Un patrimonio perdido

La Dolorosa de Santiago antes de la guerra

  • Según Fray Gabriel Olivares, la imagen era obra original de José de Mora, resaltando de ella sus ojos y lágrimas que hacían vislumbrar ese dolor amargo

Imagen de antes de la guerra

Imagen de antes de la guerra / Enrique Marín (Almería)

En esta sección del Patrimonio Perdido, este capítulo lo vamos a dedicar con detalle a “La Soledad de Santiago”. La Iglesia de Santiago, fundada por Fray Diego Fernández de Villalán y que se remonta su construcción al siglo XVI, fue una de las iglesias más dañadas durante la Guerra Civil. Se perdió su artístico artesonado mudéjar en el incendio y las obras artísticas que albergaba el interior de la iglesia. Solo se pudo recuperar el majestuoso relieve en mármol que preside la portada de la Calle de las Tiendas, cuyo significado evidencia el triunfo del cristianismo sobre el mundo musulmán. La iglesia fue declarada años antes de la Guerra Civil, en 1931, Monumento Artístico Nacional.

En el interior de la iglesia de Santiago, antes de la Guerra, destacaba una Virgen de los Dolores de gran valor artístico y muy querida por los almerienses: “La Dolorosa” conocida popularmente como «La Soledad» y por otros también conocida como “La Lola”. La imagen que era titular de la Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de los Dolores «La Soledad» (la más antigua de la capital), fundada en 1772, tenía su sede canónica en la iglesia de Santiago y procesionaba en la noche del Viernes Santo.

A la Dolorosa, imagen de vestir del siglo XVIII, los señores de Barbarín en 1835, le regalaron un manto de terciopelo negro bordado en hilo de oro, con tres esmeraldas prendidas que fue restaurado en 1925 por las Madres Adoratrices de Almería, y los marqueses de Torre Alta, regalaron en 1856 la magnífica diadema de oro. Éstas fueron las únicas joyas que se salvaron tras la quema de la imagen en la Guerra Civil. Según Fray Gabriel Olivares, la imagen era obra original de José de Mora, resaltando de ella sus ojos y lágrimas que hacían vislumbrar ese dolor amargo que la albergaba aunque también se inclinaría por algún discípulo de su escuela. En la imagen, se percibía el dolor angustioso que sentía una «Madre» tras sepultar el cadáver de su «Hijo».

La iglesia fue declarada años antes de la Guerra Civil Monumento Artístico Nacional

Su cara era llorosa y amarillenta, y su boca transmitía una amargura conmovida. Para otros, la imagen era obra de Francisco Salcillo como es el caso de Picatoste y Martínez O’Connor que la consideraban obra del artista murciano. Hay que decir que Francisco Salcillo, realizó pasos de una sola figura, como es el caso de «La Dolorosa». Imagen de vestir, de gran emoción en el rostro, con mirada hacía lo alto y los brazos abiertos dispuestos a recibir el cuerpo de Cristo. En Mora, sus Dolorosas estarán caracterizadas por la esbeltez y reposo de la que están dotadas, las cabezas serán alargadas, arqueando con energía las cejas, apretando el rostro y reduciendo los pómulos. La expresión se vería intensificada en las manos que las exhibirá tradicionalmente sobre el pecho.

La Dolorosa La Dolorosa

La Dolorosa

Sería en la época final de José de Mora, impregnada de tristeza y preocupación motivadas en su mayor parte por la muerte de su esposa, cuando es frecuente la colaboración de sus discípulos, patente en el alargamiento de la figura y la languidez de sus rostros. Hay que tener en cuenta, según algunos historiadores, caso de Elena Gómez Moreno, su desigual producción, dado que algunas de sus obras eran de las mejores esculturas de la escuela granadina y otras eran mediocres y descuidadas. El catedrático Sánchez-Mesa, en su estudio sobre el artista, afirmaba que Mora haría figuras de vestir, aunque muchas de las atribuidas eran en realidad trabajos de taller donde los ayudantes o discípulos copiaban o sacaban de puntos los modelos del maestro, consistentes principalmente en el estudio de los rostros y las manos, para después Mora corregirlos y policromarlos.

En el estudio del artista que realizó D. Antonio Gallego y Burín, se afirmaba que el autor no firmó nunca sus obras, al menos las más conocidas, haciendo por ello más ardua su clasificación. Describiendo en su libro que en su producción destacaban las «Dolorosas», vírgenes que representadas en un instante de dolor, que llevado a la máxima expresión artística culminaría en el tipo llamado «Soledad». Mora es el escultor de las «Vírgenes Dolidas», la representación de su tristeza cargada de romanticismo nadie como él supo retratar. Su «Soledad» es serena, ma­jestuosa y menos fuerte, constituyendo ese sentimiento «hondo y personal» que la caracteriza.

La imagen tenía un bello rostro ovalado y la cabeza ligeramente inclinada

La Soledad de Almería, según fotografías antiguas, tenía un bello rostro ovalado y cabeza ligeramente inclinada. En su cara amarillenta y llorosa, tristes ojos y boca de amargura, quedaban plasmados los «Dolores» de una madre tras sepultar a su hijo. Con las cejas levemente curvadas y su mirada triste y baja, transmitía ese inmenso dolor interior, sólo exteriorizado con lágrimas. En la imagen que estaba en un total recogimiento interior, por la disposición de sus manos, torneadas y entreabiertas albergando los tres clavos de Cristo, se vislumbraba una bella obra, y sin lugar a dudas la mejor que encerraba la iglesia de Santiago. Según nuestra opinión al hilo de lo que hemos ido reseñando, nos inclinamos más hacía la atribución de José de Mora antes que a la de Francisco Salcillo, aunque no hay fuentes documentales que constaten ninguna de las dos atribuciones.

D. José Ortells Ramos (1887-1961), hizo una réplica fidedigna de la imagen después de la Guerra en 1941, que es la que procesiona en la actualidad, pero la antigua se destruyó, como otras obras titulares de gran raigambre en nuestra ciudad que albergaban históricas iglesias y conventos. Aunque con posterioridad se realizaron copias sobre fotografías de las originales, las antiguas y tradicionales, fueron tristemente irrepetibles.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios