Nacimiento se viste de primavera

De la auténtica contaminación que se vive en la A-92 por la constante presencia de vehículos que se desplazan hasta Granada, sólo a unos metros, al girar por algunos de los desvíos que se dirigen a la comarca de Nacimiento, la naturaleza comienza a coger forma a través de los almendros que empiezan a florecer.

El blanco y el rosáceo de la flor de los almendros embellecen los valles que quedan a izquierda y derecha de la carretera. Los olivos acompañan, con escasas aceitunas colgadas de sus ramas, el florecer de estos árboles, mientras los agricultores se dedican a su recogida. Ha pasado su época de esplendor y los piropos de los vecinos de la zona se dedican exclusivamente a la belleza que ofrecen los almendros.

Mientras se camina por una senda de tierra, en los laterales se puede apreciar como las abundantes lluvias caídas este año han beneficiado a que el verde del campo tenga un color más brillante y vivo.

El paisaje, que muestra la espectacularidad de lo que la naturaleza ha creado, se convierte en un acontecimiento positivo para los agricultores que trabajan las tierras de Abrucena.

Agachada y recogiendo las aceitunas que sus olivos les estaba ofreciendo, Josefa Domínguez, dueña de una parcela, explica el trabajo del almendro: "Ahora mismo está en flor, pero dura mucho su producción. Hasta septiembre no se recoge. No tienen mucha faena, se limpian, se riegan, se talan, se abonan".

La dueña de la parcela es cauta a la hora de hablar de una buena cosecha: "Si viene un frío tan fuerte como el año pasado nos quedaremos sin almendras. Hay veces que salen en enero, otras en febrero. Depende del tiempo que haga. El frío retrasa que nazca la flor. Hace una semana aproximadamente que ha salido".

En otra parcela próxima, se encuentra José Andrés recogiendo la aceituna. El agricultor es más pesimista que Josefa Domínguez y señala que cuando "empiece a cuajar el fruto, seguro que cae una helada".

El trabajador explica porque hay almendros con distinta tonalidad en su flor y con más o menos cantidad: "Depende la variedad. Todo lo que está por regadío está más floreado".

Mientras que se sube poco a poco hacia el pueblo de Abrucena, los almendros acompañan algunos rincones de sus calles.

Abrucena es un municipio que mantiene sus tradiciones y sus vecinos son los encargados de conservarlas. Por una cuesta que da acceso a una de las entradas del pueblo, Sebastián Portero va subido sobre su burro y va acompañado de su amigo Antonio Avalo que vela por su seguridad. Los vecinos se apartan hacia a un lado para dejar paso a un tractor y mientras tanto aconsejan algunos platos del municipio: "Aquí se come muy bien. Está muy bueno el estofado con carne".

En otro de los rincones del pueblo, Mercedes Martínez Lao y Antonia Torres trabajan para sacar la brasa. Las dos vecinas animan a que la gente se acerque a Abrucena: "Es muy buen pueblo. La sierra es una lindeza. Hay muchos cortijos donde se pueden dormir, el merendero de Las Rozas, casas rurales, rutas de senderismo". Para Martínez y Torres, hay platos que son típicos de la provincia: "Está muy bueno el arroz con conejo, las migas, el trigo pelao...".

Un paseo por Abrucena puede sorprender al turista por sus sonidos, sus olores, su luminosidad. Un burro rebuznando y el olor de un potaje recién preparado son algunos de los auténticos encantos que ofrece Abrucena.

El pueblo es un lugar vivo. Sus calles tienen la constante presencia de niños y sus dos discotecas muestran parte de la oferta de ocio nocturna del municipio.

Abrucena tiene una iglesia de estilo mudéjar que se alza sobre sus calles. Las fiestas del municipio se celebran en mayo y en abril comienza el espectáculo del cerezo.

El encanto de sus calles, la hospitalidad de sus gentes y la propia naturaleza provocan que Abrucena se convierta en una zona para visitar. En esta época, la espectacularidad de los almendros floreados embellece toda la Comarca de Nacimiento.