Denuncian “abandono” hacia alumnos con Necesidades Educativas Especiales
Educación
Una madre expone el caso del CEIP Mar Mediterráneo donde está escolarizado su hijo en un Aula Específica para solicitar “más recursos, continuidad de los docentes e integración real”
Un maestro para seis colegios y casi 60 niños con necesidades especiales
Los datos que da la administración andaluza sobre el incremento “histórico” de recursos para la Atención a la Diversidad en el sistema educativo en los últimos años no terminan de convencer a muchas familias de niños y niñas con Necesidades Educativas Especiales. Es más, se sienten “abandonados” y lamentan la gestión que la Junta de Andalucía está llevando a cabo en cuanto al número de profesionales destinados en cada uno de los centros.
Este es el testimonio de Rosa María Granero, madre de un alumno del CEIP Mar Mediterráneo del Aula Específica, y además miembro de la Asociación de Madres y Padres (AMPA) de este centro educativo, que acudió a Diario de Almería para denunciar públicamente la situación, junto al del padre de otra alumna del centro, Juan López, que además es delegado de CSIF Educación. Como advierten, y a tenor de las últimas valoraciones sobre Atención a la Diversidad que ha realizado la consejera de Desarrollo Educativo y FP públicamente, “puede ser que los recursos sean más ahora que hace seis años, pero también son más las necesidades y el incremento de profesionales no ha ido a la par que el de alumnado con Necesidades Educativas Especiales, que precisa de unos servicios muy esenciales para su desarrollo”.
Esta madre ha contado el caso particular del CEIP Mar Mediterráneo pero, junto a Juan López, conocedor de la realidad que existe en la provincia, señalan que “las necesidades de personal que pueda atender en condiciones óptimas a este alumnado no solo se dan en nuestro colegio, sino también en otros de la capital y de la provincia de Almería”, lamentan con impotencia.
"Sí a la integración de este alumnado, pero con recursos adecuados, por el bien de los escolares y de los propios docentes”
Rosa María Granero es madre de un niño de 8 años con Necesidades Educativas Especiales. Es gran prematuro y desde bien pequeño comenzó, junto a sus padres, una vida cuyo camino está lleno de baches, especialmente desde la llegada al colegio con la edad de 3 años. Relata, emocionada, el paso de su hijo por la guardería, donde “las educadoras infantiles le pusieron todo en bandeja para que el pequeño avanzara, con sus dificultades, pero en un ambiente de integración y evolución excelente”. “Su compromiso fue vital en el avance del niño. Sin embargo, la llegada a la segunda etapa de la Educación Infantil no ha sido precisamente fácil. Además, con el añadido y la dificultad de que su primer año de colegio coincidió con la pandemia y el confinamiento. Desde su escolarización, mi hijo ha tenido un tutor diferente cada año y hasta ha habido cursos en los que han dirigido el Aula Específica varios docentes. Esta cuestión no ayuda en nada, al contrario, porque retrasa más la evolución de los alumnos puesto que cuando el docente viene a conocer al alumno ya se tiene que ir y así vuelta a empezar cada vez que hay un cambio... Se rompe el ritmo de aprendizaje”, describe.
Ahora el alumno tiene ocho años y la situación no ha ido nada más que a peor, especialmente en el actual curso escolar, donde, según relata su madre, “al Aula Específica en la que está su hijo ha llegado un alumno nuevo con unas necesidades muy concretas y un historial complicado, lo que ha elevado la ratio (se ha pasado de 6 a 7 niños), a los que se atiende con los mismos recursos a pesar de que el menor presentan unas características difíciles que no favorecen la continuación del desarrollo del resto de alumnado. La situación es muy compleja para los escolares y para los docentes. Los padres y madres de estos alumnos estamos desesperados e impotentes de ver la gestión que se ha hecho en nuestro colegio, sin aportar recursos humanos para manejar la situación con más eficacia y sin tener en cuenta la casuística del colegio”, expone Rosa Granero.
"Es vital que haya más profesionales a tiempo completo y continuidad, como en aulas ordinarias de Infantil o Primaria”
Pero no solo de un aumento de recursos se trata. Esta madre explica que “un Aula Específica o un Aula TEA es para que el alumnado se pueda desarrollar dentro de un programa adaptado a sus necesidades educativas especiales pero además tiene determinadas horas en las que los escolares se integran en aulas ordinarias con el resto de compañeros. Para llevar a cabo esta integración son necesarios monitores, porque lo ideal es que cada alumno se integrara en una clase de acuerdo a su edad y a su capacidad. Esto es lo que se llama educación individualizada, que no se hace porque la realidad es que todos, en bloque, se integran en una clase”.
Acompañada de Juan López, ha denunciado “la estigmatización de la discapacidad por al falta de recursos a tiempo completo que sufren los alumnos con Necesidades Educativas Especiales”, ha reivindicado “continuidad de los docentes destinados en las Aulas Específicas” para que el alumnado tenga una mejor adaptación como se hace en las aulas ordinarias de Infantil y también cada dos años en Primaria, “un monitor de apoyo en cada una de estas aulas” y la necesidad de “una auditoría en cada centro educativo” para ver realmente la situación que padecen no solo los alumnos sino también los docentes que están “desbordados” , especialmente en Infantil, como apunta el delegado de CSIF Educación.
"Urge una auditoría de los centros para analizar la situación de cada uno; la realidad va más allá de unos simples números”
La sensación es de “abandono absoluto por parte de la Consejería de Desarrollo Educativo de la Junta de Andalucía porque es evidente que no conocen la realidad más allá de los números”, denuncia Rosa María Granero, al tiempo que advierte que “se hacen muchas cosas bien, pero hay que seguir trabajando, concienciando y aportando recursos humanos para dar oportunidades de aprendizaje equitativas”.
Otras familias, del mismo colegio, señalan que el tiempo de las PTIS en algunos casos es muy insuficiente e indican que habría que valorar la incorporación a los centros de otros perfiles profesionales como son la terapia ocupacional para este alumnado, así como la existencia de material para regulación en el aula y una actualización en recursos. Indican que “si se quiere hacer una escuela inclusiva, se debe realizar un cambio de perspectiva y trabajar la sensibilización a la diversidad por toda la comunidad educativa, incluyendo como una parte importante del proceso a las madres y padres. Esto se está haciendo en algunas clases, pero hay que seguir incidiendo”.
Esta madre ha denunciado a través de Diario de Almería que “los escritos enviados a la Delegación de Desarrollo Educativo y FP por parte del AMPA y de la dirección del colegio, aún no han tenido una respuesta”. Ante la preocupación, quieren invitar a los responsables de Educación a que vengan a ver los centros educativos y la realidad particular de algunas aulas, “para que los profesionales puedan explicarles de primera mano lo que sienten y poder contrastar con los fríos números que ofrecen desde Consejería”.
La atención a la diversidad refleja datos “históricos”
La consejera de Desarrollo Educativo y Formación, María del Carmen Castillo, ha explicado hace sólo unos días en el Parlamento que los alumnos con necesidades educativas especiales cuentan actualmente con la mayor plantilla de atención a la diversidad de la historia del sistema educativo andaluz, integrada por 13.600 profesionales entre docentes, maestros especialistas, orientadores y Personal Técnico de Integración Social (PTIS), lo que supone un incremento de un 34% respecto al 2018. “Cada uno de nuestros alumnos con necesidades especiales merece el máximo esfuerzo del Gobierno andaluz y en esto estamos trabajando”.
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