Almería

Una bodega subterránea del XIX, bajo los contenedores soterrados del casco histórico de Almería

  • Con 14 grandes tinajas, era empleada para almacenar vino, pero su rescate es casi misión imposible

javier alonso Catorce grandes tinajas de la bodega subterránea han sido desenterradas en la calle Antonio González Egea.

javier alonso Catorce grandes tinajas de la bodega subterránea han sido desenterradas en la calle Antonio González Egea. / Javier Alonso

Los estudios arqueológicos sobre los restos descubiertos en las obras de contenerización en la calle Antonio González Egea, del casco histórico de Almería capital, ya tienen su diagnóstico firme. Se trata de una antigua bodega subterránea empleada para el almacenaje y conservación de vinos a granel, correspondiente al siglo XIX y compuesta por 14 grandes tinajas perfectamente "apiñadas y alineadas", cuya extracción es casi una misión imposible, según el informe supervisado por la Delegación Territorial de Cultura de la Junta de Andalucía.

En el mismo, los expertos indican que las tinajas de grandes dimensiones se encuentran empotradas en un mortero de cal de gran dureza, lo que ha imposibilitado, durante el trabajo de campo previo, su extracción o muestreo manual, “extremo que se considera muy dificultoso sin provocar la rotura de las mimas”. El informe añade, además, que la mayoría se adentra en los perfiles estratigráficos al exterior del sondeo reduciendo enormemente la posibilidad de su extracción total.

La bodega subterránea no va a ser, pues, conservada. Primero porque se trata de restos identificados con la época moderna-contemporánea y, segundo, por la complejidad aludida en la maniobra de extracción. No obstante, el dictamen de Cultura, que permite al Ayuntamiento de la capital retomar los trabajos para la instalación de dos módulos de contenedores soterrados en esta calle, requiere al Consistorio intentar recuperar, “en la medida de lo técnicamente posible, al menos parcialmente, un elemento mueble completo”. Es decir, al menos una tinaja.

Para ello, recomienda llevar a cabo un control arqueológico sobre los movimientos de tierra, a realizar con medios mecánicos, durante la excavación final para completar los dos metros de profundidad que necesitan las mencionadas islas ecológicas para su instalación.

El control arqueológico también servirá para verificar la existencia o no de estructuras antiguas ocultas bajo la bodega subterránea y, por tanto, bajo la cota final del proyecto de obra.

La resolución de la Delegación Territorial de Cultura despeja el camino a la Concejalía de Sostenibilidad Ambiental, área de la que dependen la contenerización, tanto de esta calle como de la plaza Masnou, donde también las obras se toparon con restos arqueológicos cuyo mal estado hicieron inviable su conservación. En este último caso, el Consistorio se ha visto obligado a decretar cuatro veces la suspensión temporal de los trabajos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios