Los efectivos se turnan para el descanso en una noche de "auténtica pesadilla"
Reuniones improvisadas en el Puesto de Mando Avanzado se repitieron hasta la madrugada · Cruz Roja evacuó a dos jóvenes con síntomas de asfixia por el humo
Con la anochecida los medios aéreos cesaron sus operaciones; en tierra continuaron las labores orientadas fundamentalmente a que el fuego no se propagase a los núcleos de Turre y Mojácar. En el Puesto de Mando Avanzado ubicado en las afueras de Turre, el protocolo de actuación funcionó con eficacia, sin nerviosísimos, cada cuál a lo suyo, sabían lo que hacen.
Los teléfonos y emisoras recibían y transmitían órdenes. El delegado del Gobierno, Miguel Corpas; el delegado de Medio Ambiente, Clemente García; el alcalde de Turre, Francisco Ortega; y el jefe de servicio de Protección Civil Manuel Pasamontes, analizaban la situación y conversaban con el Director del Centro Operativo. Y mientras, los alcaldes de Garrucha, Vera y Mojácar se acercaban para ofrecer su ayuda.
El cinturón de fuego se extendía, al menos así lo parecía, hasta Los Gallardos. Las llamas atrajeron a muchos mirones, turistas curiosos. Era un espectáculo terrorífico, y gratis. No saben que, además de poner sus vidas en peligro, pueden interferir en las labores de extinción, en el desplazamiento de equipo técnico o en el traslado de accidentados. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad hacían todo lo humanamente posible.
En la pedanía mojaquera de El Sopalmo, la Policía Local controló los desalojos de un par de cortijos. Ochocientos metros más arriba, por pista forestal, el pavoroso horno quemaba hasta el aliento. Muchos vecinos de la zona de La Paratá, a escasos trescientos metros de altura de la playa, aguardaban con angustia a que el viento girase y con él el fuego.
En el Centro de Artesanía de Mojácar la actividad de la Cruz Roja fue incesante durante toda la noche. Los preparativos de un albergue de acogida para los vecinos de Turre, Mojácar y Cortijo Cabrera se desarrollaron de forma rápida y ordenada y decenas de voluntarios se afanan en colocar camas, aprovisionar bebidas y comida.
El asfalto de la carretera que une Mojácar con Turre tomó el color anaranjado de las llamas que devoraban la Sierra. ¡Dios, qué tristeza! El fuego estaba cada vez más cerca de la autovía. En Alfaix, barriada de Los Gallardos, retenes del Infoca, Policía Local y voluntarios de Cruz Roja y Protección Civil vigilaron atentamente el devenir del incendio en previsión de un posible desalojo. La Guardia Civil bloqueó todos los accesos, y al mismo tiempo Cruz Roja evacuó a dos jóvenes con síntomas de asfixia. Los retenes se turnaron en el descanso para soportar el enorme trabajo que se desarrolló durante toda la noche, de auténtica pesadilla.
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