Un biscuter en Almería: coche, moto y fantasía

Cuenta y razón

Setenta se cumplen este año de la llegada a España de un vehículo llamado a representar a todos los de su clase, el más entrañable de los microcoches, el primero de los sin carnet

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La llegada del primer biscuter a Almería hace setenta años / D.A.
José Luis Ruz Márquez

Almería, 30 de septiembre 2023 - 23:13

Un año hacía que había venido al mundo, que es como decir a Francia para el francés, en 1952; la verdad que ante tal indiferencia que su padre, el ingeniero Gabriel Voisín, cogió en brazos a su criatura y en pañales se la trajo a un país que, habituado a recibir de París todo lo recién nacido, le deparó la mejor acogida, de acuerdo con el eslogan turístico "España es diferente"... y bien que esta lo sentía, deseosa de parecerse a las naciones occidentales que despiertas de la pesadilla de la guerra mundial andando iban ya por el camino de la recuperación. Necesita nuestro país salir de un aislamiento que le obliga a dar por bueno no ya al pulpo sino a la almeja como animal de compañía, en una posguerra en la que abundan las cosas que parecen verdad sin serlo; si el ingenio fue capaz de hacer creer que la cebada tostada o la achicoria eran un buen café, no tiene por qué extrañarnos que un cajón de chapa con forma azapatillada, dos faros y cuatro ruedas -en realidad dos motos scooters juntas y de ahí el nombre- fuera a todos los efectos un automóvil…

Bueno, más que auto, una ilusión: que había que tirar de mucha para sobrevivir en la todavía dura España de 1953, en una Almería por la que rueda un parque móvil con vehículos anteriores a la Guerra Civil, tan escaso que el Paseo permite en su calzada el juego de los niños, el andar despreocupado de los mayores y aún la formación de corrillos solo de tarde en tarde disueltos por el ronquido de alguna bocina, en un escenario en el que los pocos coches nuevos tienen una existencia casi virtual y como tales aparecen rodando en el periódico "Yugo", como el 4/4 anunciado en "venta libre" por la agencia Renault de Darío Rodríguez, en el número 22 de la calle Navarro Rodrigo.

Presentado en sociedad en el Salón del Automóvil de Barcelona de 1954, ya en otoño de 1955 está aquí el Biscuter, llegado, no por arte de birlibirloque sino por la empresa Manuel Sicilia que ha adecuado el local del número 42 de la calle Granada -via llamada de Saliquet, el general de los bigotazos que igual que daba nombre a una calle, era amigo de Franco o tomaba café en el Colón- para sede de la agencia almeriense de la Biscuter Voisin Autonacional, de Barcelona que fue inaugurada el domingo 20 de noviembre de 1955, como entonces mandaba Dios: el día del aniversario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera y a hisopazos de agua bendita, en esta ocasión de la mano del futuro canónigo de la catedral Lucas Ramos Estrada quien, ya puesto, salió y roció a los diez flamantes cochecitos enfilados en la calle. En el local, el público oyó atento el discurso del director comercial de la firma, Juan Andreu: "No es un coche ni pretende serlo. Es simplemente un vehículo cien por cien utilitario al servicio de esta épocaque estamos viviendo. De ahí, pues, que Almería, por su calidad indiscutible de gran ciudad andaluza, no puede estar ausente a la hora de la distribución de este práctico vehículo".

Halago a la tierra almeriense en un castellano con perfecto acento catalán que arrancó el aplauso de la asistencia entre la que destacaban: Francisco Sáiz Sanz, director del Instituto, Juan de Oña, fiscal de la Audiencia, José María Artero, director de Magisterio, José Velasco, médico, Enrique Vázquez de Leyva, director de Agentes Comerciales, Antonio Quirós, director de Radio Almería, … y tras aquellas palabras la charla animada por la espléndida copa de vino que sirvió el café Colón. Los diez cochecitos giraron una ruta por el endomingado Paseo y las principales calles de la ciudad, ante la admiración y el aplauso de un público que los contemplaba divertido en su rodar y, sobre todo, en su parar, al ver cómo lo aparcaban a brazo ante la inexistencia de marcha atrás o lo arrancaban a tirador manual.

Biscuter en Bola Azul / D.A.

Su pequeñez le proporcionó el inevitable chiste: que se había escapado de los caballitos de feria… Y su estética, la frase: "Eres más feo que un Biscúter"... y otras gracias tonticas que no desanimaron a sus admiradores, siendo el primer vecino de Almería propietario de un cochecito el ya citado catedrático Saiz Sanz, seguido al poco del herrero Miguel Algarra, el militar Alfonso Peñafiel, el médico Eduardo Pérez, Modesto Sevilla, Juan Asensio Artés, Pedro Navarro… En la feria del año siguiente, hizo el Biscuter yincanas en el Parque, carreras y aún viajes de gala y mantilla a la plaza de toros... y hasta hubo uno, el AL 3495, aquí fotografiado ante un recién nacido hospital de la Bola Azul y abrazado por Alejandro Sicilia, no se sabe si antes o después de viajar a Madrid, hazaña que acabó por animar a los compradores más indecisos.

Con la excepción de la muerte en accidente del boticario de Zurgena, Manuel Velázquez de Castro, fue la de los Biscuter una existencia tranquila en lo mecánico, pero azarosa en lo financiero pues pronto harían su aparición los problemas económicos ocasionados por las devoluciones de las letras a 6, 12 y 18 meses de sus plazos, "cómodos" solo para la publicidad, que no era fácil pagar las veinticinco mil pesetas, el sueldo de tres años de un trabajador, que costaba el microcoche; los impagos, las letras colgadas, acabaron cerrando la agencia que solo conservó la atención mecánica desde el garaje Colón. Ni siquiera para estos bollos tan pequeños estaba el horno; aún faltaba para que el Seat Seiscientos se llevara la "gloria" de poner a rodar a los almerienses de a pie, cuando Manuel Sicilia Muñoz ya lo ha intentado con no poco trabajo e ilusión, lo que le hace merecedor de la dedicatoria de estas líneas por introductor en Almería del pequeño gran vehículo que hoy sería sólo pura leyenda en nuestra tierra de no haber conservado uno de ellos el sano aire de Chirivel y el cuido de Alfredo Egea Reche: Un Biscuter en Almería. Coche, moto y fantasía.

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