Coronavirus Almería

  • En uno de los municipios almerienses con la mayor incidencia, llegando a rozar los 6.000 casos por cada 100.000 habitantes, se sale lo justo y viven la situación con preocupación y miedo. El 31 de diciembre había cero contagios, en Reyes se dispararon los positivos

Antas, trece días en casa y la tasa por las nubes

Antas, trece días en casa y la tasa por las nubes Antas, trece días en casa y la tasa por las nubes

Antas, trece días en casa y la tasa por las nubes / Rafael González

Escrito por

· Iván Gómez

Redactor Jefe

Clotilde, la quinta víctima mortal que se ha cobrado el coronavirus en Antas, fue enterrada este martes por el funerario sin recibir un último adiós de sus seres queridos. Todos los familiares y allegados están confinados, en cuarentena por el resultado positivo o por el contacto estrecho con un contagiado, y no pudieron despedir y honrar en su sepelio como merecía a esta histórica y querida vecina. Es el enésimo capítulo de la novela fúnebre que está escribiendo la pandemia en nuestra provincia, siendo particularmente cruel en esta localidad del levante almeriense, rodeada de bancales de naranjos y campos de cereales y hortalizas a orillas de un río seco con el que comparte nombre, sobre todo durante la tercera ola. Aunque ayer jueves fue superada provisionalmente por Bacares al registrar tres positivos, Antas lleva días liderando la estadística de Almería en este nuevo envite del SARS-CoV-2 con una tasa que esta semana ha llegado a rozar los seis mil casos por cada cien mil habitantes y hoy cuadruplica la incidencia provincial (1.136) y sextuplica la media regional (877,6) situándose entre las localidades andaluzas con mayor penetración de la COVID-19.

Con una población que roza los 3.500 vecinos, ha registrado 170 contagios durante las últimas dos semanas, más de setenta en siete días, disparando la tasa que determina el impacto epidemiológico de la crisis sanitaria. Con la defunción notificada esta semana, ya son cinco los fallecidos durante la pandemia, tres en este mes de enero, y medio pueblo sufre directamente desde hace días un trágico aislamiento y soledad preventiva en su hogar sin apenas relaciones interpersonales. El 17 de enero comenzó el cierre perimetral y el cese de toda la actividad no esencial en un municipio que se ha erigido en referente en emprendimiento a nivel nacional con más de 400 empresas (una por cada 8 habitantes) que dan trabajo casi al doble de su censo.

Todos los negocios no esenciales están cerrados desde hace ya casi dos semanas Todos los negocios no esenciales están cerrados desde hace ya casi dos semanas

Todos los negocios no esenciales están cerrados desde hace ya casi dos semanas / Rafael González

Desde hace trece días las calles se han convertido en un desierto enclavado entre las sierras de Filabres y Bédar. La vida comercial se limita a la alimentación, farmacias, estancos y otros pocos negocios exentos de las restricciones, una coyuntura que ya comparte con una cuarentena de pueblos de la provincia incluida la capital. La desinfección de calles es más frecuente que nunca, también el control de la Policía Local y el Ayuntamiento ha optado, ante la precipitación de los acontecimientos, por cerrar las escuelas deportivas, actividades extraescolares, biblioteca, catequesis y cualquier posible foco de contagio por pequeño que sea como ya hicieran en noviembre. En el centro de salud se atiende al teléfono y hasta el alcalde, Pedro Ridao, tiene una mampara en la mesa de su despacho cuando recibe a los vecinos.

Los estragos que está causando este enemigo invisible y universal se han disparado en un par de semanas. El día 31 de diciembre cerraron el año maldito con el contador a cero. Ni un sólo infectado. Pero la Navidad está pasando factura y el incipiente número de positivos y dramas de este mes son un desgarro traumático que tardará mucho tiempo en coser y sanar. El día de Reyes Magos saltaron los primeros 8 contagios y a partir de ahí un goteo incesante de semanas con 52, 78 y más de 80 contagios. Hoy son más de 160 los casos activos y el miedo y la preocupación se palpan en el ambiente enrarecido de sus calles vacías. Este miércoles tuvieron un cribado con el que las autoridades sanitarias pretenden conocer la evolución de la curva en Antas, pero difícilmente el resultado contribuya a testar la situación real porque un número importante de los citados no podía salir de casa. Acudieron un 55,8% de los 350 convocados y sólo se contabilizó un positivo.

María Pérez regenta uno de los pocos negocios abiertos desde el 17 de enero María Pérez regenta uno de los pocos negocios abiertos desde el 17 de enero

María Pérez regenta uno de los pocos negocios abiertos desde el 17 de enero / Rafael González

Una causa de fuerza mayor que condicionó la asistencia y que no puedo evitar el consistorio, después de semanas de lucha por conseguir esta prueba masiva en la localidad, ni con sus avisos permanentes en las redes sociales ni con sus mensajes en los altavoces de los vehículos de Policía Local y en la megafonía que tienen instalada en las principales arterias y pedanías del municipio (Paseo del Huerto y la Era del Lugar). María Pérez, del supermercado A. Flores, lamenta precisamente que no se hicieran más test de antígenos a otros vecinos en sustitución de los que comunicaron que no asistirían para generar más tranquilidad ante tanta incertidumbre. “Ahora mismo está regular la situación, pero la tasa tiene que bajar porque los vecinos se lo están tomando en serio, salen lo necesario, a comprar y de vuelta a casa”. El alcalde también insiste en el comportamiento ejemplar del pueblo. “Pedimos que se queden en casa y salgan sólo lo imprescindible y los vecinos lo están haciendo bien”.

La frutería Sol de la Huerta reparte a domicilio a decenas de familias confinadas en el pueblo La frutería Sol de la Huerta reparte a domicilio a decenas de familias confinadas en el pueblo

La frutería Sol de la Huerta reparte a domicilio a decenas de familias confinadas en el pueblo / Rafael González

No alcanza a razonar los motivos de ese liderazgo provincial de la tasa de contagios, pero tiene claro que pronto bajarán la tasa de incidencia acumulada que hoy tienen por las nubes. “Hay miedo en el pueblo, el virus está tocando a muchas familias, si no un hermano, un primo y ahí es cuando te das cuenta, hasta que no te toca de cerca parece que no es tan malo”, explica Pedro Casquet, propietario de la frutería Sol de la Huerta. Su negocio sigue funcionando y hacen más repartos a domicilio para las familias que están confinadas. Es un privilegiado por seguir trabajando y lamenta las consecuencias económicas que conllevará el cierre de la actividad no esencial a sus compañeros de calle. Negocios de ropa y bares con la persiana bajada desde hace ya doce días y así se mantendrán durante un tiempo, aunque inicialmente las normas estarán en vigor hasta el domingo, porque se irán renovando las restricciones hasta que bajen la incidencia acumulada. A día de hoy sólo Antas, Cóbdar y Bacares superan la tasa de cinco casos por cada cien mil habitantes, un nivel máximo de alerta sanitaria que solapa por completo cualquier escenario anterior.

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