La Fiscalía endurece su acusación contra el hombre juzgado por asesinar a su expareja en Roquetas de Mar
Tribunales
En su derecho al uso de la última palabra, el acusado se ha dirigido a los miembros del jurado para asegurar que él "nunca" maltrató a Inmaculada Z.M.O.
Los forenses destacan la "violencia" de los golpes a la mujer presuntamente asesinada por su expareja en Roquetas
El móvil sitúa al acusado de matar a su expareja en Roquetas en la zona del crimen y no en la playa
Almería/La Fiscalía de Almería ha endurecido este viernes su acusación contra D.C., el hombre acusado de asesinar con ensañamiento en julio de 2021 a su ex pareja sentimental en Roquetas de Mar con una piedra de grandes dimensiones al apreciar que concurren las agravantes de reincidencia, ya que habría quebrantado nuevamente la orden de alejamiento que tenía con respecto a la víctima en el momento del crimen; y de género, en base a una actuación con la que habría demostrado su "desprecio a la condición de mujer" de la víctima, al entenderla como una "posesión" sobre la que "tenía que demostrar que era suya".
Así lo ha trasladado durante sus conclusiones definitivas en el juicio con jurado que se celebra en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería, cuya prueba ya se ha practicado por completo, de modo que el próximo lunes se hará entrega del objeto de veredicto a los miembros del tribunal de jurado para que deliberen sobre la culpabilidad o no culpabilidad del acusado, quien se enfrenta a penas que suman 28 años de prisión.
En su derecho al uso de la última palabra, el acusado se ha dirigido a los miembros del jurado para asegurar que él "nunca" maltrató a Inmaculada Z.M.O. "Hemos vivido momentos difíciles como todas las parejas, pero nunca la he maltratado", ha asegurado antes de explicar que sus problemas y discusiones se reducían a cuestiones económicas. "No ha habido problemas grandes para pegar a mí mujer", ha abundado para determinar que la acusación de asesinato contra él "no tiene ningún sentido".
La fiscal se ha mostrado plenamente "convencida" de que el hombre acechó a la víctima en una calle que sabía que ella recorría a la salida del trabajo para golpearla con una piedra de cinco kilos reiteradamente en la cabeza y en el rostro hasta acabar con su vida en base a los restos de ADN hallados en una sudadera y a los informes de geolocalización derivados de los teléfonos móviles, principalmente.
"Estuvo asegurándose dónde estaba en cada momento desde que salía de su centro de trabajo", ha sostenido el Ministerio Público, que ha destacado la "total brutalidad" con la que se produjo el ataque a tenor de los golpes que la mujer recibió en la cabeza y, sobre todo, en la cara, con la que el acusado tenía una especial "obsesión" y que quedó "irreconocible" tras el ataque.
De este modo, ha recalcado que el hombre habría planeado el crimen "por su obsesión" hacia la víctima, sobre la que "tenía que demostrar que era suya" para lo que "aprovechó la oscuridad" y que la mujer "no pudo defenderse". Asimismo, ha insistido en que "quería que sufriera" a razón las lesiones, que a su parecer muestran la alevosía y el ensañamiento con los que, según su acusación, ejecutó el "atroz" asesinato.
En esta línea, se ha remitido a la sudadera en la que presuntamente se envolvió la piedra con la que se efectuó el ataque, que presentaba roturas propias "de haberla porteado" así como restos de ADN de la víctima y el acusado, lo que le "incrimina". "Fue usada deliberada y premeditadamente para que nadie viera como desplazaba la piedra para matar a Inmaculada", ha apuntado la fiscal.
Del mismo modo, ha recalcado que de la exploración forense de la cara de la mujer se recuperó un trocito de piedra de "la misma composición" a la que se empleó en el ataque, de forma que si bien no se encontró ADN en la roca es debido a su propia composición, porosa y arenosa, lo que hace "muy difícil transmitir a ella" restos biológicos.
De otro lado, la Fiscalía ha alabado el trabajo efectuado por los equipos de la UCO de la Guardia Civil a la hora de situar al acusado en la escena del crimen y no en una playa, tras abandonar un salón de juegos, conforme a su versión. "Dijeron sin género de dudas que no había estado en la playa, que él estaba en la zona del cadáver", ha recordado la fiscal en base al estudio de antenas de telefonía al que se suma la aportación de una testigo.
La fiscalía también se ha remitido a las declaraciones de los testigos durante las semanas antes del crimen para determinar que, de acuerdo a sus acusaciones, el hombre quebró la orden de alejamiento que tenía respecto a la víctima, dado que fue visto en las inmediaciones de su centro de trabajo y su vivienda, y la "acosó", tanto a ella como a sus familiares, dado que "su propósito era que volviera con ella". "Tenemos testigos directos de que estuvo hostigándola", ha recordado en función de la prueba practicada en sala.
La acusación particular, por su parte, se ha mantenido en línea con la tesis de la Fiscalía al considerar que el acusado actuó bajo un "plan premeditado" al "portar una piedra de esas dimensiones" para llevar a cabo el ataque, toda vez que ha respaldado los informes de los investigadores en relación al lugar donde se encontraba el acusado en el momento de los hechos.
LOS INFORMES "HACEN AGUA"
Por su parte, la defensa ha cuestionado los informes periciales del grupo tecnológico y ha planteado dudas sobre los elementos que se han tenido en cuenta para determinar la ubicación del sospechoso, sobre la fiabilidad de los aparatos e incluso sobre la posibilidad de que los documentos, que se presentaban en un formato editable, hayan podido ser "alterados".
"El informe hace agua por todos lados", ha incidido el letrado, quien ha apuntado la existencia de un "margen de error" en los informes a la hora de ubicar con exactitud el lugar en el que se encontraba su patrocinado la noche del crimen.
Del mismo modo, ha expresado su incertidumbre en torno a la chaqueta en la que se halló ADN del acusado en base que la misma aparece anudada y sin anudar en distintas fotografías tomadas por los laboratorios que la examinaron en sus análisis.
"No se ha respetado la cadena de custodia y las pruebas se pueden manipular", ha aseverado a la hora de cuestionar que dicha prenda fuera empleada para contener la piedra con la que se habría dado muerte a la mujer por parte de su defendido quien, como conocedor de artes marciales, tal vez no habría precisado de dicha arma. "¿Le hace falta una piedra de cinco kilos para pegarle a la víctima? Con una patada hubiera sido suficiente para quitarle la vida", ha planteado para restar verosimilitud a la acusación.
Para la defensa, no existen pruebas derivadas de la investigación policial que permitan incriminar a su cliente, toda vez que ha desdeñado las aportaciones efectuadas por los testigos que han declarado en sala para tratar de demostrar que hubo un quebrantamiento de la orden de alejamiento o un acoso, al tenerlos por referenciales y no directos.
"No hay prueba fehaciente", ha insistido el abogado de la defensa, quien por el contrario, sí ha dado validez al testigo que declaró que había cenado con el acusado la noche de los hechos tras salir del salón de juegos, lo que contribuye a demostrar, según ha señalado, la "inocencia" del acusado.
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