Nuevo Rumbo, lugar idóneo para dejar atrás la droga y el alcohol
La asociación 'La Milagrosa' regenta el centro en el que los trabajadores luchan por rehabilitar a más de veinte adictos
Abrir un nuevo horizonte para personas con adicción a las drogas o el alcohol. Ese es el objetivo del centro de rehabilitación Nuevo Rumbo, perteneciente a la asociación La Milagrosa. Este asociación comenzó hace más de veinte años con una pequeña sede junto al Hospital Provincial de la mano de Sor Dolores Baena y Maximiliano Cabañas.
La veintena de pacientes que se encuentra en el centro ubicado en Campohermoso recibió recientemente la visita de un grupo de 52 alumnos del IES Albaida de la capital almeriense.
Los residentes en el centro advirtieron a los jóvenes del peligro que supone jugar con las drogas, ya que muchos de ellos comenzaron a consumir con la misma edad de los visitantes. "Tened cuidado porque se empieza con los porrillos hasta que llegas a lo más duro y además las drogas no entienden de clases sociales", asevera uno de ellos.
Los alumnos del instituto almeriense se mostraron contentos con la visita porque captaron el mensaje de que la mejor forma de salir es no probar nada.
En el centro hay todo tipo de personas, aunque la adicción más común que tienen los que asisten a la sede nijareña es la cocaína. Los pacientes que llegan a Nuevo Rumbo lo hacen de forma voluntaria y concienciados de que necesitan un cambio. "El problema es que en la práctica real te encuentras de que el que viene no tiene tan clara esa necesidad de cambio y nosotros trabajamos para ponernos en contacto con su realidad para que se den cuenta de que tienen que cambiar", comenta la psicóloga del centro, Beatriz García.
El primer paso que se da cuando un paciente llega al centro es hacer una valoración médica y luego se le pone un tratamiento de desintoxicación para hacer esa primera pauta. Posteriormente se hace una evaluación del médico porque muchos llegan con trastornos psiquiátricos y con carencias de habilidades.
La rehabilitación consta de un proceso importante tanto a nivel médico porque llegan con trastornos físicos que se producen por el consumo y también es muy importante la psicología. La droga afecta de forma física, psicológica y socialmente y es importante reestructurar esos tres campos.
La adquisición de constancia y responsabilidad son dos ingredientes perfectos para la rehabilitación. "Ellos tienen todo el día ocupado, desde por la mañana tienen terapia ocupacional y laboral para recuperar las responsabilidades sociolaborales porque muchos de ellos no tienen oficio y han perdido constancia", manifiesta la psicóloga.
En la casa hay un reparto de tareas entre todos los pacientes. Hay turnos para la limpieza de la cocina, de la granja, trabajo de mantenimiento como pintura o carpintería y lavandería. "Cuando salen de aquí tienen que tener unas destrezas recuperadas o adquiridas si no las tenían. Destrezas a la hora de cumplir con unos horarios, ser respetuosos con sus cosas y responsables con lo aquí se les pide", reconoce Gregorio Ruiz, monitor del centro desde hace veinte años.
Por la mañana se dedican a la terapia laboral que consiste en la que comida esté hecha, la casa esté limpia o la ropa esté lavada. Pero a pesar de tener todo el tiempo empleado, los pacientes en muchas ocasiones sufren recaídas.
En ocasiones piensan que han salido, pero luego fallan porque piensan que ya han salido y luego no es cierto.
Se engañan teniendo esa percepción de lo que es el tratamiento. " Es una enfermedad en la que no existe la palabra cura porque no basta con dejar de drogarse, sino que hay que estabilizarse y mejorar una serie condiciones personales", comenta Ruiz.
El consumo lleva a un deterioro físico mental y social, pero como reconoce Ruiz, el único paso no es dejar de consumir.
Hay varias fases para los tratamientos, pero sin duda la más importante es creer en lo que se está haciendo para dejar la lacra de las drogas y el alcohol y dar un nuevo rumbo a su vida y a la de sus familiares.
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