La escasez se ceba con los pueblos 'pobres' en agua
El pasado verano fue el de las cubas en la provincia Diputación sigue realizando sondeos para acabar con el problema
Los recursos hídricos de la provincia de Almería pasan por un momento negro. No llueve. La escasez de precipitaciones 'quema' más que nunca. El campo se resiente y la población tiene que ingeniárselas para no agotar los pocos recursos que quedan. Las administraciones, como Diputación, agujerean el suelo para dar con agua mediante sondeos, aun así, algunos municipios se ven abocados a realizar restricciones de suministro, tanto horarias como para determinadas tareas, y llenan sus depósitos mediante cubas.
Las desaladoras instaladas en el Poniente, Carboneras o Almanzora salvan de la quiebra hídrica a muchos municipios tirando de metros cúbicos independientemente de que caiga una gota de lluvia o no, pero sigue siendo un remedio artificial que no palía el déficit que sufre la provincia.
En Los Filabres, Olula de Castro sufre este mal endémico. "Agua no tenemos. Nuestros depósitos están a punto de agotarse, al 15%", explicaba Christian Quero, alcalde de la localidad mientras Diputación les buscaba una solución de emergencia durante el verano pasad, una época en la que este municipio limita el uso del agua para el consumo humano.
De momento, Olula de Castro limita el uso del agua solo al consumo humano. "Tiramos de cubas. Está prohibido el riego de plantas y jardines. Además, debemos llevar un control exhaustivo y semanal de contadores y pérdidas".
Otro ejemplo, por poner uno de tantos, es Senés, municipio que triplica su población durante los meses de verano y donde también llegaron camiones cisterna durante la época estival. Existe preocupación porque el Pozo Padrosaltos sigue bajando su caudal y es la principal fuente de abastecimiento del municipio y las cortijadas.
Almería lo intenta, pero no lo consigue. Los ciudadanos se mentalizan, pero a medias. Y eso está provocando que la zona más desértica del país se pueda ver abocada a un futuro hídrico de absoluta supervivencia. Y se han hecho esfuerzos. La agricultura intensiva ha tratado de optimizar sus riegos, principalmente a base del goteo; en la ciudad más importante, Almería , se ha reducido el consumo de agua anual (de 150 litros por habitante y día en 1994 a 130 en la actualidad); y las administraciones han trabajado para gestionar de forma más eficaz el proceso, tanto con desaladoras como con mejoras en la red (Diputación invirtió en 2014 más de tres millones en este aspecto y Acuamed 750 millones desde el 2000). Pero, aún así, los acuíferos siguen inmersos en devenir agonizante y la sequía perjudica a los cultivos año tras año. Lo dicen los números, convertidos en cantidades de agua , y los expertos.
Y es que, en un 0,9 que representaría la sobre explotación de las aguas subterráneas, la Cuenca Mediterránea de la provincia tiene la mitad de estos recursos superando la cifra. Empresas e instituciones luchan contra una lacra hídrica que en la actualidad supone una pérdida de agua de más del 10%. Si bien es cierto que durante los últimos años en Almería se han desarrollado avances donde numerosas empresas han trabajado mediante la creación de desaladoras y otros sistemas en optimizar los recursos hídricos.
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