Almería y sus personajes I Eduardo Valverde Castro (maestro jubilado)

  • Comenzó a dar clase en 1960 en cortijadas a las que tenía que ir andando, sin luz ni agua

  • En 1971 se abrió el colegio San Gabriel, en la vega, y él fue durante 25 años su director

“He dado clase a la luz de candiles y con los alumnos liados en mantas”

Eduardo Valverde en la pueta del instituto ‘Celia Viñas’, donde estudió el Bachillerato. Eduardo Valverde en la pueta del instituto ‘Celia Viñas’, donde estudió el Bachillerato.

Eduardo Valverde en la pueta del instituto ‘Celia Viñas’, donde estudió el Bachillerato. / JLL Bretones

Escrito por

José Luis Laynez Bretones

Cada maestro guarda en su baúl de los recuerdos anécdotas y viviencias para escribir un libro. Vamos a acercarnos hoy al de Eduardo Valverde, que estuvo 40 años dando clase en los pueblos más recónditos y en Almería.

–Usted fue el eterno director del colegio ‘San Gabriel’.

–Fui su primer director y ocupé el cargo 25 años. Se abrió en 1971, en mitad de la vega. Me mandaron de director y al llegar vi que allí sólo había un edificio sin vallar ni nada. En la Delegación me dijeron que la empresa constructora había dado en quiebra y empezáramos así. En el patio había una acequia y las mujeres de la zona iban a lavar allí su ropa, ya que nada se lo impedía.

–Y un día se presenta un hombre diciendo que ese solar es suyo.

–Pues sí, un constructor que había comprado el solar, me presentó los papeles de propiedad y me dijo que nos fuéramos de sus tierras. Nueva visita a la Delegación que comprobaron que era verdad y consiguieron llegar a un acuerdo: él cedía el solar del colegio y Educación urbanizaba el resto y le cedía una parte, donde iba a ir un gimnasio.

–Pero antes de todo esto usted había estado impartiendo clase 10 años en pueblos recónditos.

–Yo empecé a dar clase en 1960. Estuve un par de años en la Delegación y mi primer destino fue Navas de la Concepción en la Sierra Norte de Sevilla. La carretera estaba sin asfaltar y el conductor del alsina no quería llevarme. Todas las semanas teníamos una discusión y opté por comprarme un Seat 600 antes de que la cosa llegara a mayores.

"El ‘San Gabriel’ estaba en mitad de la vega y las mujeres iban a lavar en una acequia que había en el patio”

–¡Qué frio pasaban en el Cerrillo del Moro!

–Aquello fue en 1960. Es una cortijada de Ugíjar, donde yo nací. En invierno hacía un frío terrible y allí no teníamos luz ni agua. Total, que me hice con unos cuantos candiles y velas y así daba las clases nocturnas porque durante el día los niños trabajaban en el campo con sus padres. Había tardes en las que estaban liados en mantas la clase entera.

–¿Qué le pasó en La Línea?

–Pues que me destinaron allí en 1968, el año que se cerró la verja de Gibraltar. Los trabajadores y sus hijos, todos juntos, tenían que venir a clase diariamente. Yo, tenía que mandar las ausencias al Gobernador. Quien no iba a clase, no cobraba el paro.

Con un grupo de alumnos de La Línea de la Concepción, en 1968. Con un grupo de alumnos de La Línea de la Concepción, en 1968.

Con un grupo de alumnos de La Línea de la Concepción, en 1968.

–Por 25 pts. cada respuesta, niños que metió usted en el San Gabriel a dedo.

–¡Ja, ja, ja! Un día fue una abuela con su nieto a ver si lo podía meter en el colegio porque habían trasladado a su padre a Almería. Entonces ola cosa no estaba tan controlada y lo metí; y la buena mujer muy agradecida me quería dar 25 pts. Se puso tan pesada que tuve que decirle:“Señora, si no se va usted y se lleva el billete, echo a su nieto antes de que empiece”.

–¿Le gusta el pollo tomatero?

–Aquello fue también el un pueblo que es donde se hacían regalos a los maestros. Me ragalaron un pollo enorme para Navidad y cuando llegó la hora de matarlo, no había manera. Ni mi mujer ni yo podíamos y tuve que llevárselo a mi madre para que acabase con esa fiera.

"Hasta Navas de la Concepción la carretera no estaba asfaltada y el alsina no me quería llevar”

–Y el baúl de los recuerdos se cierra en el año 2000.

–Sí, cuando cumplí los 60 años y me acogí a la jubilación Logse. La enseñanza había cambiado mucho y ya no era como el Magisterio al que yo entré. Las clases ya no eran de 50 niños, como en mis primeros años, sino de la mitad; pero eran mucho menos manejables que las de antes. Tras 25 años, dejé la dirección y los 3 ó 4 últimos años los pasé liberado en el sindicato Anpe.

–¿A qué se dedica ahora?

–Pues hace ya 20 años que me jubilé y hago cosas que nunca imaginé, como apuntarme a cursos de baile o de tocar la guitarra; y sobre todo, cuidar nietos, como nos toca a la mayoría de abuelos. Es mi sino, estar siempre rodeado de niños.

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