Más del 60% de los almerienses que cobran el subsidio por desempleo superan los cincuenta años

Cerca de 9.500 almerienses con más de 50 años percibieron el subsidio por desempleo en el mes de abril, la cifra más alta de la serie histórica que evidencia un crecimiento del 8,2% en el último año y de nada menos que el 53% en relación a 2019. Así lo recoge el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco en su 17 informe #TuEdadEsUnTesoro en el que aborda, en base a las estadísticas de las prestaciones abonadas por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, la evolución del perfil del parado de larga duración y también las dificultades de los profesionales sénior a la hora de competir en el mercado laboral. La cifra de mayores de cincuenta años que perciben el subsidio no deja de crecer en la última década y en Andalucía el número alcanza ya los 118.255, de los que un 8% se encuentran en Almería.

El SEPE abonó esta prestación a 15.202 almerienses en abril y 9.458 eran personas que habían superado el medio siglo de vida, lo que supone un 62,2%, la cifra más alta de la serie histórica en la provincia que crece de 6.158 en 2019 a 7.915 en 2021, 8.246 en 2023 y 9.458 en la actualidad. El informe de Fundación Adecco recoge este incremento del peso de la población de más de 50 años entre los perceptores del subsidio por desempleo: de un 45,7% en 2019 al 51 en 2021, 59,8% en 2023 y más del 62% en abril del ejercicio en curso. En el estudio del Observatorio de la Vulnerabilidad se pone de manifiesto la necesidad de que se apuesten por políticas activas de empleo que favorezcan una recualificación y conexión con nichos de empleo emergentes de los parados mayores de 50 años ante un escenario cada día más difícil que puede llevarles a optar por la vía del subsidio hasta llegar a la edad de jubilación.

Es la paradoja de la sociedad con récord de envejecimiento en la que el “talento sénior” es clave para la competitividad de las empresas y el desarrollo de la economía y, sin embargo, no ha dejado de crecer la cifra de los perceptores del subsidio por desempleo de los que están en la recta final de su vida laboral. Esta realidad, según el informe de la Fundación Adecco, plantea el riesgo de que las prestaciones se cronifiquen y se conviertan en una transición precaria hacia la jubilación, desaprovechando así un capital humano vital para el tejido empresarial. El subsidio por desempleo es una ayuda económica que tiene carácter asistencial otorgada por el SEPE a quienes, tras agotar la prestación contributiva o no alcanzar el mínimo cotizado, siguen sin trabajo. De manera que recibir esta prestación suele indicar un periodo prolongado de desempleo o inactividad laboral.

Está diseñado, por tanto, para proteger al desempleado de larga duración que, por su edad, tienen más dificultades para reincorporarse al mercado laboral, una medida de protección social pasiva con algunas características activas porque cotizan a la Seguridad Social, lo que evita la pobreza en la edad madura: garantiza cotizaciones para la pensión y proporciona una estabilidad económica a las personas en riesgo de exclusión. La cuantía del subsidio por desempleo es fija vinculada al IPREM y su duración depende de la edad, las cotizaciones previas y si existen cargas familiares. En concreto, los mayores de 52 años pueden percibir este subsidio hasta la edad de jubilación (con cotización incluida, del 125% de la base mínima aportada por el SEPE para la futura pensión).

El efecto negativo es que genera un desincentivo a la hora de buscar un puesto de trabajo. “El crecimiento de subsidios por desempleo entre mayores de 50 años no solo obedece al envejecimiento de la población, sino también a las barreras a las que se tienen que enfrentar para poder mantenerse activos en el mercado laboral. Este aumento se produce en un contexto de crecimiento económico, lo que evidencia la desconexión entre la evolución de la economía y la inclusión de este segmento en el empleo. El problema de fondo es que un mercado laboral en récord de envejecimiento no puede permitirse prescindir del talento sénior, su aportación es esencial para afrontar los retos demográficos y económicos”, reflexiona Francisco Mesonero, director de Fundación Adecco.