La espada corta la tarde soñada por Ruiz Manuel
El ambiente en México es distinto. Allí, al principio, todos quieren acercarse al matador · Buena entrada en la plaza, una de las emblemáticas del país
No. No fue el lote soñado. Ni la corrida soñada. Ni la tarde soñada. Demasiadas ilusiones rotas aunque el toreo ofrecido por Ruiz Manuel, de no haberse ido la espada en el primer toro, hubiera provocado una oreja. Comentaban compañeros de televisión que el toro resbaló, que lo vieron en la repetición de imágenes, y pese a ejecutar bien la suerte, al almeriense la mano le cayó baja. En el segundo suyo, desde un primer momento, le venía vencido al capote y Ruiz Manuel, pese a fajarse con él, no consiguió las cotas que nos tiene acostumbrado. Eso sí, sin justificaciones, con la espada en éste se pincharon demasiadas veces de las deseadas y el aviso doliente cayó. Son demasiados los triunfos que se pierden por la dichosa tizona y es cuestión que amarga al torero.
Pero vayamos al fondo de la tarde en esta espectacular plaza de México. Sí, aquí todo es distinto dentro de las esencias de un festejo taurino. Su personalidad es innegable. Al llegar en coche a la plaza la ansiedad de los aficionados por acercarse el matador, como aquí gusta llamar, provoca que el consciente se ponga en guardia para satisfacer.
Ya dentro de la plaza por una rampa eterna hasta llegar al patio de cuadrillas que no es más que el lugar donde comienza la misma en ascenso para salir. Ya saben que esta plaza está construida aprovechando el hueco de una antigua cantera y se baja mucho desde el nivel de la calle. Allí la capilla más grande de lo habitual donde en un entrar y salir los profesionales se saludan fugazmente deseándose suerte. Y hasta el ruedo por el famoso túnel de Insurgentes al que no se le ve fin. Ya dispuesto el paseíllo cuando arranca el pasodoble un olé ensordecedor y único que hacen que el bello rompa la bellota. Paseíllo con buenos sones y ambiente en una plaza con un quinto de aforo, fresco con tendencia a frío y rachas ventosas cabronas que tensionan a los profesionales en el callejón.
Mientras, llama la atención la vestimenta de los monosabios que también hacen las veces de chulos de banderillas, y de areneros, y personal de portones en una perfecta permuta de posiciones durante toda la tarde. Digna coreografía laboral merecedora de ser llevada a España. También llama la atención que el tiro de caballos sea con bocado y pertrechos a la mejicana con uno solo de doma, vestido de charro, para hacer el arrastre. Previamente se deposita la cabeza del toro yacente en un carrito con ruedas que no queda tan estético. La arena de color arcilla dorada, que se entolda cuando se riega, suelta demasiado polvo en el racheado del viento y en el galope de los toros. Por lo demás, entre el público, mucho sombrero ranchero y mucho pañuelo amarrado al cuello. Plaza vibrante en los comentarios del respetable donde mezclan a voz en grito, imagínenselo con el deje y acento mexicano, asuntos personales, valoraciones políticas, declaraciones de amor, saludos entre tendidos y, cómo no, alabanzas, rectificaciones, apoyos o censuras a los toreros. Para conocerlo. Y una vez conocido, difícil de olvidar.
Ruiz Manuel cede trastos por confirmación de alternativa de Antonio García El Chihuhua, mexicano de la misma zona norteña de donde usa nombre, que cortó una oreja en el arrebato y las ganas por el triunfo con un toreo superficial y discontinuo a un toro que al picarle en exceso se le hizo perder las fuerzas necesarias para desarrollar aún más la buena embestida que desarrollaba. Fue toro bueno gracias al tranco continuo y la manera de meter la cara. El trofeo fue amarrado por la estocada a ley que propinó. La primera oreja de la temporada 2012 que ha hecho sonar su pistoletazo de salida.
En México a los toros se les pone el nombre con el que salen a la plaza en el mismo sorteo de la mañana. Según su orden de salida los de San Marcos se les nominaron como Ambicioso, Audaz, Arrojado, Decidido, Voluntarioso, Aventurero. Cuestión que nos pregunto parecer el ganadero Ignacio García Villaseñor en el rancho El Cuadrado los días que disfrutamos visita.
Los codiciados Audaz y Decidido a la hora de enlotar no han sido lo que las hechuras y comportamiento en corral apuntaban. El primero de Ruiz Manuel sin ser malo fue inconstante en el comportamiento. Ya en capote no hubo toreo de dimensión merecedora del aplauso inmediato pero si una labor callada de lidia que fue rota por un mal puyazo trasero rectificado varias veces que provocaban resoplos de impotencia en el almeriense.
Ya en muleta en una faena a más, por encima de las posibilidades del astado, Ruiz Manuel fue convenciendo a unos tendidos que estaban a la espera y sin un atisbo de concesión al torero. Y llegó con la clase y calidad que el torero atesora. Todo se empezó a desarrollar con la aprobación de los que examinaban rompiendo en el olé tan de aquí y con sello de denominación de origen. Se tocaron las teclas necesarias para el triunfo posible de la oreja pero llegó la espada para borrar lo que hubiera sido un buen sabor de boca. Una pena.
Ya en el segundo corrido en orden normal de lidia, el cuarto, vino vencido en el capote. Pese a ello Ruiz Manuel desarrolló detalles de chispa en quites variados. Ya en muleta los dobleces obligados buscaban la entrega del toro. Pero este desarrolló mal sentido y se paró en exceso. Pese a las buenas maneras y resultado sin sobresaltos, y sin desmerecimientos de falta de eficacia aunque los hubo en el tendido que dedicaron feas palabras a voz en grito, las espada con pinchazos en lo alto no justificaron todo lo trabajado.
Faenas silenciadas en el respeto por la buena lidia que no saben a nada porque se venía a triunfar con la dimensión de un bombazo que abriese esas puertas que se resisten. Al torero le pesa la espada. Por lo demás está con la satisfacción que dan los años de profesional reconocido. A la salida las muestras de afecto de los aficionados mejicanos hacen sentir que la gente está con el torero pese a la falta de triunfo.
Del resto de la corrida decir que Miguel Ortas "Miguelete" comunicó poco dejando mala impresión en quizá los dos toros que en otras manos hubieran provocado otra crónica. Y por último el Chihuahua en el que cerró plaza nada pudo hacer por lo malo del toro de San Marcos.
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