Adiós a Las Adoratrices
Crónicas desde la ciudad
El PGOU de 2012 consagra como equipamiento escolar solo el 50% de la finca donde se alza la Casa-colegio erigida en 1918 por Las Adoratrices. En el anterior, el de 1998, la parcela íntegra era escolar
ADIÓS a las monjas Adoratrices que habitaban el convento del Quemadero y ya han marchado o marcharán en breve a Málaga al reducirse su comunidad a cotas mínimas de religiosas. Y adiós a un edificio singular que, ante la general indiferencia, tiene los días contados como "daño colateral" del inminente PGOU. "Teniendo en cuenta la autoría del proyecto (me refería al arquitecto Enrique López Rull), historia singular y tipología arquitectónica, nos sorprende la total desprotección urbanístico-cultural en sucesivos Pgou", en tal sentido me lamentaba en un reportaje publicado en 2006 y reiterado en estas páginas en 2010. Lamentablemente, lo sospechado hace un lustro relativo a la demolición del inmueble es cuestión de meses para su consumación legal.
En el Plan vigente de 1998, la parcela íntegra de la finca donde está enclavado figura como equipamiento escolar, pero en la nueva Ordenación de 2012 la propuesta inicial del Ayuntamiento solo contempla (por qué y en beneficio de quién?), como tal uso escolar, el 50% del total del área. Concretamente el que al norte corresponde a las instalaciones anexas del colegio formativo -en régimen abierto y subvencionado- funcionando en la calle Gran Capitán, desde el curso 1971/72; el 50% restante se califica como suelo urbano residencial. Es decir, la Casa-convento y residencia para jóvenes proyectada en 1918, así como las parcelas montuosas de detrás y al sur, están a merced de las palas excavadoras en cuanto sus propietarias encuentren un promotor con visión futura de negocio. Allanado el solar con la bendición municipal, antes o después varias torres de viviendas empobrecerán aún más el paisaje. Solo el milagro -en los que no creo- antes de la aprobación definitiva del Pgou podría parar el golpe en esta tierra donde la especulación jamás ha tenido freno. Tampoco la desidia, insensibilidad y pasotismo de sus ciudadanos en general. Por delegación expresa o responsabilidad propia, dos son los, a mi juicio, máximos responsables del atentado al entorno físico y a la memoria colectiva de un barrio: Ayuntamiento y Patrimonio de la Junta no han estado en esta ocasión a la altura exigible en cuanto a la conservación del legado histórico, iniciando en su momento el oportuno expediente de protección. Así nos luce el pelo en una Almería despersonalizada, mutilada, mugrienta y sin alma. Ahora que el derribo es me vienen a la memoria rumores, digo rumores, de negociaciones para permutar su uso (de escolar a urbanizable o equipamiento comercial); las dificultades al tráfico que planteaba la estrechez de sus accesos y el interés por ensanchar la cercana calle Cádiz ¿recuerdan?
ORDEN FEMENINA
Mediado el siglo XIX buena parte del clero de este país, soliviantado por las desamortizaciones estatales de bienes rústicos y urbanos en "manos muertas", desaprovechados y sin rendimiento, mayoritariamente propiedad de la Iglesia, se alineó con la política ultramontana del infante Carlos, tío de Isabel II y pretendiente al trono que ella ostentaba desde el fallecimiento de su padre, Fernando VII. La monarca se embarcó en la interesada tarea de sumar la clerecía a su bando y fruto de ello fue, como actuación más significada, la firma del Concordato (en 1851) entre España y el Vaticano. En tal contexto se acentuaron las prebendas a órdenes religiosas y la creación de otras inéditas en el país, masculinas o femeninas. Es el caso de la autorización otorgada en 1865 por la reina, vía arzobispo de Toledo, a María Micaela Desmaisiéres López de Dicastillo -María Sacramento en la vida conventual- al objeto de que fundase la Congregación de Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, "para establecer dentro y fuera de la Corte casas-colegios en los que recoger a jóvenes extraviadas en el vicio, que desean volver al camino de la virtud". Ella es la primera superiora General de España y de las siguientes Casas en América del Sur, Magreb y Oriente Medio; en las que "movidas por el Espíritu Santo y animada de un intenso amor a Jesús en la Eucaristía, responder a la necesidad urgente de su tiempo: liberar y promocionar a la mujer oprimida por la prostitución", según rezan sus reglas.
Perteneciente a la aristocracia castellana, nació en Madrid en enero de 1809 durante la oprobiosa ocupación napoleónica. Hija del conde de Vega del Pozo y de la marquesa de Llanos de Alguaza, María Micaela tuvo una infancia colmada de las atenciones que su rango y economía procuraban. Se educó en Francia (su hermano fue embajador en París y Bruselas), viajó por Europa con el lujo de una señorita de la alta sociedad, llegando incluso a establecer un noviazgo. Su vida cómoda cambió radicalmente cuando, de manos de un jesuita amigo, visitó el madrileño hospital de San Juan de Dios y las salas pobladas por mujeres aquejadas de sífilis y otras enfermedades venéreas. Ahí nace su vocación y el impulso decidido en favor de las jóvenes inmersas en la prostitución más sórdida y miserable. Madre Mª Sacramento falleció en agosto de 1865 víctima de la epidemia de cólera morbo que asoló a Valencia. En marzo de 1934 fue canonizada por el papa Pío XI.
LLEGADA A ALMERÍA
En 1909, siendo superiora General Mª Guadalupe Gil de Jesús, cuentan que el sacerdote Manuel Rodríguez visitaba regularmente el Hospital Provincial y que le inspiraban especial compasión "las mujeres de mal vivir que habían ingresado para curar sus males y que, una vez sanas, no tenían otro camino que volver al vicio". Este era ayudado en su apostolado por Josefa Jáuregui y Soledad Porset, damas del Patronato para la Represión de la Trata de Blancas. Consta en el archivo de la Orden (en el siguiente artículo lo cotejaremos con otras fuentes) que vista la imposibilidad por falta de plazas de remitirlas a las Adoratrices o Trinitarias de Granada, se pusieron en contacto con el obispo Vicente Casanova y este a su vez con la referida superiora, quien, "tras ponerse bajo la protección de la Virgen del Mar", resolvió enviar a las hermanas María Amancia y Pilar Vives, convirtiéndose en el germen fundacional de la comunidad en nuestra ciudad.
Fueron acogidas durantes unos días en el convento del Servicio Doméstico de la calle Infantas (Casa del Gobernador, hoy Archivo Histórico). Ahí estuvieron hasta que el farmacéutico Juan Vivas Pérez le adquirió una casa junto a la ermita de San Antón, donde ya el obispo José Mª Orberá hizo lo propio con Las Claras. Casanova Marzol bendijo la vivienda en ¿enero de 1910?, fecha de antigüedad de las Adoratrices en Almería. No obstante su manifiesta insalubridad aconsejó el traslado al nº 9 calle La Reina (mencionan este espacioso piso pero no otro en c/. Pedro Jover); donde siguieron atendiendo a "chicas descarriadas a quienes retirar de la calle", enseñándoles las primeras letras y rudimentos de bordado, corte y confección. Fue una estancia de dos lustros, paso previo a su asentamiento definitivo en el Quemadero en junio de 1920.
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