La lluvia confinó el Vía Crucis al interior de San Agustín

No hay nada más sabio que el refranero español. Cada circunstancia tiene su refrán y ayer tocó aplicar el de ‘nunca llueve a gusto de todos’. Si el campo agradeció el agua con que el cielo obsequiaba sus resecas tierras, en las que llevaba meses sin caer una gota, e incluso la mayoría de almerienses comieron migas (ya sabemos lo que significa eso en Almería) la Agrupación de Cofradías rezaba para que la lluvia se retrasase hasta la madrugada del viernes. Pero no fue así y toda la tarde fue un continuo mirar al cielo y enviar de comunicados a hermanos mayores y a la prensa.

A las 6 de la tarde se mandó el primero: se esperaría hasta las 7’30 a ver si dejaba de llover. A esa hora se le daba un ultimátum a las nubes: si en una hora no cesaban de mandar agua, aún podría salvarse el Vía Crucis por el exterior de la Catedral; y llegada esa hora se optó por lo más sensato: habría Vía Crucis con la imagen del Cristo de la Redención pero en el interior del templo de San Agustín, su sede canónica.

El atípico Vía Crucis empezó a la hora estipulada, las 9 de la noche. El templo albergó a hermanos mayores y los miembros de las Cofradías que cabían, sin estandartes ni insignias, así como representates políticos: el alcalde, Ramón Fernández Pacheco y los concejales Mª del Mar García Lorca y Diego Cruz. Oficiaron el Vía Crucis el consiliario de la Agrupación, Juan José Martín, y el párrroco, José Juan Alarcón; y realizó las lecturas de las 14 estaciones la secretaria, Marina Contreras, mientras el Cristo procesionaba por las naves laterales.