Almería

Buceadores de la Armada al rescate de un avión hundido

  • El Equipo Operativo de Buceo de Cartagena se adiestra en base a un hipotético siniestro en la costa de Almería

  • Rescatan los cadáveres y caja negra con un robot submarino

Equipo Operativo de Buceo de Cartagena Equipo Operativo de Buceo de Cartagena

Equipo Operativo de Buceo de Cartagena

El martes por la mañana un avión militar con 4 tripulantes en cabina y 36 pasajeros se estrellaba en plena maniobra de aproximación al Aeropuerto de Almería a unas 4,5 millas de la costa. En cuestión de horas las embarcaciones de Salvamento Marítimo delimitaban la zona exacta del accidente en base a las coordenadas en las que se perdió contacto con la aeronave y los restos del fuselaje que flotaban sobre el agua. A unos 180 kilómetros de la capital almeriense, en la base de la Armada en Cartagena, se activaba el equipo operativo de buceo integrado por ocho buceadores y un sanitario para su despliegue inmediato. Se iniciaba así el ejercicio DIVEX2017 para un siniestro de aviación simulado en el que tienen encomendada la dura misión de reflotar los cadáveres de los ocupantes de la aeronave y recuperar la caja negra fundamental para averiguar las circunstancias y causas del accidente. Los efectivos del Centro de Buceo de la Armada realizan el traslado por carretera con varios vehículos y un camión en el que transportan sus embarcaciones neumáticas, materiales de submarinismo como botellas de oxígeno (que no bombonas), globos de reflotamiento y medios de primeros auxilios y -normalmente pero en esta ocasión no lo han hecho- la cámara hiperbárica y su compresor de aire hasta el escenario improvisado del siniestro aéreo. Están preparados para desplegarse e intervenir en menos de 24 horas en cualquier punto de su demarcación geográfica que está delimitada entre Almería y la frontera francesa. Su base provisional la improvisan en las dependencias del Club de Mar, junto al último pantalán que estos días se ha fracturado por el fuerte oleaje, sufriendo unas condiciones meteorológicas que han dificultado seriamente el desarrollo de su adiestramiento. Es más, se han tenido que cancelar frecuencias de las rutas marítimas que operan navieras como la de Transmediterránea a Melilla con buques del calibre del Fortuny, lo que constata la serias limitaciones de una embarcación rápida y a la hora de sumergirse.

Equipo Operativo de Buceo de Cartagena Equipo Operativo de Buceo de Cartagena

Equipo Operativo de Buceo de Cartagena

Una vez instalados en el embarcadero del puerto deportivo de la capital, se lanzan a la búsqueda de la aeronave siniestrada. Pese a la nefasta climatología, que ha limitado las inmersiones previstas inicialmente, los buceadores de Cartagena han podido completar la operativa establecida que comprende fases tan importantes como la activación y despliegue desde la base murciana y, a partir de ahí, la búsqueda, localización, identificación y recuperación de cuerpos y objetos. Tareas que realizan mediante un sonar de barrido lateral remolcado y un robot submarino ROV, la más avanzada tecnología de las unidades de buceo de la Armada. Intentan formarse en todos los campos, pero son tres de los marineros los que mejor conocen el funcionamiento de un dispositivo no tripulado que se sumerge y explora el fondo marino controlado desde la superficie. Es su mejor aliado para evitar el desgaste de los efectivos que en determinadas profundidades tienen un tiempo de acción muy limitado. El datum es el punto en el que se encuentra su objetivo. Para el rastreo submarino establecen calles en el perímetro delimitado y con el barrido del sonar se solapan evitando dejar zonas sin explorar. A partir de la localización establecen el método de trabajo. Antes de iniciar el rescate estudian cartas náuticas, el tipo de fondo, la vida marina, las corrientes comunes y otros elementos variables como las previsiones meteorológicas.

La máxima profundidad para este equipo son 50 metros, si bien con el ROV pueden alcanzar los 100 y tiene muchos menos riesgos para el equipo. La inmersión de personas es una peligrosa tarea con un sinfín de condicionantes para evitar la enfermedad descompresiva. La velocidad de ascenso no puede ser de más de cinco metros por minuto y la permanencia bajo el mar está sujeta a una tabla que establece tiempos en función de la profundidad. Una vez localizada la caja negra proceden a reflotarla con globos. Hay de distintos calibres, algunos permiten sacar del agua aparatos que pesan hasta 10 toneladas. Existen muchos ejemplos en operaciones recientes como un remolcador hundido, cuatro hélices en un pantano, un avión Harrier en aguas de Mazarrón o el Super Puma frente al litoral de Marruecos. Sería un proceso similar con los fallecidos.

En el simulacro de Almería, por su magnitud, el trabajo sería compartido con otras unidades como el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil y Salvamento Marítimo. Sería un intenso trabajo de días, todo un reto sacar del fondo del mar a nada menos que 40 personas. Lógicamente para esta operación contarían con la intervención del Buque de Salvamento y Rescate Neptuno, su principal arma en operaciones para la recuperación submarinos y aeronaves accidentadas. La intervención desde el Neptuno permite trabajar a los buzos hasta los 90 metros de profundidad o con el ROV Scorpio hasta los 600. Los detalles del ejercicio los detalla el teniente de navío Ignacio Zaragoza que está al frente del despliegue en Almería. Relata la importancia de la cámara hiperbárica ante los riesgos que el nitrógeno genera en el riego sanguíneo de los buceadores. Resalta que cuentan con dos equipos, uno autónomo que es básico con el chaleco, gafas, botella de oxígeno, aletas y profundímetro y otro completo que incorpora comunicaciones. Para intervenir con seguridad en los espacios confinados como la cabina de un avión o un barco hundido cuentan con suministro de superficie. También disponen de un muñeco que emplean a modo de persona a la que rescatar en el supuesto de que siguiera con vida o recuperar cuando simula un cadáver. Es la peor de las misiones que te pueden encomendar. Uno de los integrantes del equipo, el brigada Casado, recuerda con aflicción su participación hace unos meses en la recuperación de un Super Puma accidentado y de los cadáveres de sus tripulantes en la costa marroquí. "No todo el mundo vale para el buceo y además te tiene que gustar mucho porque implica sacrificio y vocación", asegura el teniente de navío. De hecho, recuerda el lema de la Escuela de Cartagena: la misión del buceo es difícil y callada. Tienen claro que inmersión más segura es la que no se hace, si bien no dudan en ponerse el traje para sumergirse en cuanto los reclaman y suele ser con cierta urgencia. La Armada tiene más de 180 buceadores repartidos por las bases de Cartagena, Cádiz, Ferrol y Canarias. El murciano termina hoy su ejercicio en Almería apoyado en todo momento por la Comandancia Naval, en cuyas instalaciones han pasado las noches, y han contado también con la colaboración del Club de Mar, dónde han desplegado esta semana sus equipos móviles y lanchas. Su siguiente destino, dentro de tres meses, serán los fondos baleares de Cabrera.

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