El bar Morata reparte su último tinto y 29.000 euros de lotería en Almería

Almería

La bodega echa la persiana tras semanas de colas de clientes para despedirse: “Esto parecía doña Manolita”

Las palabras de despedida de Pepe Morata

Lo ha hecho a lo grande –y en sus menos de 50 metros cuadrados–, como no podía ser de otra manera para esta castiza bodega de toda la vida de Almería. El Morata ha echado de forma definitiva la persiana, un verdadero pesar para los cerveceros y también tinteros de la capital almeriense que, no obstante, han acompañado sus lamentos de despedida a esta bodeguilla con una amplia sonrisa. Muchos de ellos –290 para ser exactos– han sido agraciados con premios de 100 euros de la lotería de Navidad que Pepe Morata ha estado vendiendo en estos días en colaboración con la asociación de personas celiacas de Almería.

Se va porque quiere, a sus 56 años de edad pues, como decía en su anuncio de cierre publicado por este periódico a principios de diciembre, está cansado y quiere una vida con menos dinero, pero más sana y con tiempo para su familia.

Ha sido desde entonces para él una locura. “Esto parecía Doña Manolita de las colas que ha habido todos los días de clientes que se querían despedir. Tantos, que he tenido que hacer reservas y turnos para que pudieran venir. Alguno –confiesa Pepe– se ha molestado”.

Alberto Caparrós, con el décimo premiado
Alberto Caparrós, con el décimo premiado / Rafael González

La referencia a la popular administración de lotería madrileña viene que ni al pelo. “Nos ha tocado cien euros a todos”, comenta Alberto Caparrós, uno de los clientes fieles de Pepe Morata que no ha querido faltar a este su último día detrás de la pequeña barra del número 94 de la calle Granada. Enseña ese 42705 con el que ha colaborado vendiendo el hostelero con la asociación. “Mi hijo es celiaco y llevo años haciéndolo”. La suerte ha querido sumar la alegría al adiós de la genuina bodega.

Juan Ramos

"Es un bar muy familiar, donde el que viene sabe a dónde va: a la calidad se la espera”

Juan Ramos
Juan Ramos / Rafael González

El día ha sido más tranquilo para este “bar de barrio y familiar, donde el que viene sabe a dónde va, que a la calidad se la espera ”, comenta Juan Ramos, otro de los clientes de siempre. En esta ocasión, no hay tapas “para que toda la gente que pasara pudiera tomarse algo, por poco que fuera”. Por eso a Morata se le ve más relajado –todo lo posible en este ciclón de hombre orquesta, que todo lo hace solo–: “Hoy ni tensiones ni friego”, si bien ese primer sábado sin servir lo dedicará a desmantelar el bar que abrieron sus padres hace 49 años.

Sandra Herrerías

"Vengo desde niña y no me pienso ir sin saber la receta secreta de su tinto de verano”

Sandra Herrerías con Jesús
Sandra Herrerías con Jesús / Rafael González
El regalo de sus clientes Sandra, Ismael, Fran (Hipi), Miñarro y Jesús
El regalo de sus clientes Sandra, Ismael, Fran (Hipi), Miñarro y Jesús

Los cacahuetes han sustituido en estas últimas horas a las solicitadas tapas de pollo relleno, jamón braseado, sobrasada picante o el queso plancha de la que se confiesa “enamorada” Sandra Herrerías quien, junto a un grupo de amigos, esperaba al momento oportuno de entregarle un cuadro con una foto de recuerdo y un vino. Quizás entonces haya podido sacarle el secreto guardado por Pepe desde que, a sus 17 años, comenzara a trabajar con su padre. Ha repartido premios, pero ni palabra de cómo hace el tinto de verano que tanta fama le ha dado. “Llevo desde niña viniendo aquí y no me puedo ir sin saberlo”, bromea con Pepe, sobre quien dice que “puede parecer de primeras una persona distante, pero es encantadora, bellísima y con un corazón enorme”. Aún así, ni pío de la fórmula mágica, aunque sí ha desvelado “otra cosa que todo el mundo me pregunta: los tomates los compro en el puesto del Mercado 26, de Paco Andújar”.

Francisco Salado

"Pepe es un espectáculo. Aquí la palabra prisa está prohibida y es quien dice cuándo beber”

Francisco Salada con Pepe y Daniel Morata
Francisco Salada con Pepe y Daniel Morata / Rafael González

“Son un espectáculo y Pepe es un espectáculo en sí siempre. Aquí la palabra prisa está prohibida y es Pepe quién dice cuándo se empieza a beber”, termina por dibujar el perfil tanto del dueño como del local Francisco Salado.

No pierde detalle Daniel, Morata de apellido, el hijo de Pepe, que no ha querido faltar a esta última cita con la clientela en nombre también de su madre y su hermana, Elvira y Diana. “Está candado y también feliz. Estos días ha venido muchísima gente que quería despedirse y hacerse una foto con él, a algunos no les veía desde hacía muchos años. Tiene para un álbum..., y para un libro de memorias con todos sus recuerdos de estos 49 años con sus clientes”. Esta vez, padre e hijo volverán juntos a casa para ir pensando en esos planes de familia a hacer realidad. Suerte.

Pepe y sus últimos tintos de verano
Pepe y sus últimos tintos de verano / Rafael González
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