El cuerpo del olulense que estuvo perdido durante un mes y medio estuvo identificado desde el primer día

Sucesos

El mismo día en el que ingresó en el IML se contaba ya con un informe preliminar de la autopsia

Mes y medio buscando a su hermano y descubre que había fallecido en Granada: "Nadie nos lo comunicó"

Pedro Jesús y Rosa Martínez
Pedro Jesús y Rosa Martínez / D.A.

Aunque la familia de Pedro Jesús Martínez estuvo un mes y medio sin que nadie les comunicase que había muerto, el hombre había sido identificado desde el primer momento, por lo que le Juzgado de Instrucción número 6 de Granada podía haber comunicado prácticamente de inmediato a sus allegados que el cadáver del varón estaba a su disposición para poder enterrarlo.

La propia Consejería de Justicia, Administración Local y Función Pública ha explicado que el cuerpo entró en el Instituto de Medicina Legal (IML) de Granada el pasado 14 de diciembre, así como que ese mismo día ya se encontraba identificado y que se entregó al juzgado responsable de su tutela un informe preliminar de la autopsia. Con estos datos y el resto de muestras recogidas, el cuerpo ya no era necesario para los forenses.

Sin embargo, han precisado desde la Consejería, no fue hasta el pasado 31 de enero cuando el IML recibió un oficio del juzgado con la orden de salida del cuerpo, siendo ese mismo día cuando se entregó a los familiares un cuerpo que ya estaba "perfectamente identificado". Desde Justicia han subrayado que desde el IML se desconoce el motivo de este lapso temporal y han precisado no tiene acceso a datos de familiares de los fallecidos, por lo que debe ser la Policía o el juzgado los que informen a éstos sobre cualquier muerte.

Se confirma así lo que aseguraba este domingo a Diario de Almería Rosa, la hermana de este vecino de Olula del Río con problemas de alcoholismo desde hacía más de diez años: que, pese a que las autoridades le habían identificado por sus huellas, no se notificó su muerte a la familia, fue su hermana Rosa la que, tras una agónica búsqueda de más de mes y medio, logró localizar su cuerpo. "No tuve que identificar su cadáver, sabían quién era, sabían dónde vivía y ni siquiera se preocuparon de llamar a las autoridades de Olula del Río para localizar a la familia. Era un adicto, sí, pero también era una persona, no se merecía esa dejadez", afirma baRosa a Diario de Almería.

Pedro Jesús Martínez tenía 39 años cuando falleció y era el menor de tres hermanos. Arrastraba su adicción al alcohol desde la veintena y, pese que su familia le había animado en varias ocasiones a ingresar en centros de desintoxicación, no logró superarlo: "Ingresó varias veces pero siempre se escapaba, es un adulto, así que ningún centro puede obligarle a rehabilitarse en contra de su voluntad". Para su hermana Rosa fue una batalla permanente por salvarlo que no logró ganar: "Intenté incapacitarlo para ser su tutora legal, pero según me comentó la trabajadora social, una adicción no cuenta como una enfermedad incapacitante. Cuando estaba sobrio, mi hermano era un hombre autónomo y podía tomar sus propias decisiones dentro de sus posibilidades, pero cuando bebía dejaba de serlo".

El alcohol había llevado a Pedro Jesús a tener conflictos con la policía y con su familia, incluido un altercado con su madre, con quien vivía en la localidad granadina de Padul y precisamente esos conflictos le habían llevado a coger ese autobús a Granada el 18 de noviembre: debía asistir a un juicio. Cuando no bebía, Pedro Jesús era una persona autónoma, hasta el punto que su familia no vio la necesidad de acompañarle en este viaje a Granada, él conocía la ciudad, pero la adicción se llevó su autonomía por delante y Pedro Jesús no regresó a Almería.

"Mi hermano no se llevó su teléfono así que no podíamos ponernos en contacto con él, recordé que tenía su certificado digital porque era yo la que gestionaba su renta y demás asuntos, así que pude seguirle la pista durante un tiempo porque casi todos los días ingresaba en Urgencias, bien en el hospital Virgen de las Nieves, bien en el hospital San Cecilio", explica Rosa, que había contactado con ambos hospitales granadinos para pedirles que le avisaran cuando se realizara un ingreso para poder ir a buscarle y llevarlo de vuelta a casa, "se negaron, me dijeron que, puesto que era un adulto, informar sobre un ingreso hospitalario sería incumplir la protección de datos", relata con resignación.

El día 13 de diciembre fue el último día en que Rosa pudo seguir la actividad sanitaria de su hermano a través de su certificado digital: "Ingresaba en Urgencias casi todos los días y de pronto deja de ingresar, así que fui a Granada para buscarle, llamé a los hospitales, me presenté ante la policía y la Guardia Civil para ver si tenían más información. Mi otro hermano llamó a nuestros conocidos en Padul, donde Pedro Jesús vivía con nuestra madre, para ver si alguien le reconocía por el barrio, pero no supimos nada más". Pasaron los días sin que hubiera noticias, el día 3 de enero Rosa, que actualmente reside en la localidad almeriense de Vera, se personó en la comandancia de la Guardia Civil de la cercana Garrucha para denunciar la desaparición de su hermano, pero tuvo que volver a encajar una negativa. "Me dijeron que no podía denunciar, que era mayor de edad y se había ido por voluntad propia", afirma.

Una búsqueda de un mes y medio

Rosa siguió investigando por su cuenta, convencida de que ya aparecería porque, desde la Policía Nacional de Granada le habían confirmado que, de ocurrir lo peor y encontrar su cadáver, la familia sería notificada enseguida. "Llevamos muchos años viendo su deterioro, sabíamos cuál sería su final porque sabíamos que estaba muy mal, pero mi mayor temor era que estuviera en la calle, que se hubiera metido en algún rincón y que nadie lo encontrara", explica. El pasado 29 de enero, tras un mes y medio de búsqueda logró descubrir lo que le había pasado a Pedro Jesús: había muerto el 14 de diciembre. Su cuerpo llevaba más de mes y medio en el instituto forense del juzgado número 6 de Granada a la espera de que alguien lo reclamara, "¡cómo íbamos a reclamarlo si no nos avisaron!", exclama Rosa, "cuando fui el día 30 al juzgado no tuve que reconocer su cuerpo, lo habían identificado por las huellas".

La funeraria entregó a Rosa un sobre con las pertenencias de Pedro Jesús entre las que estaba la cartilla del banco, los documentos relativos al juicio al que había asistido y las analíticas de las veces que había ingresado en los hospitales, "sabían quién era pero nadie había levantado el teléfono para comunicarnos que había fallecido. Lo hemos buscado sin descanso durante semanas, no tenían derecho a hacernos vivir esta agonía, era un adicto, sí, pero también era una persona y no se merecía esa dejadez", cuenta. Pedro Jesús vivió sus últimas semanas de vida en la indigencia, durmiendo en las calles de Granada en pleno invierno y esclavo de su adicción. Tras un mes y medio en el anatómico forense de Granada, Rosa logró recuperar su cuerpo y enterrarlo el pasado viernes 31 de enero pero afirma que no permitirá que el daño causado quede ahí, "durante un mes y medio mi misión ha sido localizarlo y que descansara en paz, ahora, mi misión es hacer justicia y que pague quien no haya hecho su trabajo, llegaré a donde tenga que llegar para que ninguna familia tenga que pasar por esto", sentencia.

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