Pilar Cernuda
La mayor corrupción jamás conocida
"Todo comenzó con un piano de La Rana Gustavo", así describe Ángel Salazar sus inicios en el mundo de la música. Y es que una vocación de este tipo siempre aparece temprano. Se trata de un joven almeriense de 29 años que está consiguiendo ser un nombre de referencia para los cineastas de dentro y fuera de la provincia.
Como muchos, Ángel se formó musicalmente en el conservatorio cuando era un niño, y ya por aquel entonces sabía que no era suficiente: "me ayudó mucho a entender la música escrita, pero la música es mucho más que el estilo clásico, no me dejaban improvisar y eso me aburría".
Más tarde llegaron los primeros grupos, el contacto y aprendizaje con otros músicos y, por supuesto, los directos. Empezó a mezclar la música con la informática, creando composiciones y grabándolas con muy pocos medios y de forma autodidacta. Y en este contexto fue cuando se produjo el detonante. Un amigo le pidió crear una música original para su nuevo corto, "la hice a piano, grabada de forma muy rudimentaria en mi casa, pero todo el mundo quedó muy contento; yo, el primero."
El siguiente en pedirle colaboración fue David Turpín. Reconoce que entonces se lo tomó aún más en serio, y tras ver el resultado, decidió que quería "dedicarse a esto". Con los siguientes trabajos le llegaron 'menciones especiales' en los festivales. En Almería ya le tomaban más en cuenta. Y desde entonces no ha parado. Siguió formándose en cuanto a composición, empapándose de las grandes bandas sonoras para enriquecerse musicalmente y tomando cada encargo como un nuevo reto. Ha sido partícipe de numerosos cortometrajes ganadores de festivales, entre los que destacó Jude, de Pablo Miralles, Summons, de Mario D. C. Carbajosa, o The Rion, de Pepe Botías, con el que recibió su primer premio a Mejor Banda Sonora en el festival malagueño 'Isaac Albéniz', logro que repitió con Nina Vértigo, de David Turpín, en el Festival 'Ciudad de Elda'.
Más de una treintena de sus bandas sonoras han sido para proyectos de la provincia y por su puesto también cuentan con él fuera de ella, llegando a colaborar con estudiantes de la Universidad de Málaga para sus trabajos audiovisuales más creativos. No sólo se dedica al mundo del cortometraje. Le pone música a todo lo que tenga imagen. Entre sus próximos proyectos se encuentran spots publicitarios y documentales, en Murcia, Valencia, Barcelona y Madrid. "Estoy contento de mantenerme activo y estar abierto a todo" aclaraba. Pero además, Ángel también es profesor. Decidió dedicarse completamente a lo que le llenaba, dejó su trabajo de recepcionista en un hotel y a los días le surgió esta oportunidad. "No tengo formación reglada en producción musical. Hace unos años no había dónde estudiarlo. He aprendido en la calle, en mi casa, a base de hostias, pero me ví capaz de crear un temario y enseñarlo", afirmó, a lo que añadió que lo que más le gusta de dar clase es "enseñar cómo con poco se puede hacer mucho. Hay que incentivar la creatividad. No sirve de nada los estudios si no se sabe innovar, hay que tener algo que aportar y hacer las cosas diferentes o mejor que otros, no siempre lo mismo. Esa es mi idea."
No suficiente con esto, Ángel forma parte de cuatro agrupaciones musicales a la vez. El grupo más personal y del que está más orgulloso es el que forma con su hermano: Music Box. Hacen canciones propias dentro del estilo electro-pop y trabajan una puesta en escena diferente. Esta noche actuarán a las 23.30 horas en el local Plaza 8, situado en la Plaza Marqués de Heredia, donde presentarán su nuevo single 'Riders of the Pop'.
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