Furor y éxtasis con los astados

Miles de personas vibraron ayer en la tradicional procesión de San Marcos Los toros realizaron sus ocho reverencias al santo y no provocaron, esta vez, ningún herido

Norberto López Ohanes

28 de abril 2014 - 05:01

Las estrechas y empinadas calles del municipio de Ohanes volvieron a acoger ayer la tradicional procesión de San Marcos y sus astados. Miles de personas abarrotaron el municipio para vibrar con una fiesta que ya atraviesa fronteras provinciales, regionales e incluso nacionales y que cada año cuenta con más adeptos. Media docena de bovinos, tres toros y tres vaquillas, volvieron a recorrer las calles de la localidad, como siempre atados de sus cuernos por grandes sogas que sujetaban los mozos de la organización, para rendir tributo a San Marcos a través de las tradicionales reverencias. Un total de ocho. Y este año, a diferencia del pasado 2013, las cumplieron todas a rajatabla.

Multitud de personas se afanaron para que los astados se postraran ante el santo durante su recorrido por el municipio a la vez que causaban el furor y el griterío cuando soltaban las sogas y dejaban cierta libertad a los animales que recorrían las calles con rapidez para regocijo de los allí asistentes que corrían de un lado para otro para esquivar las acometidas de los toros. Otros preferían no jugarse el tipo y seguían la procesión desde los tejados, los balcones o aferrados a las ventanas.

Un ritual que también a diferencia del año pasado, no provocó ningún herido de gravedad. Las ambulancias que había repartidas por la localidad solo tuvieron que realizar varias asistencias a personas con alguna magulladura debido a caídas leves o mareos y sofocos.

El buen tiempo y las altas temperaturas (se rozaron los 25 grados) dieron brío a una mañana de domingo llena de emociones bajo el grito unánime de los asistentes de ¡Viva San Marcos! y como ya es tradición, el ponche y las bandoleras rojas fueron el denominador común de una marea de gente que impregnaba de color y de ruido, mucho ruido, a este pequeño municipio de la comarca del Medio Andarax.

La procesión, que arrancó a las once de la mañana se alargó hasta las dos de la tarde, momento en el que San Marcos, ya en la plaza de la iglesia, recibía la última bendición de todos los astados y entraba al templo mientras sonaba el himno de España de manos de la banda de música de Padules y Ohanes, que también fue la encargada de amenizar toda la procesión con pasodobles tan conocidos como Amparito Roca, Paquito El Chocolatero, España Cañí o El Gato Montés.

Los cohetes y los petardos también hicieron ayer acto de presencia en la fiesta para deleite de los asistentes, que no pararon de ovacionar a San Marcos durante todo el recorrido mientras reclamaban a los mozos más momentos de éxtasis, de explosión de adrenalina, de carreras descontroladas con los astados, ya exhaustos al final de la mañana.

Durante el periplo de San Marcos por su pueblo, muchos vecinos desde sus balcones le lanzaban pétalos de rosas y jazmines. Un símbolo de agradecimiento, de respeto, de tradición, de devoción y un ejemplo de la implicación de los ohanenses (que superan por poco los 700 paisanos) con sus fiestas. Implicación que también se ejemplificó con el reparto del rico ponche a los asistentes y que alegró a más de uno su mañana de domingo.

Al final, la veneración al santo para que vele por todos un año más se consumó. Los astados rubricaron el misticismo.

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