Banco de alimentos de almería

El banco con el mejor interés

  • La entidad con sede en Roquetas de Mar contribuye decididamente a que 47.000 almerienses coman cada día

  • Está entre los cinco bancos nacionales que más reparten

El vicepresidente del Banco de Alimentos, Luis Medina, junto a uno de los voluntarios más activos, Miguel Nieto, en el interior de su sede.

El vicepresidente del Banco de Alimentos, Luis Medina, junto a uno de los voluntarios más activos, Miguel Nieto, en el interior de su sede. / Anyo

Uno entra en las naves con las que el Banco de Alimentos de Almería cuenta en Roquetas de Mar –dos contiguas, de unos 500 metros cuadrados cada una– y no se hace bien a la idea de lo que fueron los orígenes de esta entidad, que contribuye decididamente a que se alimentan a diario 47.000 almerienses. Juan Azorín y su esposa iniciaron la labor solidaria en un garaje. Sintieron la necesidad de ayudar a los necesitados y comenzaron pidiendo a los supermercados las ‘mermas’, productos ya sin venta y próximos a caducar. Después los repartían en una vieja ‘C-15’, especialmente a casas de monjas. Luego comenzaron organizando las primeras recogidas y al poco se sumaron a los primeros bancos de alimentos que surgieron en otras ciudades.

Luis Medina y Miguel Nieto, junto a los dos vehículos donados al Banco de Alimentos. Luis Medina y Miguel Nieto, junto a los dos vehículos donados al Banco de Alimentos.

Luis Medina y Miguel Nieto, junto a los dos vehículos donados al Banco de Alimentos. / Anyo

Dos décadas después, aquel bonito proyecto benéfico, casi personal, es un mastodonte solidario que distribuye en torno a 4 millones de kilos de alimentos al año a cerca de 200 asociaciones y colectivos de todo tipo en Almería, figurando en el ‘top 5’ nacional de bancos que más kilos reparten. Y 20 años después, peinando ya los 84, Juan Azorín continúa yendo cada mañana a las oficinas del Banco de Alimentos que preside.

Luis Medina es su mano derecha. Vicepresidente de la entidad y responsable del reparto a las asociaciones y colectivos, que se realiza semanalmente de forma centralizada en las instalaciones de Roquetas de Mar. Él comenzó en esto el día en que escuchó hablar, a través de amigos, de esta entidad, que sólo le sonaba de lejos, y se acercó a conocerla. “Empecé de voluntario uno o dos días a la semana y acabé la semana entera. Al poco me hice patrono del Banco –la aportación económica de los patronos es voluntaria–, luego jefe de logística... y desde entonces no he parado”, subraya.

Productos listos para su reparto en la delegación del Levante Almeriense. Productos listos para su reparto en la delegación del Levante Almeriense.

Productos listos para su reparto en la delegación del Levante Almeriense. / D. A.

La jubilación marca en este y otros muchos casos el inicio de una etapa que, como reconoce Miguel Nieto, “engancha mucho”. Miguel es voluntario desde hace siete años y chófer ‘titular’ de las dos furgonetas que en su día fueron donadas por una compañía bancaria y un gran supermercado. Nieto se topó con el Banco de Alimentos mientras paseaba, y desde entonces tampoco se ha apartado ni un momento. Reconoce que “muchas veces es mucho el trabajo que nos ‘cargamos’, porque hay que mover muchos kilos, clasificar, repartir... pero lo hacemos con una satisfacción enorme, porque sabemos que estamos ayudando a personas que lo necesitan”, cuenta. “Yo siempre que salgo por la puerta me voy con la sensación de haber hecho los deberes”.

Miguel reparte solo a colectivos que no pueden desplazarse a Roquetas, como es el caso de monjas de clausura, o cuando tiene que ir a recoger producto donado por alguna empresa, pero la norma es que son los colectivos los que van a por los alimentos a las instalaciones del Banco. “Dos veces a la semana recibimos productos frescos, gracias a lo que nos llega a través de la Junta de Andalucía y de Europa”, explica Luis Medina. Toda esa ayuda se canaliza a través de FESBAL, la federación española de bancos de alimentos, que es el principal suministrador del género, llegado en una importante proporción desde la Unión Europea. Es la solidaridad circular.

Vista exterior de la sede del Banco de Alimentos de Almería, ubicado en Roquetas Vista exterior de la sede del Banco de Alimentos de Almería, ubicado en Roquetas

Vista exterior de la sede del Banco de Alimentos de Almería, ubicado en Roquetas / Anyo

Dos veces a la semana reciben productos frescos, frutas y hortalizas que se van repartiendo entre todas las asociaciones beneficiarias. “Nos llegan entre 30 y 35.000 kilos semanalmente”, apuntan. Y tres veces al año reciben cerca de 600.000 kilos a través de FESBAL. “Llegan siete u ocho trailers al día durante varios días”, explica Medina. Es en esos días, y durante las dos grandes recogidas anuales, cuando el trabajo se desborda en el Banco almeriense. Dichas campañas son la ‘Operación Kilo’, en la que participan algunos supermercados, y la ‘Gran Recogida’, en la que colaboran todos. Gracias a ambas este año se han recaudado más de 220.000 kilos en Almería. “En estas campañas necesitamos muchas manos y son las propias asociaciones que luego reciben alimentos las que aportan voluntarios”, explica Luis Medina.

Juan Azorín, al recibir la donación de Hoteles Senator de manos de Juan Rosell. Juan Azorín, al recibir la donación de Hoteles Senator de manos de Juan Rosell.

Juan Azorín, al recibir la donación de Hoteles Senator de manos de Juan Rosell. / Rafael González

Como media, cada persona atendida por las asociaciones que reciben los alimentos sale a entre 20 y 22 kilos de comida al año. Y a todo este enorme movimiento de kilos se ha de sumar la aportación anual de la empresa que, de largo, más colabora con el Banco almeriense: Hoteles Senator. La cadena que preside Juan Rosell entregó hace solo unas semanas más de 75.000 kilos, recaudados con recursos de la propia empresa, gracias a sus proveedores y por la campaña en la que regala entradas para Oasys Mini Hollywood a cambio de alimentos. “Esos días las naves son un hervidero de gente”, subraya Miguel Nieto.

El Banco recibe con frecuencia a personas que se acercan a intentar pedir comida directamente. “No los podemos ayudar dándoles directamente los alimentos”, explican. Pero sí les ayudan. “Les decimos, según su zona, a qué asociación se pueden dirigir”.

“¿Mi principal satisfacción? sin duda saber que estamos haciendo algo que creo que es bueno, ayudando directamente a las personas, y que realmente llega a quien la necesita”, resume Luis Medina.

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