Bar Barlovento y Cuartel de la Misericordia, vecinos

Crónicas desde la Ciudad

Barlovento terraza / D.A.
Antonio Sevillano

09 de febrero 2025 - 08:00

Sólidas razones afectivas me ligan íntimamente al Casco Histórico de la Muy Noble, Muy Leal y Decidida por la Libertad Ciudad de Almería. Es decir, la primitiva al-Madina fundada en la segunda mitad del siglo IX por Abderramán III, emir independiente del poderoso Califato Omeya de Córdoba, y posterior Reino de Taifa con Jayrán y Zohair. Un sentimiento de pertenencia al barrio al que no son ajenos los lazos de amistad con numerosos de sus habitantes, quienes tiempo atrás me distinguieron como Vecino Adoptivo. Ilustre título que me honra y del que presumo en mi currículo particular. No es de extrañar por tanto el hecho de que si me pierdo -deliberadamente o no- deben buscarme por sus angostas calles y callejuelas, patios y adarves o recoletas plazas y plazoletas inundadas de luz mediterránea y esencia milenaria. Devenida en cristiana y conventual tras siete centurias de cultura musulmana.

El Barlovento -café bar con el que compartimos esta página- encara la quilla de su fachada en calle Gral. Luque a la imponente mole arquitectónica del Cuartel de la Misericordia o, en la memoria de quienes ya peinan canas, “cuartel de los soldaos”. Un acuartelamiento destinado a la tropa acantonada en la Plaza y que dejó buen número de páginas descritas en los anales históricos del condecorado Regimiento de la Corona, del Rgmto. Nápoles nº 24 (en el que a mediados de los sesenta presté la obligada y sufrida “mili”) y del Batallón de Ametralladoras nº 2, de infausta memoria, sublevado contra la legalidad republicana el 21 de julio de 1936. El inmueble, hoy parcialmente infrautilizado, es sede del Gobierno Militar y acoge a otros servicios auxiliares y/o administrativos.

Cuartel de la Misericordia / D.A.

El pétreo edificio -merecedor de ser declarado Bien de Interés Cultural- fue mandado construir por la Diócesis en el último tercio del siglo XVIII como Casa de la Misericordia o de Beneficencia. Siendo obispo fray Anselmo Rodríguez, las obras comenzaron en 1784 sobre un perímetro cuadrangular de 11.820 m/2 en parte del solar de la que fuese mezquita aljama y posterior catedral urcitana; pero el proyecto se paralizó por razones que ahora no procede extenderse. En 1815 fue adquirido por el Ministerio de la Guerra y en 1887 concluido en su estructura de tres plantas, según proyecto del arquitecto municipal Trinidad Cuartara.

Tres renombrados locales le precedieron: Barranquete, El Distinguido y En la esquinita te espero

Local de tradicional tapeo almeriense

A modo de introductor de embajadores y abanderado del flamenco provincial en la capital del Reino, mi entrañable amigo Alejandro Reyes Domene (¿cuándo la señora alcaldesa, María del Mar Vázquez, le impondrá el escudo de oro de la ciudad prometido formal y solemnemente en la peña El Morato?) me mostró -en calidad de “almorzador” habitual- las bondades de su cocina, respetuosa con las materias primas adquiridas y donde les prestan especial atención a los aceites usados en sus frituras. Ello me recordó el comentario del ilustrado viajero Charles de Davillier durante su visita a Almería y estancia (1862) en el Mesón del Malagueño, hoy Casa Puga).

Las camas de la fonda nos parecían excelentes, y la cocina de aceite, suculenta...

Alejandro Reyes y Andrea Barrionuevo, directora del documental “Club de Reyes” / D.A.

Casada con Vicente Morales y madre de tres hijos (Jenifer, Rubén y Adrián), Carmen Cruz López inició su andadura hostelera regentando el bar de la Asociación Deportiva Chafarinas, hasta el 2 de enero de 2016 en el que inauguraron el local de General Luque nº 18. Desde entonces Carmen dirige Barlovento con sobrada eficacia y solvencia profesional, ayudada en el servicio de las mesas y terraza por su benjamín (Adrián) y Cristián; con Ana y Sergio al frente de los fogones y ollas donde se miman diferentes platos típicos almerienses: trigo, berza, migas, arroz, etc. Y las más de 30 tapas que oferta su carta, mayoritariamente pescado: además de carnes, tostas, ensaladas, entrantes y verduritas rebozadas.

Al personal laboral citado se suma la inestimable ayuda de su esposo Vicente, ya jubilado tras cuatro décadas ligado a la lonja del puerto pesquero y por tanto experimentado conocedor y adquisidor del pescado fresco que se consume diariamente. Abren temprano para servir los consabidos desayunos y seguir atendiendo día a día (incluidos sábados y domingos) a una clientela fidelizada, tanto del barrio como de otros puntos de la ciudad y provincia atraída por la publicidad del “boca a boca”, dada su relación calidad/precio. Sin el suplemento que hoy tanto se prodiga en una ciudad que fue pionera, santo y seña tapeador en todo el territorio nacional. De Barlovento cabe resaltar, por último, su atención por aquellos visitantes celíacos o que tienen prohibido el gluten y otros aditivos perjudícales a la salud. Y dos números para reservas, especialmente los fines de semana: 639 099638 y 639 645797.

En su muy variada carta de tapas y raciones destaca el pescado adquirido a diario en la Lonja

Con la vista en el pasado

Tal y como corresponde a un enclave urbano populoso y transitado -del Centro y la Almedina a Plaza Pavía, Reducto, Pescadería y La Chanca-, varios fueron los bares que dejaron su impronta en la zona y aún son vagamente recordados. Me limito a tres que en su momento fueron acreditados convecinos:

-En la esquinita te espero, calle Pedro Jover. Su propietario disponía de una fábrica de aguardiente y coñac en el Cerro de las Cruces (barrio de La Caridad).

-El Distinguido. Frente al Cuartel y aledaño a la iglesia de San Juan, propiedad de Manuel Mullor Amat:

Salón espacioso para juego de dominó. Conciertos diarios en una grandiosa gramola, con los discos de alta novedad. Pescados calientes a todas horas y en clase fina, ricos bocadillos, chambis, meriendas y desayunos. Cerveza Damm helada, refrescos al natural con sifón, a 15 céntimos

-Casa Barranquete. El cantaor Francisco Fuentes Vílchez “Paco Barranquete” trasladó el bar vecino a La Misericordia hasta la circunvalación del Mercado Central de Abastos. De reconocida solera y lugar de reunión de cabales aficionados al cante y a la guitarra desde los pasados años cuarenta.

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