El legado de Félix en el Cabo de Gata, un guarda del Seprona amante de la cetrería
CETRERÍA
Un nuevo Rodríguez de la Fuente es el encargado de cuidar el entorno del Cabo, donde cada día puede disfrutar de la cetrería y del vuelo de sus aves rapaces en absoluta libertad
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No debe ser casualidad que Javier Rodríguez de la Fuente comparta apellidos con el hombre que introdujo e impulsó el movimiento de protección a la naturaleza , y el que según él es considerado “el padre de todos los cetreros”.
Fue gracias a Félix Rodríguez de la Fuente como despertó en este hombre el amor por la naturaleza y por las aves. El hecho de compartir apellidos con este ilustre naturalista hizo a Javier interesarse por su obra, y así fue como decidió practicar cetrería con tan solo 12 años, y posteriormente consagrar su vida al SEPRONA y a proteger a los animales.
Y es que este cetrero tiene algo que le hace diferente a los demás. Javier no se dedica a cazar con rapaces, si no que vuela a sus aves en el entorno del Cabo de Gata con el único fin de alimentarlas y hacerlas disfrutar.
Para ello, él educa sus halcones de manera que únicamente cacen presas que él mismo les lanza, evitando así que rompan con la fauna local. “Disfruto cada día de su vuelo y de verlas felices en libertad en un entorno tan especial como es el paraje del Cabo de Gata, no se me ocurre un lugar mejor para que puedan disfrutar de la naturaleza”, afirma Javier.
Su compromiso con los animales y el medio ambiente es el motivo por el que no utiliza estas aves para la caza “A mi me da pena matar animales, y además es un ejercicio muy complejo y requiere mucho tiempo libre. Por eso yo mismo me encargo de simular la cacería para que ellas se sientan felices, ya que son depredadoras y necesitan la caza para su felicidad”, destaca Rodríguez De la Fuente.
Este cetrero practica una modalidad de la actividad denominada ‘altanería’ que consiste en hacer volar los halcones en lo que se conoce como alto vuelo, es decir, a muchos metros de la superficie o terreno. Esta práctica requiere un gran entrenamiento previo de los pájaros, ya que los halcones necesitan estar en plena forma y muy ejercitados para dejarse caer empicados desde una importante altura. En cambio el águila real no es un ave que necesite estar muy entrenada pues es utilizada para la práctica de la cetrería a bajo vuelo.
El Guardia Civil de 52 años, comenzó en el mundo de la cetrería a una edad temprana y la ha practicado siempre de manera ininterrumpida, pero los diferentes destinos relacionados con la libertad de movimiento que implica su profesión le llevaron a estar mucho tiempo sin poder desarrollar esta actividad con sus propias aves. “Una de las partes bonitas del SEPRONA es moverte de sitio porque te permite conocer muchos lugares increíbles, pero a su vez te hace renunciar a otras cosas importantes como fue en mi caso con la cetrería”, lamenta Javier.
Una vez asentado en Cabo de Gata con el cometido de salvaguardar el entorno y cuidar de las especies protegidas del Parque Natural, puede cada día salir a volar sus dos halcones y su águila real. El Cabo de Gata es el lugar idóneo para volar sus aves ya que se trata de una de las superficies más llanas del terreno en toda la provincia.
Según él Almería tiene dos problemáticas a la hora de desarrollar esta actividad, la primera de ellas es que posee un terreno muy abrupto lo que la convierte en la segunda provincia más montañosa y también más ventosa de España y eso puede complicar el vuelo.
En segundo lugar, la gran riqueza de la zona hace que cuente con la segunda población de águilas perdiceras más grande del mundo lo que supone una gran ventaja para el ecosistema, pero es uno de los grandes problemas que se presentan en la práctica de la cetrería, pues estas especies son un importante peligro para los halcones. “Cuando tú vuelas el halcón el mayor peligro que tienes es que te lo mate un águila, en el mes de abril uno de ellos mató a mi halcón favorito, pero es algo natural y muy difícil de evitar.”
Estas aves necesitan un entrenamiento diario, sobre todo durante el primer año de vida, ya que las rapaces y más concretamente los halcones son adultos mentalmente a los dos años. Hasta entonces deben volar mucho y hay que darles muchas lecciones para afianzar el adiestramiento de manera que esa práctica se convierta para el ave en su modo de vida.
Una vez el halcón se acostumbra a este sistema ,es fiel a su entrenador y jamás se va del lado del cetrero, pues se encuentra completamente vinculado a él y únicamente se aleja si se pierde o desorienta. “Biológicamente un halcón consolida su modo de vida a los dos años, si tú le has enseñado a vivir así él no concibe la vida de otra manera más que volar y que su amigo humano está ahí abajo, puede que un día el halcón se me haya perdido pero es porque él no ha sabido encontrarme”.
Los pájaros portan además unos emisores de señal GPS muy sofisticados que permiten a Javier tener en todo momento controladas a sus aves, y en el caso de que estas no vuelvan puede localizarlas fácilmente e ir en su búsqueda.
Combatir la desinformación que limita a la cetrería
Por lo general se conoce como cetrería al uso de las aves de presa para la caza. La tenencia de aves rapaces, así como las exposiciones no son consideradas cetrería, siempre y cuando dichas actividades no se desarrollen en el medio ambiente.
En Almería existe una gran “desinformación” en palabras de Javier Rodríguez de La Fuente con respecto a la cetrería que está rozando la “incultura”. A los cetreros no se les permite volar sus aves libremente porque se les consideran exterminadores de caza y existe una gran hostilidad por falta de información que ha supuesto que la cetrería en Almería esté muy limitada.
Por eso la Federación Andaluza de Caza contempla una sección específica dedicada a esta disciplina, y en cada provincia cuenta con unos monitores que contribuyen a la divulgación de información acerca de esta práctica.
Estas personas son las encargadas de llevar actividades con aves rapaces a colegios y convenciones para que exista un acercamiento a la cetrería y poder así generar un interés que motive a las personas a informarse sobre esta actividad y no huir de ella.
Este cetrero y guardián del Parque Natural de Cabo de Gata es uno de los encargados de hacer ver qué es la cetrería y dar conocimiento sobre ella con labores divulgativas muy enriquecedoras.
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