De Argelia a Almería en poco más de cuatro horas: desembarco de inmigrantes en Cala Chica
Dos neumáticas sorprendieron este martes a los bañistas al descargar a casi 80 personas
Y al tercer viaje... encalló la Phantom
Desde finales de marzo, con la llegada del buen tiempo, las oleadas de pateras y narcolanchas con inmigrantes irregulares son habituales en los más de 200 kilómetros de costa almeriense entre Adra y Pulpí. Almería sigue siendo el punto más caliente de la inmigración clandestina de la península con más 55.000 personas en la última década y también se ha convertido en un enclave geoestratégico imprescindible para la supervivencia de las mafias del triple negocio del transporte de seres humanos, tráfico de hachís y de la industria auxiliar del petaqueo. Los avistamientos de semirrígidas fondeando cargadas de petacas son frecuentes, pero no tanto los desembarcos a plena luz del día en playas concurridas como el que se vivió este martes en Cala Chica.
Decenas de bañistas fueron sorprendidos por dos planeadoras, del tipo Phantom, que irrumpieron a través de las aguas cristalinas de este rincón del parque natural de Cabo de Gata-Níjar transportando a cerca de 80 inmigrantes, la mitad en cada embarcación. A unos quince metros de la orilla los obligaron saltar y reiniciaron en sus narcolanchas su viaje de retorno hacia el golfo de Orán. El trayecto hasta el litoral almeriense había comenzado a las siete de la mañana y lo completaron poco antes de las doce del mediodía, por lo que tardaron poco más de cuatro horas en completar un negocio muy rentable al cobrar a cada uno de los viajeros la cantidad de 9.000 euros. Así lo reconocía uno de los inmigrantes, en su mayoría procedentes de Argelia, Marruecos y Sáhara occidental.
Todos varones eran varones de entre 20 y 40 años con la excepción de una única mujer, tal y como explican los testigos que les atendieron a su llegada a la playa. Uno de los bañistas explica que no había ni cobertura y tuvo que subir a la zona alta de acceso a la cala para poder notificarlo a las autoridades. Poco después llegaría un coche patrulla de la Guardia Civil, pero la mayoría de los inmigrantes ya se habían marchado por su propio pie. Una estampa que se viene repitiendo en las playas de levante y poniente de Almería en los últimos años al ser la zona de la península a la que llegan más embarcaciones en el tránsito desde el norte de África.
La ruta argelina ha vuelto a liderar los flujos migratorios, después de varios periodos en los que se contabilizaron más desplazamientos desde Marruecos con oleadas permanentes principalmente a las playas del Poniente almeriense. Una vez llegados al litoral almeriense, en la carretera los suelen recoger los familiares y allegados, cuando tienen a alguien esperando a este lado del mar del Alborán, a los que han informado previamente de la zona aproximada de llegada cuando recuperan la cobertura del teléfono móvil a unas cinco millas de la costa. La mayoría continuará su trayecto hacia Francia y con ayuda de otros organizadores de su tránsito ilegal vuelven a pagar entre 300 euros por traslados en coche hacia Valencia, Cataluña y País Vasco.
Las redes de la inmigración clandestina tienen fácil acceso al mercado de las Phantom, una neumática que soporta gran caballaje, aunque sus maniobras quedan mermadas en el momento en el que son objeto de persecución. Durante el trayecto suelen navegar a velocidad de crucero de entre 35-40 nudos, esquivando la presencia policial con su rádar, y sólo fuerzan el motor cuando son detectados y perseguidos. A veces llegan pequeñas semirrígidas con un solo motor e incluso botes de fibra con una potencia mínima que implica graves riesgos para sus tripulantes. Las narcolanchas realizan hasta cuatro o cinco viajes por jornada entre la costa almeriense y la africana, oleadas permanentes que desbordan las capacidades de actuación de la Guardia Civil y protagonizando violentos desembarcos porque no se aproximan demasiado a la orilla. Las mafias que trafican con la desesperación humana no perdonan a nadie y el que no sabe nadar tiene difícil alcanzar tierra firme.
357 pateras en el último año
Durante el pasado año llegaron a la provincia en 357 pateras y narcolanchas 4.067 personas y 6.433 a bordo de 492 embarcaciones en el ejercicio anterior. El subdelegado del Gobierno, José María Martín, aseguraba en primavera, tras la muerte de tres personas intentando alcanzar la provincia a través del Mediterráneo, que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado seguirán trabajando e intensificando la lucha contra las mafias y sus ramificaciones como la del petaqueo y puso en valor el aumento de medios humanos y materiales que se ha realizado en los últimos años.
Asociaciones y sindicatos policiales consideran que siguen "infradotados" para hacer frente a la actividad creciente de estas organizaciones delictivas, con recursos ilimitados y la tecnología más avanzada, que han desplazado sus estructuras operativas y logísticas hacia el mar de Alborán por el estrangulamiento y presión policial que sufren en aguas del Estrecho. La estadística del Ministerio del Interior contabiliza en Almería 139 detenciones por tráfico ilegal de personas en 2022, 2023 y 2024 (el último año hasta septiembre), en su mayoría patrones de pateras y colaboradores de la inmigración irregular. Entre los años 2012 y 2025 son ya más de 800 personas detenidas e investigadas por su implicación en el transporte marítimo irregular de migrantes, casi medio millar en la etapa posterior a la pandemia.
También te puede interesar