Temen que los jabalíes desentierren cadáveres del cementerio de Topares por dejadez del Obispado

Con la iglesia hemos topado

La puerta del camposanto está rota y el Obispado ha prohibido a la Hermandad de Ánimas hacer cualquier gestión allí, un lugar que hasta ahora se han encargado de mantener, limpiar e incluso de construir y vender nichos de enterramiento

Los vecinos dicen que solo quedan dos nichos libres y que si hubiera más de dos fallecimientos a la vez no habría sitio para enterrar, teniendo en cuenta la situación de pandemia actual y que un gran porcentaje de la población de la pedanía son personas de avanzada edad

El conflicto de los topareños con el Obispado de Almería por la propiedad de los inmuebles que rodean a la iglesia, entre ellos el salón social-bar, salpica ahora al cementerio

Imagen del interior del cementerio de Topares, donde hay enterramientos en el suelo, en vertical en nichos construidos con ladrillos y en panteones

Con el conflicto por la propiedad de los locales que rodean a la iglesia de Topares en punto muerto y a la espera de que el Obispado de Almería vuelva a hacer una oferta o comunique su intención de zanjar el asunto en los juzgados, un nuevo capítulo se suma ahora a la historia. En esta ocasión el escenario de la discordia es el cementerio de la pedanía, cuya propiedad también ha manifestado el Obispado que es suya. Según ha explicado el abogado de los vecinos de Topares, Ricardo Martínez, el vicario general, Ignacio López, indicó a la Hermandad de Ánimas que tenía totalmente prohibido realizar cualquier actuación en el camposanto.

Puerta de acceso al cementerio de Topares que actualmente está rota y cuesta abrirla y cerrarla
"Si fallecieran más de dos personas a la vez en Topares no habría sitio para enterrarlas; solo quedan dos nichos libres en el cementerio", asegura el presidente de la Hermandad de Ánimas

El mantenimiento, limpieza, construcción y venta de nichos y demás cuestiones habituales en un lugar semejante siempre la ha llevado a cabo la Hermandad del municipio. Desde hace unos meses, con la prohibición expresa del vicario a realizar cualquier gestión, no solo no se limpia el terreno, que aseguran está "lleno de matorrales", sino que nadie se hace cargo del arreglo de la puerta de entrada que unas veces se queda abierta de par en par y otras veces no hay quien la abra. Al parecer, la puerta metálica se ha descuadrado y es complicada su manipulación, por lo que los vecinos cuando van a visitar a sus difuntos muchos no pueden entrar o directamente entran y luego no pueden cerrar la puerta. Así, asegura el letrado que también es vecino de la pedanía, "el temor que hay es que puedan entrar los jabalíes y empiecen a desenterrar cadáveres en su afán de encontrar comida en el suelo. Todos sabemos cómo actúan estos animales salvajes, que escarban en la tierra para buscar algo que llevarse a la boca. Y en este lugar hay muchos". La historia tiene a los vecinos en vilo, sobre todo a los más mayores, pues como señala Ricardo Martínez, "la escena sería muy desagradable; imagínense que un animal desenterrara a los difuntos"...

Pero además de esta preocupación, la intranquilidad de los topareños también se debe a que "solo quedan dos nichos libres en todo el cementerio de Topares", como ha indicado el letrado a Diario de Almería. Los vecinos, y el presidente de la Hermandad de Ánimas, aseguran que se trata de una "previsión escasa" teniendo en cuenta que nos encontramos en plena pandemia por el coronavirus, que está provocando muchísimas muertes, y que un gran porcentaje de vecinos de esta localidad es de edad avanzada. Y ponen como ejemplo que "si fallecieran más de dos personas a la vez nos veríamos que no tenemos sitio donde enterrarlos a todos".

La Hermandad va a arreglar la puerta con sus ahorros

El presidente de la Hermandad de Ánimas, Alfonso Serrano Marín, explica que "hasta ahora ha sido la Hermandad, con el dinero de todo el pueblo, la que se ha encargado de gestionar todo en el cementerio. De hecho había sobre la mesa ya una obra que se iba a llevar a cabo para hacer más nichos y arreglar la puerta de entrada. No se ha realizado debido a la prohibición expresa del Obispado de que no volvamos a intervenir más en este terreno que es de su propiedad. Sin embargo, indica Serrano Marín, "lo que sí vamos a hacer es arreglar la puerta de entrada, lo pagaremos con nuestros ahorros, porque no podemos dejar pasar esta situación que ha derivado de la dejadez del Obispado en el mantenimiento de este camposanto".

El terreno del cementerio es de tierra, donde crecen los matorrales y desde hace meses nadie se encarga de mantenerlo limpio, porque el Obispado ha prohibido a la Hermandad de Ánimas realizar allí cualquier intervención

"Topares lo que dice lo hace", recalca el abogado, al tiempo que explica que "recientemente, de cara al Día de Todos los Santos, la Hermandad contrató un servicio de limpieza para que adecentara el cementerio. La factura de estos trabajos ascendió a 500 euros y cuando fueron a pedir permiso al párroco para sacar dinero de la cuenta que hay mancomunada (entre el presidente de la Hermandad de Ánimas y el cura) éste se negó y directamente les dijo que la limpieza de sus difuntos era cuestión suya". La Hermandad tuvo que sufragar la factura con fondos que sacó de otro lado.

Al parecer, según ha explicado el abogado de la Hermandad de Ánimas, Ricardo Martínez, "el Obispado de Almería le habría encomendado la gestión y mantenimiento del cementerio a una empresa que lleva varios en la comarca. Sin embargo, nadie ha visto nunca venir a nadie aquí, ni mucho menos mover un solo dedo para adecentar el lugar".

El cementerio también lo construyó el pueblo en 1950

El cementerio de Topares es otra de las construcciones que llevaron a cabo los vecinos del pueblo. Fue en el año 1950 aproximadamente, según recuerdan algunos de los ciudadanos más mayores, quienes además explican que "el camposanto se construyó en unos terrenos donados por la familia Arias, vecinos de la localidad de La Puebla de Don Fadrique, en la comarca de Huéscar de la provincia de Granada. Se trata de una familia que tenían muy buena relación con el pueblo y que quiso ceder esos terrenos de su propiedad. El cementerio se amplió unos años más tarde, allá por el año 1960. Y desde siempre ha sido la Hermandad de Ánimas la que se ha encargado de gestionarlo, limpiarlo y realizar arreglos cuando ha sido necesario, aseguran.

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