Milenario arte en miniatura
La Asociación Bonsái Oriente de Almería realiza una vez al mes talleres para fomentar la convivencia · Dos de sus socios descubren a 'Diario de Almería' algunas de las claves para cuidar de estos pequeños árboles
"O lo amas, o lo odias", esta es una de las conclusiones que saca Manuel Porras, secretario de la Asociación Bonsái Oriente de Almería, de una tradición donde es muy importante saber escuchar las necesidades de estos árboles en miniatura.
En Almería, cada vez son más los aficionados que emprenden un camino por una tradición oriental que requiere paciencia. Manuel Porras, secretario de la Asociación, y Javier Gutiérrez, tesorero, reciben a Diario de Almería en la casa del último, un paraíso dedicado a los bonsáis.
Los aficionados señalan que la Asociación Bonsái Oriente "nació gracias a un grupo de amigos que decidimos juntarnos en 2001. Es un punto de referencia en Almería".
Bonsái Oriente cuenta con 26 usuarios en activos, aunque son aproximadamente 70 socios inscritos. "Normalmente, hay gente que al principio está muy enganchada, se desengancha y vuelve. Hay otros que permanecen siempre", asegura Porras.
Los miembros de la Asociación pretende realizar distintas convivencias con otros aficionados: "Todos los meses celebramos un taller al mes, viajamos y hacemos actividades para que nos impartan charlas expertos como Jaume Canals (Elche) y Erasmo García (Cartagena), entre otros que son un referente a nivel nacional".
Los apasionados por los bonsáis aseguran que "no tenemos sede fija. Nos movemos por nuestras casas para reunirnos y el Ayuntamiento de Viator también nos cede instalaciones cuando las necesitamos. Además, hacemos con ellos una exposición grande en sus fiestas. Dependiendo la sala que nos deje hemos llevado desde 20 hasta 50 bonsáis distintos". Los integrantes de la Asociación tienen un proyecto en mente que es "crear un museo del bonsái en algún espacio natural como El Boticario donde se deje un espacio para los bonsáis y que podamos seguir trabajando".
Desde Bonsái Oriente aseguran que es complicado "recibir subvenciones porque es una asociación muy particular. Hay distintas categorías, por ejemplo, para material de oficina y nosotros no tenemos".
A veces, la carrera a la que uno se dedica influye a la hora de escoger una afición. Es lo que le sucede a Manuel Porras, ingeniero agrónomo: "Un día pasas por un escaparate, te pica la curiosidad y empiezas poco a poco. Son seres vivos a los que tienes que dedicarle mucho tiempo". Porras asegura que comenzó a trabajar con "esquejes menos profesionales y los típicos bonsáis que venden en los supermercados. Casi nunca está terminado. Siempre les falta algo para que queden perfectos".
Porras ya cuenta con 35 bonsáis terminados, con la forma deseada, pero tienen su trabajo: "Hay que podar, abonar, curar y regar". El secretario asegura que tiene 50 ejemplares a los que "tengo que empezar a darle forma".
El secretario de Bonsái Oriente asegura que el cuidado del bonsái "se convierte en un estilo de vida, un poco más sibarita. Siempre que planificas unas vacaciones, piensas que se puede hacer relacionado con este tema".
La paciencia es una de las claves. "Me tomo el café con mis bonsáis. Los riego durante una hora. Dependiendo de la época se hace con distinta frecuencia, de una a cinco veces. Con mucha calma los miro, observo si tienen alguna hoja más débil. El 80% del trabajo es saber regar con agua osmotizada acorde con el medio ambiente".
Entre otro de los cuidados, Porras "redirecciona los árboles con un alambre espacio, les realiza trasplantes, les echa cierto tipos de abonos... Te tienes que amoldar a ellos, hay que saber mirar lo que quiere el árbol".
Gutiérrez apunta que los bonsáis llevan "un ritmo muy bonito de crecimiento, pero la naturaleza marca el ritmo, hay que aprender a verlo. No todos los árboles valen para bonsái".
Javier Gutiérrez comenzó hace 17 años con su primer bonsái que todavía tiene. "Hay árboles que duran 800 años. A mi me gusta la jardinería y a través de un amigo, comencé a salir al campo", asegura. El tesorero dice que es algo que suele ir a más: "Empieza gustándote cuando un día recuperas un árbol, enraíza bien y se forma. Al principio, se mueren muchos, pero ya no. Ya tengo unos 60, pero 10 están terminados".
Para Gutiérrez, con este arte se consiguen muchas cualidades básicas para este mundo con tanto ajetreo: "Les dedico a mis bonsáis un par de horas al día. Me gusta pintar y te ayuda a ser más paciente, más humilde. Da igual tu estatus, tú no mandas sobre el árbol".
El aficionado afirma que "el mundo del bonsái comienza con las cerámicas donde se ubican, muchas de ellas son un espectáculo".
Los dos miembros de la Asociación cuentan que ellos eligen "especies autóctonas como alcornoques, olivos, encinas, higueras... trabajamos con las raíces más grandes y pequeñas para que sirvan como bonsáis y le damos más vida".
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