El oso pardo se ocultaba en una cueva de Almería, así se reescribe la prehistoria en la Sierra de Gádor
El hallazgo de un oso pardo en la Sierra de Gádor (Almería) es el más antiguo de Ursus arctos de España y uno de los tres más antiguos del mundo
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La provincia de Almería fue hace medio millón de años un refugio frío, húmedo y boscoso donde sobrevivían los primeros osos pardos de Europa meridional. El descubrimiento, realizado en la Sierra de Gádor y analizado en 2017 por la Universidad de Almería y la Universidad Politécnica de Madrid, confirmó que dos fragmentos óseos hallados en una cueva correspondían a un ejemplar de Ursus arctos con una antigüedad de 400.000 a 500.000 años, el registro más antiguo de España y uno de los tres más antiguos del planeta. El hallazgo fue inicialmente conocido en 2016 gracias al espeleólogo David Martínez, y desde entonces ha generado una de las cronologías paleontológicas más sorprendentes del sur peninsular.
Un hallazgo casi olvidado durante 30 años
Lo que hoy es un referente mundial de la paleontología comenzó como una historia casi perdida. Hace tres décadas, el espeleólogo aficionado David Martínez, entonces adolescente, encontró en la conocida Cueva de los Burros unos fragmentos que intuía de oso. Intentó entregarlos a la administración, pero los restos quedaron sin estudio durante años.
El caso resurgió a finales de 2016, cuando Martínez regresó a la cavidad acompañado por la sección de Medio Ambiente de la Policía Autonómica de Andalucía. Los huesos se depositaron en el CECOUAL, el Centro de Colecciones Científicas de la Universidad de Almería, que activó la cadena de custodia y envió el material para su análisis especializado.
El análisis científico que cambió el mapa del oso pardo en Iberia
El estudio fue encargado al profesor Trinidad de Torres, catedrático de la UPM, descubridor de la Sima de los Huesos de Atapuerca y uno de los mayores expertos europeos en osos fósiles. En su laboratorio de Madrid identificó los fragmentos como un cúbito y un radio de Ursus arctos y situó su antigüedad entre 400.000 y 500.000 años, en pleno Pleistoceno Medio.
Con este resultado, Gádor se convirtió de inmediato en el yacimiento más antiguo de Ursus arctos de España y en uno de los tres más antiguos conocidos a escala internacional, equiparable solo a referencias de Francia e Italia. El hallazgo desmontó el tradicional sesgo norteño de la investigación y demostró que el sur ibérico fue un refugio climático crucial para las primeras poblaciones de oso pardo.
Una Almería “muy fría y mucho más verde”
Lejos del paisaje actual, la Sierra de Gádor del Pleistoceno Medio era un entorno frío, húmedo y boscoso. Los estudios de polen fósil y travertinos describen un clima con al menos 700 mm de lluvia al año, inviernos con medias de enero entre –7 y +3 ºC y veranos suaves que no superaban los 25 ºC.
Este ecosistema, comparable en algunos rasgos a regiones actuales del norte peninsular, ofrecía alimento y cobertura vegetal suficiente para grandes plantígrados. La presencia del oso pardo confirma que Gádor fue un refugio biogeográfico durante los ciclos glaciales del Cuaternario.
Una pieza clave pendiente de su gran publicación científica
El fósil de Gádor ya forma parte de la literatura académica sobre la expansión del oso pardo en Iberia, donde se cita expresamente al sur peninsular como el lugar con las menciones más antiguas del Pleistoceno Medio. Aun así, queda pendiente la publicación monográfica que detalle al completo la metodología de datación y la morfometría de los huesos, un paso necesario para su plena integración internacional.
Hasta entonces, aquellos dos huesos hallados en una cueva de Felix seguirán siendo el testimonio más antiguo del oso pardo en España y el recordatorio de que Almería fue, literalmente, tierra de osos.
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