La Rambla (V)
Crónicas desde la Ciudad
Escuela de Formación. Inaugurada en el curso 1951/52, en sus aulas y talleres miles de jóvenes se esforzaron antes de acceder al mercado laboral con la necesaria cualificación profesional
Desaparecidos los “malecones” del padrón callejero y unificados en un solo nombre (Avda. García Lorca), seguimos descendiendo hacia el mar sobre el parking La Rambla-Centro, entre arbolado y setos ajardinados, fuentes y estanques, áreas de ocio infantil, miradores y auditorio al aire libre en la cabecera del tramo que hoy visitamos: ejes c/.Murcia/Barrio Alto a Santos Zárate/Poeta Paco Aquino. A ambos márgenes de las originarias Huertas de Santa Rita y de Azcona confluyen (bajando) el callejón del Salitre (por una pequeña industria de nitrato empleado como explosivo en la minería), Calar Alto (peatonal), Berenguel (lugar antaño de una populosa posada, domicilio hoy de Onda Cero Radio) y del alcalde Muñoz; pintores Zuloaga, Juan Gris, Vicente López y Rosales, san Juan Bosco, Carrera del Duende y las dedicadas a Paco Aquino y José Mª Muñoz. Con las del Perú, Los Picos, Montserrat o de Castro, esta del Duende nos retrotrae a los tarquinosos caminos frecuentados por carros de bueyes y mulos con verduras y hortalizas de la Vega a la alhóndiga del Mercado Central.
Los “pintores” pertenecen al grupo de viviendas “Alejandro Salazar”, construidas en 1955 por la Delegación Nacional de Sindicatos según planos de Góngora Galera, padre de Antonio Góngora Sebastián, responsable del proyecto de rehabilitación integral de la Rambla. Tales bloques de “casas de Sindicatos” para familias modestas se completan (en diferentes barrios) con los siguientes, salvo omisiones. En todas sus fachadas aún persisten los símbolos franquistas iniciales a pesar de la ley que obliga a retirarlos:
-Julián Fernández Bueso, en El Tagarete
-Virgen del Mar, c/. Dolores Rodríguez Sopeña (Antº Góngora)
-Francisco Franco
-Jacinto Matarín
-Obispo Diego Ventaja
-18 de Julio, en Plaza de Toros (Antº Góngora)
-Grupo José Antonio
-Grupo Onésimo Redondo, en c/. Paco Aquino (Antº Góngora)
-Fructuoso Pérez, plaza Béjar (Barrio Alto)
-Grupo de Pescadores, El Zapillo (Antº Góngora)
CINES, DESINFECCIÓN Y PASARELAS
Dado lo “goloso” de sus céntricos solares y fruto preciado del destructivo pero beneficioso (para unos cuantos) desarrollismo urbano, tres terrazas-cine de verano abiertas a su largo y ancho cerraron en distintas fechas: Listz (próxima a Alcalde Muñoz), España (antes Boxing Club, esquina con Eguilior, frente al Instituto Celia Viñas) y Apolo B, en el patio de la Escuela de Formación (el Apolo A, anterior, ocupaba el actual Gran Hotel, pista de patinaje y Palacio de Justicia). Por un vergonzoso bando (abril, 1941) del gobernador Civil, Rodrigo Vivar Téllez, supimos que metros más abajo del centro educativo, en las hoy cocheras del Parque Móvil de la Junta de Andalucía, establecieron un local de desinfección al que, en evitación de contagios por desaseo y parasitismo, decían, fueron llevados por la Guardia Civil y Municipal “vagabundos, pordioseros y gitanos”, donde eran pelados y controlados durante veinte días.
Independiente al que frente a Talleres Oliveros facilitaba el tránsito del tren y peatones hacia el Puerto, el Ayuntamiento construyó en enero de 1942 una pasarela como prolongación de Obispo Orberá hacia Dr. Gregorio Marañón:
“La ciudad, que se encuentra dividida por una zona seca y arenosa, cauce de un río que arrastra de tarde en tarde la ironía de una cinta de agua por dos sectores importantes: la parte central… y la levantada en la parte meridional del Barrio Alto, tan típico y populoso”.
En mayo de 1942, festividad san Indalecio, co-patrón de Almería, el alcalde, “camarada Navarro Gay”, procedió a la colocación de otra primera piedra:
“Esta pasarela, segundo jalón de los cuatro que componen la rotura que aprisiona el desarrollo de nuestra población, tiene otra finalidad: acercarla a su feraz Huerta. Y este hecho justifica el deseo de la Hermandad de Labradores de poner a esta pasarela B bajo la advocación de su Santo Patrón, como ponen bajo su protección a sus cosechas”.
El angosto pasillo de piedra y protecciones metálicas se adornó de simbología franquista y una lápida recordatoria. Unía la calle Alcalde Muñoz (esquina al cuartel de la Policía Armada) y la Carrera del Perú. Más amplio y cómodo fue el tendido entre Santos Zárate y Paco Aquino, “vía central de la nueva barrida conocida por Huerta de Azcona y que, prolongada más tarde hasta el camino de Ronda, vendrá a constituir una arteria de gran circulación central en los dos sentidos, midiendo un ancho de 9,20 metros”. En Santos Zárate (prelado que a pesar de sus panegiristas escribió páginas escasamente cristianas en la diócesis almeriense) se halla el edificio original de Asistencia Social, destinado a Biblioteca Municipal (¡ojalá Carmen de Burgos le de nombre!) y calle donde se ubicaba el Laboratorio Francisco Durbán, fabricante, entre otros medicamentos, del famoso y socorrido antidiarreico Tanagel.
ESCUELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL
En 1948 Falange adquirió en 138 mil pesetas una extensa parcela abancalada al inicio de la Carrera del Perú para la construcción de la Escuela de Formación Profesional “Francisco Franco”, centro que vino a paliar la paupérrima oferta educativa de una capital de 75 mil almas, inmersa la gran mayoría en la pobreza, y no solo material. Al margen de La Salle y Colegio Diocesano, tras el bachillerato en el único Instituto solo quedaba la doble alternativa de Magisterio y Escuela de Comercio. Eso o el privilegio reservado a una minoría de alumnos de proseguir su formación académica en las Universidades de Granada y Madrid. Al año siguiente de la compra del solar comenzaron las obras bajo la dirección de Antonio Góngora Galera (Almería, 1911-2010). El curso 1951/52 ya acogió a la primera promoción, aunque su inauguración tuvo lugar en mayo de este último con la presencia de José Solís Ruíz. El todopoderoso Delegado Nacional de Sindicatos en los primeros gobierno de la dictadura, aprovechó su estancia para inaugurar asimismo las Escuelas Profesionales de Adra y Berja (además de un Taller-Escuela de la Sección Femenina virgitana).
Desde aquella década miles de alumnos (de la capital y provincia) salieron de sus aulas y talleres -dirigidos por un en general solvente profesorado- con la capacitación profesional suficiente para acceder al mercado laboral tras un plan de estudios de cuatro años: carpintería y ebanistería, mecánica y electromecánica, forja y fundición, decoración industrial, etc.; amén de comedor, biblioteca, salón de actos y pistas deportivas. Incluso anunciaron un taller femenino de labores, corte y confección (alejado de los varones) capaz para 200 alumnas; aunque desconozco si llegó a funcionar. La Escuela de Formación convivió a principio de los 60 con la de Maestría Industrial, en Cta. de Granada, adaptándose a partir de la transición democrática a las sucesivas reformas educativas. No exenta de polémica y vista las graves deficiencias en el inmueble, procedieron a su domicilio, reedificándolo ya como Instituto Alhamilla. A el nos referiremos en el próximo dominical.
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