Apuntando a levante

Si hubiera que definir el Levante Almeriense, habría que elegir una expresión: carácter propio. Por su variedad paisajística, sus pueblos blancos, sus playas y por la idiosincrasia de sus gentes. Muchos han sido los que han descubierto esta tierra marcada por unas señas de identidad que la hacen única. Desde los musulmanes que quedaron prendados de su belleza hasta viajeros de la talla de Gerald Brenan, pasando por escritores como Virginia Wolf y Juan Goytisolo, hasta los numerosos artistas que han elegido poblaciones como Mojácar para vivir. Un lugar donde no existen las prisas, donde el tiempo se saborea dulcemente haciendo de cada instante un momento único. Pueblos llenos de encanto que se combinan con urbanizaciones costeras perfectamente integradas en el entorno, en la línea de un turismo de la máxima calidad.

Una comarca que ofrece desde golf hasta tranquilas aldeas de clara impronta morisca, donde cabe la posibilidad de practicar todo tipo de deportes náuticos o relajarse con un largo paseo por la sierra. En el interior o en sus playas siempre encontrará un pueblo alegre y hospitalario, que le recibirá con los brazos abiertos.

Esta comarca juega con ventaja, porque siempre es tiempo de visitar el Levante, pero hoy lo vamos a hacer de una manera muy peculiar, partimos desde el rio Aguas realizando un recorrido por el interior del Levante Almeriense, del cauce del río Aguas a la Sierra de Bédar para luego desembocar en Mojacar o Vera, dos poblaciones preparadas para ser punto de destino.

Iniciamos el recorrido pasando por uno de los espacios protegidos más peculiares de la provincia, el Karst en Yesos de Sorbas, de ahí nos trasladamos a Cuenca la Chica, así es como llaman al pueblo de Sorbas. Sus casas blancas balconadas a un precipicio recuerdan a la ciudad manchega, con sus populares casas colgantes. Por su emplazamiento estratégico, dominando desde la altura el cauce del río Aguas, ha sido lugar de poblamiento desde la Prehistoria. La Cueva del Tesoro, las pinturas rupestres de estilo levantino conservadas en La Mela, o el poblado argárico de Cariatiz nos hablan de su larga historia. En el barrio de la Alfarería se conservan varios hornos árabes que siguen en uso. El trazado urbanístico y la arquitectura de herencia islámica se combinan con aportaciones cristianas como la iglesia de Santa María o las numerosas casas señoriales, que evocan el pasado de la población, antigua capital del señorío del marqués del Carpio, como, por ejemplo, la casa del Duque de Alba. Pero ante todo, Sorbas es conocido por albergar uno de los modelados kársticos más importantes de Europa: el Karst en Yesos de Sorbas, una cita imprescindible para los aficionados a la espeleología.

Siguiendo las estribaciones de la Sierra de Los Filabres hacia el norte, llegamos a Lubrín. Aparece al pie de una peña, inmerso en un paisaje de almendros, con sus casas encaladas presididas por la silueta de la iglesia. Paseando por sus estrechas calles sorprende la abundancia de balcones, decorados con flores, los escudos nobiliarios de las fachadas y las numerosas plazas. Un remanso de paz que invita a disfrutar, sin prisas, de la hospitalidad de sus gentes y del silencio que se respira.

De aquí nos trasladamos a otro reducto de tranquilidad, Bédar, Auténticamente serrano. Este municipio cuenta con una de las mejores panorámicas del litoral y las sierras de la Comarca. Íntimo, pero abierto al mundo, Bédar conserva en su aspecto, en su entorno y en sus gentes ese aire exótico que le confiere su origen musulmán ubicado en el corazón de la Sierra a la que da nombre, estas características han sido el motivo para ser elegido como lugar de residencia por personas de distintas nacionalidades desde hace décadas; pintores, actores, músicos e intelectuales se han acercado a este pueblo para quedar fascinados por su carácter intemporal. Como visitas de interés destacan la iglesia, edificada en el siglo XVII, las ruinas del Castillo musulmán, el Lavadero y la Fuente de Bedarín. Muestra del próspero pasado minero de la zona se conserva, reconvertido en urbanización, el poblado de El Pinar, cuyos edificios han sido rehabilitados en su mayoría. Este poblado jugó un importante papel en la minería de Almería, al construirse en 1888 el primer cable aéreo de la provincia entre El Pinar y el alto horno de Garrucha, inaugurándose en 1896 una línea de ferrocarril hasta el embarcadero de mineral situado, asimismo, en Garrucha.

Y es que una vez disfrutado de las maravillosas vistas del mediterráneo desde la Sierra de Bedar, nos proponemos ahora disfrutarlo y para ello nos dirigimos a Mojacar. Su inconfundible silueta blanca trepando por la ladera deja entrever desde la lejanía la belleza que encierra Mojácar, el pueblo que mejor expresa la esencia del Levante Almeriense. La impronta musulmana se respira en sus empinadas calles, estrechas y laberínticas, en la cal de sus casas y en las coloridas flores que ornan sus fachadas. Un pueblo para perderse, para descubrir en cada pequeño detalle los susurros del pasado. Mojácar La antigua Muxacra árabe, donde convivían en armonía musulmanes, judíos y cristianos, sigue siendo hoy una población abierta y cosmopolita, acostumbrada a recibir visitantes de la más diversa procedencia.

Y del tipismo del pueblo a la inmensidad del mar. Con 17 kilómetros de costa, en Mojácar encontrará playas para todos los gustos: solitarias o ambientadas, urbanizadas o en plena naturaleza, amplias playas o recoletas calas... Para relajarse a pleno sol, se recomiendan las playas situadas entre el Castillo de Macenas, construido en el siglo XVIII a pie de costa, hasta la playa de La Granatilla, en el límite con Carboneras; aquí podrán descubrir el litoral más salvaje de Mojácar.

La playa de Macenas, entre el Castillo homónimo y la Torre del Peñón, excelente mirador sobre la costa, antecede a la playa del Sombrerico, a la que se accede andando o por pista de tierra en coche. Utilizada como escenario natural en numerosas películas, este hermoso y tranquilo paraje sirve de preámbulo para el espectáculo que nos reserva la naturaleza más al sur, desde Cala Bordenares, paraíso del submarinismo, hasta Cala Granatilla, a la que se llega a pie, o por carretera, desde la barriada de Sopalmo. Mojácar es mucho más que sol y playa.

Pero si Mojácar es mucho más que sol y playa, ¡Que podemos decir de Vera!. Esta población con una comarca que posee una historia imponente que viene desde la cultura de los metales, pasando por la Edad del Bronce, con culturas tan conocidas, como Los Millares y El Argar, que comenzaron a explotar los ricos minerales metalíferos de la región. Esta tierra visitada por fenicios, griegos y cartagineses. La ciudad de Baria, cerca de Villaricos, fue creada hacia el s. VI a. de C., por los cartagineses, que continuaron con las ricas explotaciones mineras. El primer tramo de la costa veratense, El Playazo, es uno de los más famosos de España por albergar el único hotel naturista de nuestro país, contiguo a un camping y a una zona de apartamentos naturistas y sobre una playa naturista, que atrae a seguidores de este tipo de vida de toda Europa. Más hacia el sur, está la playa de Puerto Rey, que ocupa la mitad del litoral del municipio, que atrae año tras año a destacados personajes de la vida pública española. Puerto Rey, es uno de los núcleos costeros más desarrollados de la provincia, y ha servido de apertura a otros núcleos como Pueblo Laguna o Las Marinas, sobre la playa del mismonombre se está desarrollando la nueva Vera, que vuelve a ubicarse en el mar, casi donde la primitiva Baria.

Pero lo que mas sorprende al visitante es la excelente gastronomía de la zona, con absolutos paraísos gastronómicos como Terraza Carmona, B-2, Juan Moreno, etc. Un paseo por esta comarca nos refleja todo lo mejor de la provincia . Ya es primavera y es buena época para visitar la Comarca del Levante. Disfrútala.