Montería "de lujo" en Los Filabres
Un centenar de cazadores de toda Andalucía y otras comunidades españolas disfrutan de dos jornadas de campo · Los aficionados celebran la "calidad y cantidad" de ciervos y jabalíes de la provincia
La mañana comenzó fría. Seis grados centígrados de temperatura marcaba el termómetro en el municipio de Bacares cuando José Echegoyán, montero de Sevilla, empezaba a cargar las escopetas y rifles en su todoterreno. A las siete de la mañana y con las primeras luces del día, José Jorquera, gerente de Restaurante Las Fuentes, daba los últimos meneos a las migas que en pocos minutos se convertirían en el desayuno más deseado por los monteros. Huevos fritos, chorizo, morcilla, pimientos verdes y tocineta frita con ajos acompañaban a los más de 50 kilos de harina. Sin duda, un suculento tentempié que ayudaría a los cazadores a aguantar las bajas temperaturas y la dureza de la sierra.
Tras recargar energía, los nervios por conocer en qué zona les tocaría cazar se palpaban en el ambiente. Y es que como indicó uno de los monteros, "la hora del sorteo es una de las más inquietantes, porque aunque las manchas sean buenas, siempre hay zonas por donde las reses tienen más costumbre de paso". A las 08:30 horas comenzó el sorteo y a las 10:30 horas todos los cazadores estaban en sus puestos. La agilidad y rapidez con la que se desarrollen cada uno de los pasos en un evento de tales características, con 50 cazadores en cada jornada, son cuestiones muy importantes ya que cuanto antes se empiece, más tiempo hay para disfrutar.
"Suerte y que se de una buena jornada para todos". Fueron las últimas palabras que dedicó el responsable de la montería a los cazadores antes de salir al campo. Los guardas de Egmasa, de la Consejería de Medio Ambiente, organizaron la salida y, sobre las 09:30 horas, comenzaron a distribuir los puestos en el terreno.
Las expectativas eran altas a primera hora de la mañana. La belleza de la Sierra de Los Filabres, la calidad y cantidad de venados y jabalíes, así como la alegría de disfrutar de un hobby en un terreno nuevo, eran los atractivos de las dos jornadas de caza mayor que se desarrollaron durante el fin de semana y que deleitaron a más de un centenar de personas que llegaron de toda Andalucía y distintas provincias españolas. Y la sierra no defraudó. Cuando a las 16:00 horas comenzaron a llegar los primeros monteros al pueblo de Bacares, la felicidad de haber pasado un buen día se reflejaba en sus rostros. Algunos incluso, los que habían conseguido abatir un ciervo, una cierva y algún jabalí, estaban pletóricos. Fue el caso de Francisco Cuevas, un sevillano que consiguió abatir el ejemplar más grande. "Creo que es un medalla de bronce, de 18 puntas y de muy buena calidad", aseguró, al tiempo que repetía que la calidad de las reses en esta sierra de la provincia de Almería es "muy buena". Cuevas es un enamorado de la caza que lleva más de 14 años disfrutando de esta afición. "Sin duda alguna recomendaría a los amantes de la cinegética que visitaran la Sierra de Los Filabres, aunque sólo fuera para deleitarse de la belleza del terreno y de sus ejemplares".
La era del Cortijo de La Loma era un hervidero de personas cuando los guardas de Egmasa iniciaron la junta de carne. Remolques cargados de ciervos, ciervas y jabalíes irrumpieron en el punto de encuentro a media tarde, donde aguardaban los propietarios de los trofeos e infinidad de curiosos que no quisieron perderse el espectacular escenario.
Era la hora de recuento y las cifras, cuanto menos, sorprendentes: 18 ciervos (dos medalla de bronce), 17 ciervas y 30 jabalíes el sábado; 12 ciervos (un medalla de bronce), 9 ciervas y 37 jabalíes (cuatro trofeos) el domingo. "El resultado habla por sí solo y creo no hace falta explicar los encantos que entraña esta sierra y la magia que ha regalado a las dos jornadas de cacería", reseñaba Francisco Lucas, al tiempo que hacía hincapié en "la calidad humana y profesionalidad de las personas que han participado en toda la organización del evento, desde los técnicos y guardas de Medio Ambiente, los realeros, hosteleros y propietarios del cortijo de la junta de carne".
Los monteros, orgullosos, explicaban en grupo sus hazañas y median una y otra vez tanto la trayectoria de las balas como la cornamenta de sus reses. "Buen tiro Pepe", "se me puso de frente y lo tuve fácil", "qué bonito venado te llevas Juan", "precioso el lance de ese jabalí"..., eran sólo algunos de los comentarios que rompieron el silencio de la Loma cuando cada cazador reconocía su pieza.
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