Compre ‘made in Almería’

El ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, invitó al consumo de productos nacionales para sobrevivir a la crisis y evitar así el desplome de algunas empresas. Siguiendo esta línea, Almería produce gran variedad de productos de la tierra como para llenar un carro de la compra que satisfaga la dieta diaria de los ciudadanos, además de algún que otro caprichito.

Empezando por el desayuno, leche de la Goleta o Pastora de Taberno con una tostada de aceite de oliva virgen extra de Castillo de Tarbernas u Oro del Desierto, por seleccionar una de las marcas más reconocidas.

A media mañana, una fruta, así una naranja de Cítricos Andarax. Para continuar con el almuerzo, un menú cargado de diversidad: unos entremeses a base de jamón de Serón, queso de Monteagud, gamba roja de Garrucha y tomate raf de la I.G.P. La Cañada- Níjar; un primer plato de pescado capturado en la provincia o criado en la misma, como la lubina o dorada de Carboneras o Aguadulce.

De segundo, un buen cordero de los Vélez, aderezado con pimientos asados u otros productos de quinta gama de la Gergaleña. El vino incondicional, así un tinto de Vega Enix. Y de postre, por qué no un trozo de Turrón de Olula de Castro, un mantecado de Fondón, si es Navidad, o el clásico helado Adolfo.

Si es que la despensa puede llenarse en todas las épocas del año con productos almerienses. Para ‘piscolabis’ unas almendras de Gérgal, unas patatas Pasy o La venezolana. Para rematar la faena, y ser fiel a la dieta mediterránea, en la cena una ensalada con productos agrícolas del campo o las preparadas de Primaflor.

Si esto no fuera suficiente, Almería puede presumir de algo más. Al margen de unos mercados de abastos con alimentos de calidad, la provincia posee una cadena de supermercados local, el Super Olé.

Además, en la provincia se compra ‘barato’. Según los datos del Observatorio de precios de alimentación y droguería en el comercio minorista en España relativos al cuarto trimestre de este año, entre la ciudad con precio más bajo (Salamanca) y Almería hay un 6% de diferencia en alimentación, mientras que con la ciudad más cara (Bilbao) existe un 18%. En este aspecto, la provincia se encuentra en el ranking nacional a mitad de la tabla, salvo en frutas y hortalizas que está entre las 15 primeras localidades en las que se compra a precio más bajo. En cuanto a la alimentación envasada, los almerienses están entre los que más podrían ahorrar, hasta un 35,3%, si se decantasen por la cesta económica, es decir, comprar productos iguales que los de la cesta estándar, pero de precio más bajo.

Lo mismo sucede en droguería. En Almería los precios están un 13% más caros que en la ciudad más barata y un 45% más baratos que en la más cara.

Sin embargo, apostando por lo económico, los almerienses pueden ahorrar hasta un 51,5%.

Teniendo en cuenta estos datos, los ciudadanos de la provincia almeriense están suficientemente capacitados, si saben seleccionar, para hacer frente a esta crisis. Pero además, haciendo caso a las palabras del ministro, los almerienses pueden contribuir aún más al fortalecimiento o sobrevivencia de las empresas locales. ¿Proteccionismo?, en estos tiempos que corren sería imposible, así que lo oportuno sería simple y llanamente llamarlo oportunismo, porque quizás la crisis dé la oportunidad de descubrir los tesoros de la gastronomía de la tierra.