"Los siete días tras el accidente no se hizo nada en la zona"
José Herrera Plaza. Escritor
Tras siete y años y medio de trabajo acaba de publicar un libro titulado 'Accidente nuclear. Consecuencias 1966-2016' en Arráez Editores
EN su casa posee de forma muy ordenada muchas carpetas con documentación del accidente de Palomares, ocurrido hace hoy 50 años. Cuenta con recortes de prensa de todos los países sobre aquel suceso que marcó la vida de esta pedanía de Cuevas del Almanzora. Ahora relata en un libro que ocurrió tras el accidente y que ha pasado en estos 50 años, donde el silencio y a veces el secretismo ha imperado.
-El interés por el accidente nuclear de Palomares le viene desde hace mucho tiempo.
- En el año 2003 junto a Antonio Sánchez Picón creamos una exposición a través del Centro Andaluz de la Fotografía que entonces dirigía Manuel Falces, cuando intentábamos hacer un pequeño documental sobre Palomares. Ya a finales del milenio, Sánchez Picón descubrió ocho horas de imágenes del Archivo Nacional de Estados Unidos, con imágenes nunca vistas. Estaban en rollos de 16 milímetros, y nunca se habían pasado a vídeo.
-Esas imágenes son claves para continuar con su trabajo de investigación.
-Las imágenes eran todas de Palomares, alucinantes y muy buenas. Telecinar todo eso costaba mucho dinero entonces. Falces nos comentó que como centro de fotografía lo ideal sería hacer una exposición de fotografías. Aquella muestra nos dio ánimo para seguir trabajando. Seguimos buscando información y vimos la posibilidad de hacer un documental corto, pero a medida que íbamos trabajando íbamos viendo que el documental iba a más. Gracias al documentalista Ángel Roldán que estaba entonces en Canal Sur en Almería conseguimos mucho más material. El documental al final se convirtió en un largometraje que llevó por título Operación Flecha Rota. Accidente nuclear en Palomares.
-Para iniciar el libro se hizo de varias documentaciones fundamentales.
-En Estados Unidos conseguí las conclusiones finales del accidente, conseguí el informe de la Marina, que son cuatro volúmenes, todo detallado, que trata sobre la búsqueda marina y luego hemos conseguido un montón de documentos españoles a través de Estados Unidos.
-Después de la exposición de fotografías y luego el documental, faltaba hacer el libro.
-Pues sí, había tantísima documentación que faltaba algo por hacer. Y entonces me propuse hacer un libro que intentara aglutinar 50 años. No ha sido tarea fácil porque hay cientos y cientos de documentos. Me lo tomé sin prisas y fue consciente que me costaría dinero y mi tiempo libre. Yo trabajo y en mis pocos ratos libres los he dedicado a escribir el libro. He tardado siete años y medio en escribirlo.
-Imagino que incluso podría haber escrito un libro con muchas más páginas.
- Así es, podría haber escrito dos tomos, ya que este libro tiene 350 páginas en un formato grande, pero he dejado muchas cosas sin contar o detallar porque yo me iba a volver loco. Este libro recoge los 50 años que han transcurrido en Palomares desde el accidente nuclear de 1966. La obra se basa en dos pilares fundamentales como son la evidencia empírica de las fuentes primarias, es decir, fuentes documentales, y otra el análisis de lo que se desprende de esas fuentes documentales.
-¿Qué primeras conclusiones aporta su obra?
-Toda la descontaminación de Palomares fue un fiasco. Demuestro además en el libro porque fue un fiasco y qué causas llevaron a engañar al pueblo. Los entendidos de la Junta de Energía Nuclear se dejaron engañar por Estados Unidos, y además cuento porqué se dejaron engañar. Y también expongo que intereses había por parte de Estados Unidos de dejar la máxima cantidad de contaminación en Palomares. Cuestiones muy graves.
-¿Cómo surge la idea de hacer este libro, que se puede considerar hoy por hoy, el que cuenta toda la verdad sobre el accidente de Palomares?
-En el año 2003, Juan Grima ya sabía que teníamos un material muy interesante sobre Palomares. Me animó mucho a escribirlo, al igual que lo hizo el profesor Enrique Fernández Bolea, que durante estos doce años me han ayudado.
-Tuvieron que viajar varias veces a Estados Unidos para lograr muchos documentos claves para la publicación.
-Sí, y además lo hacíamos de forma semiclandestina. Fue la época de Bush y si pasabas como periodista te tenías que entrevistar con la CIA para explicarles lo que querías hacer. Entonces tuvimos que entrar como si fuéramos turistas, con una cámara semiprofesional, con calcetines blancos y sandalias. Así tuvimos que entrar.
-¿Qué conclusiones se sacan cuando ya ve publicada la obra?
-Cuando se produce un accidente nuclear como el de Palomares lo primero es recuperar el armamento nuclear y lo demás no importa. Durante los siete primeros días en Palomares no se hizo absolutamente nada, ni siquiera por evitar la dispersión de la contaminación con vientos muy fuertes en aquellos días y se empezó el día 24 de enero de forma tímida. La descontaminación no comenzó hasta febrero, algo que es impresionante y que no se puede entender.
-Pero usted cuenta que desde el principio hubo muchas cosas mal hechas, tras el accidente.
-Así fue. España era un destino turístico y se esperaban 16 millones de turistas. Desde el primer momento se dice que no ha pasado nada grave, no se llega a evacuar a la gente de Palomares antes de ponerse a medir. La consigna de Madrid era que no pasaba nada, era el negacionismo y la minimización. Hubo mucha gente a los que le salían los análisis altísimos por radiactividad de plutonio.
-¿Dónde están los bidones radiactivos que se dice están bajo tierra en Palomares?
-Hay 690 bidones que están perdidos. Los hemos buscado por varios sitios y hemos descubierto algo. En el año 2003 me puse en contacto con el CIEMAT y le daba cuenta de que había fosas con residuos radiactivos. Yo les mande las fotografías que tenia con las fosas abiertas.
-¿Qué queda por contar del accidente?
-Es curioso pero en Palomares se enteraron realmente de lo que había ocurrido a través de la Pirenaica y Radio París. Se enteraron que delante de sus casas había radiactividad. Y queda mucho por contar. He conseguido en los últimos cincos acceder a los antiguos archivos de la Junta de Energía Nuclear, la mayoría no se habían abierto desde el accidente. Ahora los saco en el libro.
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