Por montera
Mariló Montero
Vox y Quasimodo
APORTACIONES recientes, tomando como centro de atención preferente la "experiencia cotidiana del espacio", coinciden en valorar el entorno inmediato de la persona, circunstancia que se da plenamente y se refleja magistralmente en la novela Camino del desierto, por lo cual no solamente la Geografía Humana y la Historia, sino también la Literatura pueden y deben colaborar a suscitar la capacidad de abordar críticamente la realidad y problemática de determinados espacios, convirtiéndose en un instrumento que ayuda a dar respuesta a los problemas del Entorno Social y del Medio Ambiente. Camino del desierto capta ejemplarmente el Medio Ambiente del Valle Medio del Almanzora con interesantes y atinadas observaciones sobre clima, geomorfología, biogeografía y los más variados aspectos socioeconómicos. En la dimensión subjetiva del Espacio/la Geografía Humanística vemos que en la percepción espontánea del autor se da una concepción territorial directa e inmediata de la perspectiva local, lo diverso y lo pequeño, como un valor añadido a las formas de conocimiento e interpretación del Espacio.
Especial interés presenta Camino del desierto respecto a la identidad espacial, a la noción de espacio como referente simbólico e iconográfico de las gentes que lo habitan, razón y explicación de muchos de sus comportamientos espaciales, e incluso de su misma identidad personal y social. Dimensión afectiva de los "espacios personales". En la obra se percibe, tanto, el sentido de territorialidad de los seres humanos, la personificación del territorio, como el hecho de que el Medio en el cual vivimos, habitamos, explotamos y
recorremos contribuye, además, a configurar nuestra propia identidad de individuos o colectividad, llegando a la personal identificación con un paisaje, de "amor a la tierra", y a sus imágenes más representativas, las cuales pueden convertirse en símbolos de la propia personalidad.
No sólo, la Geografía, la Historia, la Sociología, la Economía, las Ciencias Naturales y la Tecnología, sino también la Literatura, pueden ayudar a comprender los hechos que tienen lugar en el territorio, como consecuencia de la interacción entre hombres y mujeres y la naturaleza, a lo largo del espacio y del tiempo, valorando las consecuencias económicas, sociales, políticas y medioambientales de esta interacción, analizando los procesos de cambio que experimentan las sociedades humanas, las cuales ocasionalmente se han visto bruscamente sacudidas por una amplia gama de riesgos naturales en su trayectoria histórica, tal como se expone acertadamente en Camino del desierto.
"La Terrera del Reloj era el labio superior de una enorme falla producida en tiempos remotos por un gran cataclismo. La ingente masa caliza de la montaña se había partido a todo lo largo de manera que una de sus partes quedó mucho más baja que la otra. Como el corte superior de la falla estaba perfectamente orientado en la dirección norte sur, la sombra de la parte alta se proyectaba sobre el barranco, pero iba desapareciendo lentamente, a medida que el sol se elevaba en el horizonte, y, al llegar el mediodía, a las doce en punto, se borraba por completo y la luz del sol iluminaba entonces la enorme pared cortada a pico sobre el profundo
barranco que se abría entre los dos labios de la falla. Esta circunstancia había dado lugar al topónimo porque los agricultores miraban hacia la Terrera, no sólo para saber cuándo era ya mediodía, sino que también calculaban con bastante aproximación las diferentes horas del día observando la zona más o menos amplia que abarcaba la sombra y que iba disminuyendo a medida que avanzaba el día y el sol se iba elevando en el cielo. Entre las grietas de las rocas crecían algunas alcaparras que colgaban sobre el abismo y cuyos frutos se quedaban todos los años sin recolectar porque era imposible llegar hasta ellas. De trecho en trecho, aparecían
algunos agujeros en los que hacían sus nidos los abejarucos al llegar la primavera y en la parte superior y más escarpada anidaban los avilanejos, que siempre estaban evolucionando sobre la Terrera, avizorando los cortijos próximos en busca de alguna presa…
La adelfa es un arbusto de la familia de las apocináceas, muy ramoso, de hojas persistentes, semejantes a las del laurel, y grupos de flores blancas, rojizas, rosáceas o amarillas. Es venenosa, florece en verano y abunda en el medio día de nuestra península, donde crece espontáneamente en las riberas de los ríos, arroyos y ramblas.
Es muy raro que los animales la muerdan, a pesar de su aspecto atractivo, siempre verde y coronado de hermosas flores. Cuando esto ocurre, el animal muere irremediablemente.
En el Almanzora la llaman baladre. Es uno de los muchos catalanismos que nos han llegado a través del levante español…
- Cuando yo era niño -decía el Cabraloca- siempre venía por el verano alguna tormenta y salía el río. Todos nos metíamos en el agua hasta la cintura, echábamos a correr en cuanto sonaban las caracolas y metíamos
el río por la boquera para entarquinar los bancales. Luego, sólo teníamos que sembrar y cosecha segura.
-Y el agua brotaba de las fuentes con tanta fuerza que los bordoños eran más altos que yo. En la fuente de Santa Bárbara, nacían más de cien litros por segundo, que no cabía el agua por el bocardo del molino.
-Sí, pero ahora está seca, ahora no tiene agua ni para los gusarapos.
-Entonces tuvieron que romper las lindes de los bancales para que no se pudrieran los olivos con tanta agua, porque la tierra no podía tragarse tanta agua y se metía en las raíces de los árboles y los echaba a perder.
-Todavía se pueden ver las lindes rotas en la cañada del Servando. Cuando empezaron los años de sequía, no quiso volver a levantar las lindes, lo abandonó to y se fue a la Argentina con toda su familia…
-¿Qué más plaga que la que tenemos nosotros? ¿Hay otra plaga mayor que sembrar las tierras un año tras otro, con la esperanza de recoger alguna cosecha y nunca recogemos nada?
-Lo que teníamos que hacer es irnos de aquí, como hizo el Servando, irnos en busca de otras tierras en las que pudiéramos vivir.
-Eso han hecho ya muchos. En la Argentina, puedes vallar una finca tan grande como tú quieras y tomarla sin más trámites y ya es tuya para siempre. Y allí sí que llueve y recogen buenas cosechas.
-Sí, pero eso está muy lejos de aquí. Yo ya estuve allí y me vine. Cuando estás lejos de tu tierra, no dejas de acordarte de ella, con todo lo mala que es, y siempre estás deseando volver aquí aunque sea para morirte de
Hambre"
(M. García Ramos, Camino del Desierto).
Pautas y propuestas sobre el Medio Físico del Valle Medio del Almanzora/Arboleas en Camino del Desierto
Objetivismo descriptivo
-Descripciones sintético-espaciales idóneas y precisas: la "Terrera del Reloj ", y otras más breves, pero expresivas
-García Ramos somete al paisaje a preguntas y construye una imagen en la que va incluida su explicación
-Presencia de la Almería árida, la del Sureste peninsular. Medio avasallador.
-¿No podría suscribir cualquier estudioso del Medio Ambiente la observación que hace Martín García de la adelfa? En nuestro autor la alegoría y la imaginación no tienen como único fin el realzar la belleza del objeto tratado, sino que es una enumeración de realidades, sin olvidar, en este caso, el nombre científico de la familia de la planta.
En Camino del desierto abunda la conjunción de cientifismo y de sentimiento, la interacción entre realidad sensible y realidad mental, inmediatez y reflexión, como ha dicho J. Gil de Biedma de la poesía de Jorge Guillén.
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