Un millar de moros y cristianos toman las calles de Mojácar

Fiestas

Los dos bandos desfilaron por las calles empinadas y con casas blancas del pueblo desde la Plaza del Frontón

Broche a tres días de festejos, tras dos años de ausencia

Desfile de Moros y Cristianos en Mojácar. / Javier Alonso

¡Cuántas ganas tenían los mojaqueros de ponerse sus atuendos de moros y cristianos y pasear por las calles del pueblo! Y es que no sucedía desde junio de 2019 por las causas que todo el mundo conoce: una pandemia que paralizó el mundo.

Así pues, este 2022 no ha sido un año más para los Moros y Cristianos de Mojácar. Se han cumplido 34 desde que comenzase la fiesta, pero tras dos años de sequía se ha vivido con tanta ilusión o más que si fuera el primero.

Los estandartes y los ropajes con la cruz cristiana y la media luna islámica han inundado las calles estrechas de Mojácar pueblo. Pasadas las 18:30 horas de este domingo, y bajo un calor que anticipa un verano abrasador, arrancaba el desfile desde la Plaza del Frontón en dirección a la Plaza Nueva.

En las aceras y alrededor de la plaza, cientos y cientos de personas reunidas para disfrutar del espectáculo. Y aunque ya eran muchos, tan solo era una pequeña parte de las miles que estaban repartidas por todo el pueblo. Y es que el domingo es el día grande es estas fiestas mojaqueras que se han convertido en las más importantes del municipio. Los aparcamientos estaban colmados, las cunetas llenas de coches, y cientos de personas caminando la larga cuesta que llega hasta la rotonda de entrada al municipio, junto a la fuente morisca.

Alegría y colorido en la Plaza Nueva de Mojácar. / Javier Alonso

La tarde era calurosa, por lo que los pacientes espectadores buscaban las sombras, ataviados con sombreros, gafas de sol y abanicos. Los más previsores colocaban sillas plegables en los mejores rincones para no perderse detalle del desfile.

Las charangas comenzaron a tocar su música. En la Plaza Nueva, las agrupaciones y kábilas se exhibían, una a una, con bailes, sus fastuosos trajes. Mojaqueros, vecinos de la comarca levantina, británicos y turistas llegados de todas las partes imaginables disfrutaban sin perder detalle.

Del bando cristiano abrían el desfile Los Cisneros, seguidos por los Templarios y por último los Bandoleros, que este año ejercían la capitanía. En cabeza del bando moro iban Tuareg Moxacar, seguidos de Moriscos Ali Ole, Aljama Mudéjar, y al final los Moros Viejos, capitanes del ejército musulmán. En total, un millar de personas sin contar jinetes, según la organización.

Otro de los momentos del desfile. / Javier Alonso

Durante horas, los finos velos, armaduras, cascos, plumas, espadas, turbantes y demás indumentaria llenaron las calles, paseando en dirección hacia la fuente. Los bailes despertaban las palmas, los caballos los elogios y los cientos de niños del desfile acaparaban casi todas las fotografías. De vez en cuando, algún espectador atrevido salía a echarse un baile con los miembros de las kábilas y agrupaciones. No faltó ningún detalle. Los elaborados trajes, la animosa música, los caballos... Miles de personas desfilando, muchas más como espectadores. Un año más, Mojácar disfrutó del día grande de su fiesta más famosa. El gran desfile cada día es un evento más conocido y que acapara más atención y un mayor número de visitantes.

Ni una pandemia ha podido con esta fiesta que sigue creciendo. Los Moros y Cristianos no desfallecen. Ya se cuentan los días para que vuelvan a las calles de uno de los pueblos más bonitos de España. Será en junio de 2023, siempre que ningún virus o quién sabe qué lo impidan.

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