La capital se libra del exceso de palomas con 14.000 capturas

Todavía queda una población de 10.000 ejemplares por lo que el Ayuntamiento amplía el programa por otros dos años más para atajar la rápida reproducción

Vecinos achacan el exceso de palomas en El Puche a la mala utilización de los contenedores de basura.
Vecinos achacan el exceso de palomas en El Puche a la mala utilización de los contenedores de basura.
María Victoria Revilla / Almería

01 de diciembre 2008 - 01:00

Entre el símbolo de la paz o ratas con alas hay una gran variedad de opiniones acerca de las palomas, pero lo cierto es que, como todo en su exceso, una sobrepoblación de estas aves ocasiona graves problemas en las ciudades, no sólo en la conservación de los edificios, también desde el punto de vista higiénico sanitario. La capital almeriense y edificios como la Catedral, la Escuela de Artes o el propio Ayuntamiento pueden dar buena cuenta de ello. Han padecido durante años las consecuencias de las palominas con una sobrepoblación en la capital que llegó a cifrarse hasta incluso 65.000 ejemplares. Ahora apenas quedan 10.000.

Expertos consideran una "exageración" el cómputo que situaba la población de palomas en esos 65.000 ejemplares, pero no es desproporcionado asegurar que recorrer la calle de Las Tiendas y aledañas no hace más de siete años conllevaba el riesgo de recibir literalmente una lluvia de palominas en lo alto. En las hemerotecas aún se conserva la imagen de bomberos encaramados en la fachada de la Catedral, enfrascados en retirar los excrementos de la piedra, seriamente dañada.

El Ayuntamiento de Almería inició durante el mandato del socialista Santiago Martínez Cabrejas un programa para la reducción del número de estas aves, consistente en el suministro de medicamentos para su esterilización escondido entre la comida.

Fue el primer intento de lo que ha sido, a lo largo del último lustro, una guerra declarada contra el exceso de palomas con distintos programas contratados por el Consistorio. Del último se ha hecho cargo la empresa especializada en el control de aves Monumenta de ámbito nacional. Dos técnicos y un veterinario comenzaron su trabajo en Almería en 2007, contabilizando entonces una población superior a los 24.000 ejemplares.

Los casi dos años de trabajo han dado como resultado una drástica reducción del número de estas aves, de las cuales quedan, según Óscar González, gerente de Monumenta, unas 10.000, tras haber efectuado 14.000 capturas aproximadamente. No obstante, como apunta González, no es una cuestión de números pues es "es muy difícil -aclara- determinar cuántas quedan, puesto que las palomas se reproducen rápidamente, con mucha facilidad".

Los datos son, sin embargo, sorprendentes y evidencia cómo un símbolo de la paz puede convertirse en una tortura hasta para la Iglesia. El edificio de la capital que más ha sufrido los efectos de la sobrepoblación es el templo de San José, donde Monumenta ha llegado a recoger hasta 2.139 palomas. Una auténtica locura.

Le siguen edificios como el Auditorio Maestro Padilla, con 1.054 capturas, o el barrio de Cabo de Gata, donde el número de palomas recogidas supera también el millar con 1.173 ejemplares trasladados.

La responsable municipal de la Concejalía de Salud y Consumo, Rafaela Abad, apunta que la actuación en edificios de gran valor histórico y arquitectónico ha cosechado excelentes resultados. Es el caso de la Escuela de Artes, la citada Catedral, el Ayuntamiento, La Salle, el Círculo Mercantil, la Gestoría Arcos en la Puerta Purchena, la Casa de las Mariposas o el antiguo Cuartel de la Policía Local, entre otros ejemplos. El control se ha efectuado sobre calles enteras como Obispo Orberá o Marqués de Comillas o en espacios donde a la gaviota se le presupone el reinado como la playa de El Zapillo.

El mecanismo en cada uno de estos puntos ha sido el mismo. A petición de los afectados, la denuncia le es trasladada por Salud a Monumenta, cuyos operarios comienzan un paciente operativo basado en la captura y en el que no se emplean "anticonceptivos".

"Se le suministra comida y agua a las palomas y se espera a que entren en las jaulas. Si el primer día no se consigue que entren en ellas, hacemos una ceba para que se vayan acostumbrando a ir a ese punto de la ciudad", explica el gerente de Monumenta.

Una vez realizada la captura, el ejemplar es examinado por el veterinario que comprueba el estado de salud del ave y, sobre todo, si no presenta enfermedades o parásitos internos perjudiciales para las personas -en raras ocasiones- o para los animales de compañía (gatos y perros).

Las palomas son luego liberadas "por la sierra, a 80 o 100 kilómetros de la ciudad", una localización sin concretar tanto por Monumenta como por el Ayuntamiento. Sí especifica el gerente de la empresa que la suelta de palomas en el campo no hace peligrar el equilibrio del ecosistema. "No suponen un elemento desestabilizador, sirven de alimento a las rapaces. Deberían estar en el campo y no en la ciudad", responde Óscar González.

El Ayuntamiento no quiere bajar la guardia, consciente la concejal de Salud y Consumo de que 10.000 palomas sobrevolando la ciudad es una población aún excesiva y, sobre todo, de su gran capacidad reproductora. De ahí que el programa, con una duración inicial de dos años, no haya querido interrumpirse. La Junta de Gobierno Local ha aprobado recientemente la concesión de una prórroga de dos meses a Monumenta, tiempo que gana el Ayuntamiento para volver a sacar a concurso público la contratación de este servicio sin dejar de efectuar el control preventivo en ningún momento. Imagínense 2.139 palomas sobre su tejado...

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