trabajando en la lonja de pescado del Puerto de Almería. / Marina del Mar

Escrito por

· Pablo Laynez

Redactor

Desde dentro de la caseta donde trabaja en la Lonja de Almería. Remedios es la encargada de ponerle el precio a los pescados que traen los barcos de arrastre almeriense. Un oficio muy sacrificado, con unos horarios que dan sueño sólo de escucharlos, del que esta educadora social se ha enamorado. Tras tomarse un respiro de su anterior trabajo, esta vecina de La Chanca decidió probar un sector que lleva en la sangre por su familia. Remedios entró en la lonja en septiembre de 2018, se formó de la mano de un compañero para hacer la subasta de pescado realizando las labores de entrada de datos, venta, calibres... Ahora que ya trabaja de forma certera y eficiente, la almeriense ha decidido realizar una exposición con imágenes del día a día de la pesca local con imágenes de sus protagonistas capturadas con su móvil.

–¿De dónde le viene ese amor por el sector pesquero?

–Soy de La Chanca, toda mi familia es pescadora por parte de padre y de madre, con lo cual he vivido muy de cerca el mundo del pescado desde muy pequeña. Iba con mi abuela de la mano a muchas asambleas de reivindicaciones de los pescadores, mis padres siempre han sufrido los problemas de la mar, mi abuelo se ahogó con su barco... Siempre he estado muy cercana a la mar.

–¿Cómo es su trabajo?

––Entro a las 6:30 a la Lonja y voy a la subasta de cerco, que se realiza por las mañanas. Después de estar parte de la noche faenando, las traíñas llegan a Puerto con el pescado clasificado según la especie y la talla, lo descargan y nosotros realizamos el muestreo de las cajas. Luego se exponen en la lonja y los compradores pujan. Por otra parte, por la tarde, a las 18:00, tenemos la subasta de arrastre. Los barcos salen de madrugada, faenan durante el día y llegan a Puerto a las 17:00. Depositan el pescado en palés, también clasificado, y esperan su turno de venta, que varía cada semana. Los compradores están en las gradas y van viendo la cinta con el género. En unas pantallas salen datos del barco, el pescado, el calibre, la zona de pesca y el precio de salida para la puja..

“Cuando era pequeña, recuerdo ir de la mano de mi abuela a asambleas de reivindicaciones de los pescadores almerienses”

–No es fácil hacer esas valoraciones.

–Me ha llevado mucho tiempo hacerlo bien. Es una subasta, hay que vender el pescado rápido para que se consiga un buen precio. La experiencia ayuda, meter la pata siempre es la mejor manera de aprender. Aquí se funciona por códigos y ya lo hago automático. Muchas veces no sé ni cómo lo hago tan rápido, pero sí, lo hago. Con el sonido de cuando lo paran, ya sé cuándo tengo que subir y cuándo tengo que bajar. Realizo la subasta, siempre con un pellizco en el estómago, con la responsabilidad de equilibrar el precio y la dignidad.

–¿Qué género almeriense me destaca?

–Pijotas, gamba roja, gamba blanca, ‘coloraíllo’, salmonetes de roca o de fango, pollicos, gallinetas... Tenemos de todo en Almería.

–Tenemos un sector pesquero del que estar orgulloso.

–Y eso que la pesca de arrastre está muy castigada, están limitando mucho los días de pesca. Un barco es una empresa, dependen muchos trabajadores de él. Si le quitas los días, son muchos gastos que no se pueden cubrir. Es una de las grandes luchas que tenemos en el Puerto. La pesca de arrastre no es tan dañina como la venden en Europa, tienen que ser justos y darnos los días que nos corresponden.

–Están muy concienciados con este tema.

–Claro. Estamos haciendo múltiples actividades, como una metasubasta hace unas semanas. Es una manera de decirle a Europa que no va a haber pescado como sigan actuando de esta manera.

–Exposiciones como la suya sirven para mostrar lo que es el sector pesquero.

–Yo no soy fotógrafa, pero me gusta mucho observar. Empecé por la mañana a hacer fotos de los amaneceres o de los pescadores sacando el pescado cuando llegaban los barcos de cerco y las compartía. Quería que los ciudadanos conocieran el trabajo que se hace en el puerto pesquero, es algo que es bonito pero es muy duro, es muy complicado llegar por la mañana temprano, con mucho frío y ponerte a mover cajas. Sobre todo en nuestro barrio, donde el sector pesquero era mucho más importante de lo que es ahora. Es una manera de acercar esas caras, esas expresiones, las alegrías, los sinsabores que se llevan los barcos cuando el pescado no sale al precio que ellos quieren. Las mujeres de Galatea, de la que soy socia, me animaron a hacer esta exposición de fotografías hechas con móvil. Ellas se han hecho cargo de todos los gastos que supone. He tenido también la colaboración de dos fotógrafas profesionales, Marina del Mar y Mari Ángeles Maldonado. También quiero reflejar el papel de la mujer en la pesca, somos luchadoras, trabajamos mucho por este sector.

"Quería que los ciudadanos conocieran el trabajo que se hace en el puerto pesquero, es algo que es bonito pero es muy duro"

–Se le nota apasionada por su sector.

–También me han ayudado mis estudios de trabajadora social: escucho a la gente, sé lo que les pasa. No sabes lo frustrante que es para un pescador llegar de haber estado toda la noche embarcado, pasando frío, y no conseguir un buen precio. Los pescadores tienen una dignidad y eso tiene que verse reflejado.

–¿Mantiene su barrio su germen pesquero?

–No tanto como antes, pero sí es cierto que es mayoritario porque una parte de los vecinos vienen de la mar. Cuando yo era pequeño, había muchísimos barcos, casi todo el mundo vivía de esto. Ahora no, ahora la gente ya echa mano de la agricultura, de la hostelería... Sobre todo porque el sector pesquero se está asfixiando con todas las restricciones que nos está poniendo Europa, ¿cómo se mantiene un barco si no se puede trabajar para pagar todos los gastos que conlleva? Y las mujeres estamos luchando mucho en este sentido.

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