Coronavirus en Almería: al súper, como a la discoteca
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Hasta que no salga alguien, no entra nadie, para respetar el aforo establecido por los supermercados: el primer día laborable del estado de alarma cambia la forma de comprar de los ciudadanos
Los establecimientos que se encuentran abiertos adoptan medidas para que se respete la distancia de seguridad, lo que provoca colas, especialmente a primera hora de la mañana
"¡Pueden pasar dos!", grita una empleada del supermercado Consum de Balerma, El Ejido, desde una de las dos puertas de entrada y salida del establecimiento. En el otro extremo, otra compañera ya ha facilitado guantes y gel hidroalcohólico a cada una de las personas que esperan su turno en plena calle, más de una veintena. Es media mañana y hasta que no salga alguien, no puede entrar otro. Y si salen dos, pues dos. Es la consigna en el que es el único supermercado grande de la localidad. El aforo de seguridad se ha establecido en 40 clientes a la vez dentro de la tienda y se cumple a rajatabla. Como en la discoteca o el pub de moda un viernes por la noche: colas en la puerta para poder entrar, especialmente en las primeras horas de la mañana.
Almería aprende a marchas forzadas a hacer 'vida normal' en pleno estado de alarma y crisis sanitaria, pero no es fácil. La escena se repite por todos los supermercados de la provincia, aunque las diferentes cadenas han establecido sus propios mecanismos de control. En la mayoría, los propios empleados y vigilantes de seguridad se encargan del control del acceso, con la presencia periódica de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado durante toda la jornada, patrullando todos los establecimientos que se encuentran abiertos. Entre los clientes, muchas mascarillas y guantes de látex. Entre los empleados también, aunque no todas las empresas, por ahora, han podido repartir este material básico entre sus empleados, porque por el momento el desabastecimiento de mascarillas sigue y no hay para todos.
Las normas en el interior de la tienda también son estrictas. Se recomienda que acceda solo una persona a comprar, que lo haga rápido y, en algunos casos, que no haga acopio de productos de forma innecesaria. Por ejemplo, en Consum solo permiten que se adquieran seis artículos de una misma referencia por persona y día. Esto, no obstante, no es suficiente para evitar que tanto la leche como la carne fresca se agote en poco tiempo.
"La gente lo está comprendiendo bastante bien y la situación, dentro de lo excepcional, se acabará normalizando", indica a este diario el encargado de una de las tiendas visitadas. Todas las cadenas de distribución y también los pequeños establecimientos toman medidas para que las distancias de seguridad se cumplan. Lo advierten con carteles en sus puertas y establecen barreras en el interior de los locales, con cajas vacías, con sillas, con pegatinas en el suelo... La consigna es evitar por cualquier medio la acumulación de personas en el interior de los locales, de ahí que se aprecien colas en las puertas. Y pagar con tarjeta, para evitar al máximo en contacto con los empleados. No todos los clientes lo cumplen, muchos siguen pagando en efectivo.
Pero no todos parecen estar enterados de la situación que vivimos. Así lo cuenta un guarda de seguridad de otro establecimiento en El Ejido, un supermercado que únicamente permite que haya 50 personas en su interior. "Esta mañana ha habido varias personas que han intentado entrar sin respetar la cola", aunque, afirma "la Guardia Civil está pasando constantemente y eso nos ayuda a que la situación esté bajo control.
En las farmacias los artículos más buscados siguen siendo las mascarillas y los desinfectantes hidroalcohólicos. Muchos son los que han aprendido a fabricarlo en casa, tras recibir las indicaciones de los farmaceúticos. El problema es que no todos los ingredientes son fáciles de conseguir. "Agua, alcohol 96 y glicerina, pero el problema es que la glicerina también está agotada y el alcohol nos llega esta tarde", informa Gabriel López, farmacéutico en El Ejido, a un cliente que acude a por el ansiado gel.
El movimiento es incesante en los estancos, como cualquier día, aunque también aquí hay que cumplir las normas de seguridad y esperar en la puerta, pues estos locales por lo general son pequeños. "Si nos quitaran la posibilidad de comprar tábaco, esto sí que reventaba", asegura un cliente tras hacerse con cinco cartones, 50 paquetes que, estima, le durarán "menos de una semana". No parece buen momento para dejar de fumar, no.
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