Repaso biográfico a un personaje relevante en la historia de Adra

Un recorrido histórico por la vida de Rafael Sierra Valenzuela que fue un alto funcionario de la administración, lo que le llevó a vivir en varias etapas como gobernador de distintas provincias de Filipinas. Es la historia que relata Antonio López Romero en la publicación que presenta hoy, a las 18:00 horas, en el Museo de Adra.

El autor explica cómo nace la idea: "Surge en el momento en que llega a mis manos el libro y la tesis doctoral publicados en 1987 sobre la vida del escritor, periodista y poeta, Enrique Sierra Valenzuela (hermano de Rafael) debido al trabajo del profesor almeriense Antonio López Cruces. A su vez López Cruces había consultado el archivo familiar de la escritora Victoria Cuenca Gnecco, de paso amiga y paisana mía. Victoria puso a mi disposición gran parte de esa documentación familiar y me proporcionó una pista decisiva: la conexión con la familia leonesa de Rafael Sierra Valenzuela en Alija del Infantado y con un hombre entrañable y apasionado de la historia: Luis Matías Gómez-Villaboa Mielgo, descendiente de Adelina Gómez-Villaboa, mujer de Rafael Sierra y a la postre alcalde de Alija del Infantado".

López Romero señala lo que le interesa de este personaje: "Era un gran comunicador. Un ser dotado del don de caerle bien a casi todo el mundo, sin distinción de latitudes ni clases sociales. En su vida hay valentía, aventura, afán de superación. Creo que disfrutó mucho con todas las actividades que desarrolló, ya fuese trabajo o afición. El lector va a descubrir a un hombre sencillo, sin una formación académica reglada elevada, ni dotes de intelectualidad, que tuvo una cosa clara: para hacer algo que no se sabe hacer hay que fijarse en cómo lo hacen los mejores. Eso le llevó a tener una agenda de relaciones personales privilegiadas tanto en lo profesional y político como en lo sentimental. Fue amigo del líder liberal Sagasta y de otros hombres influyentes como Natalio Rivas o el escultor Martiano Benlliure, con quienes compartió almuerzos de hermandad. Aprendió de ellos para saber estar en todos los órdenes de la vida y eso para él fue más importante que el dinero que pudiese ganar".

El escritor destaca un momento de la vida de este hombre: "Cuando recibe en 1881 la Gran Cruz de Beneficencia por salvar a una familia de perecer ahogada en el transcurso de unas graves inundaciones ocurridas en Sevilla en diciembre de 1876, ciudad donde residía. Ello le llevó a ser tan popular en la ciudad que tuvo oportunidad de conocer a la Reina Isabel II y compartir con ella y con el resto de la familia real un acto oficial en Sevilla. Este hecho a la postre significó un golpe de timón y de suerte en su vida".

López ofrece los datos técnicos de la publicación: "La obra ha sido editada por una colaboración entren los ayuntamientos de Adra y Alija del Infantado con la colaboración del Instituto de Estudios Almerienses y el Instituto Leonés de Cultura de las respectivas diputaciones. Editado por MIC SL, la obra tienen una tirada de unos 1.000 ejemplares que ambos ayuntamientos procederán a distribuir directamente o a través de las librerías. El libro tiene 178 páginas y ha sido maquetado por Germán Balaguer".