Crónicas desde la ciudad

Paseo de la Caridad (I)

  • Aledaño al Cortijo de Fischer, es frontera al ambicioso proyecto urbanizador acometido por Trinidad Cuartara Cassinello en el Huerto de Jaruga en el último tercio del siglo XIX

Paseo de la Caridad.

Paseo de la Caridad.

Permanecemos en el Distrito 5ª, al norte de la ciudad. El Paseo de la Caridad parte de la plaza El Quemadero hasta el tramo alto de la Rambla de Belén -en la interseción del camino a La Molineta-, próximo a la plaza de toros y al desaparecido Oficio Cucarro (alfar de cerámica y loza), propiedad de Luis Sánchez Moncada.

Se trata de la frontera o límite al ensanche obrero que desde el Huerto de Jaruga asciende por el Campo de Regocijos hasta las faldas del Cerro de las Cruces, La trama urbana más ambiciosa acometida (1888) durante el último tercio del siglo XIX (AMAL) por Trinidad Cuartara; alrededor de un eje central (Paseo de Versalles, hoy Pablo Iglesias) que atraviesan calles paralelas y perpendiculares. Compuesto en sus orígenes por casas mayoritariamente de una sola planta, al de la Caridad afluyen las de Conde Villamonte, Cucarro, Ramos, Jesús de Perceval, Pablo Iglesias, Juan del Olmo, Alfarerías, Gran Capitán y Restoy.

La banda opuesta la ocupa el Cerro de las Cruces, un extenso descampado colindante al Barrio Nuevo, habitado tan solo por parte de las 430 cuevas a las que se refiere el “Padrón de las cinco parroquias de Almería (año 1795)”; diseminadas entre la Rambla de Belén, Barranco de las Bolas y San Cristóbal. En estas se incluían los diferentes “hoyos” habitados; adscritos sucesivamente a la feligresía de Santiago, San Sebastián y San Agustín. Tales hondonadas, a modo de “circo” natural en piedra vertical, albergaban casas-cuevas con mínimas prestaciones de habitabilidad y sanitarias.

El Cerro de las Cruces acogía parte de la 430 cuevas entre Rambla de Belén y Barranco de las Bolas

Un dramático contraste entre la pobreza del submundo marginado y la suntuosidad del palacete de los Fischer. Décadas atrás sobre el Cerro se edificaron viviendas unifamiliares y pequeñas urbanizaciones. En esta acera de los impares desembocan, además de las que citaremos, las calles “11 de septiembre”, La Armonía, Leonor de Aquitania y Santa Ana.

Barrio de la Caridad

El Cerro de las Cruces, Hoyo de los Coheteros, de las Cruces, de las Tres Marías y dos callejones conformaban el abandonado e insalubre conjunto, denunciado repetidamente: cubierto de suciedad, sin luz eléctrica ni agua corriente, salvo una fuente pública en el de los Coheteros que surtía incluso a vecinos de calles próximas. El Padrón Municipal de 1935 registra un total de 101 unidades familiares. En la guerra civil fueron habilitadas como refugios y en la posguerra el “redondel” sirvió de lugar de ensayo, toreo de salón y entrenamiento a decenas de aspirantes a torerillos, a las órdenes de los veteranos novilleros Ciérvana y Guillermo Orozco.

No obstante y pese a las carencias, como si de una paradoja antropológica se tratase, reinaba cierta alegría, al menos en fechas concretas. Revisando la hemeroteca llama la atención los festejos organizados alrededor de la Cruz de Mayo, con veladas muy participativas y de gran bullicio, con presencia de gentes llegadas de toda la ciudad. Veamos diferentes “catas”en 1891, 1893 y 1897:

En el Barrio de la Caridad hubo música, arbolitos de fuego y bailes populares… y a admirar una vez más los lindos cuerpos de nuestras mozas al agitarse en los bailes andaluces… Los vecinos del barrio de La Caridad celebrarán en el día de la Cruz de Mayo una función en el Cerro de las Cruces, en el sitio llamado de las Tres Marías; realizándose un velatorio y en las vísperas el clásico baile de postizas… Se veneraban las Cruces y delante de ellas se formaban bailes populares… Allí se está hasta altas horas de la noche, repiqueteando las alegres castañuelas; haciendo variadas mudanzas sin cesar y alegrando su ánimo con canciones andaluzas…

Mármol-homenaje. Mármol-homenaje.

Mármol-homenaje. / Rafael González

Tras las devastadoras riadas acaecidas el 11 de septiembre de 1891 la solidaridad nacional se manifestó en diferentes frentes. El “bautismo” de dos barrios construidos para paliar en parte la desgracia no pueden ser más acertados: de La Misericordia (casas, escuela, capilla) en Los Molinos de Viento y el de La Caridad que ahora nos ocupa. La lápida en mármol bien legible reza:

Edificado por la Prensa de Madrid, a favor de los inundados el 11 de septiembre de 1891, y en terrenos cedidos por los herederos de D. Joaquín Cañadas; bajo la dirección de los arquitectos D. Enrique López Rull y D. Trinidad Cuartara Cassinello y formando la Comisión Ejecutiva los directores de La Época, El Globo y El Liberal. Puesta la primera piedra el 26 de noviembre de 1891; terminando las obras el 28 de marzo de 1892.

La Prensa Asociada de Madrid construyó el grupo de casas para afectados por las riadas de 1891

Tal como señala el texto, el proyecto se debe a los dos muy renombrados arquitectos provincial y municipal, autores a los que debemos (con aportaciones de Guillermo Langle) el urbanismo más racional y la más atractiva muestra de edificios a los que, afortunadamente, la piqueta ha respetado. No se entiende que al primero no se le recuerde con el rótulo de una calle o plaza y la del segundo pase desapercibida en la zona de Montserrat. Se trata de una uniforme alineación de casitas de una sola altura, pequeño jardín de entrada y fachada adintelada en la que se puede intuir una alegoría masónica.

Hoyo Coheteros. Hoyo Coheteros.

Hoyo Coheteros. / Rafael González

Presidido por Julio de Vargas, redactor-jefe de El Liberal, en marzo de dicho 1892 entregaron las llaves de las primeras 20 viviendas, “cómodas y alegres”, a otros tantos afectados. Para solemnizar el día de la bendición de la 1ª piedra por el obispo, la Prensa Asociada de Madrid repartió, además, mil pesetas entre los pobres. A diferencia del relativamente bien conservado grupo de Los Jardinillos (Rambla de Belén), bastantes de estas han sufrido importantes e injustificables alteraciones en su arquitectura externa. Digamos por último que, por razones que ignoro, no respetaron la sugerencia de que el paseo o viario vertebrador llevase el calificativo de “La Prensa Madrileña” en permanente homenaje a la iniciativa solidaria.

Entre los distintos censos municipales repasados me permito evocar a tres personajes de grato recuerdo para quien esto suscribe. Al histórico líder socialista José Tesoro, depurado en la posguerra de su destino como funcionario de Correos, quien, junto a un amigo anarquista conocedor del negocio, montaron una panadería, aunque él seguía viviendo en su cortijo de La Molineta. A los hermanos Rodríguez Orta (funcionarios y José, ATS, igualmente represaliado), hijos de Cristóbal, comerciante natural de Laujar Y a Juan Montoya, propietario del bar El Observatorio, muerto trágicamente al ser atropellada su “vespa” por el automóvil de un militar residente en los Pabellones de la c/. Ramos.

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