Las forenses confirman la brutalidad del estrangulamiento de Maite Corral
Han confirmado que la causa de la muerte fue una asfixia mecánica por estrangulamiento, producida con las manos
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La Audiencia de Almería ha acogido este viernes la tercera sesión del juicio con jurado popular contra el presunto autor del asesinato de su esposa en mayo de 2022 en Tíjola. Las pruebas periciales y los informes forenses presentados por las acusaciones han dibujado un escenario de violencia extrema, sostenido por la contundencia de los hallazgos científicos. El acusado ha reconocido haber golpeado y estrangulado a su pareja tras una discusión, alegando pérdida de control.
Durante la jornada, han declarado peritos clave, incluyendo médicas forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Almería, psicólogas forenses, peritos de la Guardia Civil del Servicio de Criminalística y especialistas del IML de Madrid. Todos ellos coincidieron en señalar la existencia de múltiples lesiones vitales compatibles con una agresión continuada y extremadamente violenta.
Asfixia mecánica por estrangulamiento: la causa de la muerte
Las médicas forenses encargadas de la autopsia no han dejado margen a la duda. Han confirmado que la causa de la muerte fue una asfixia mecánica por estrangulamiento, producida con las manos, según las lesiones halladas en el cuello de la víctima. Han detallado múltiples signos compatibles con una compresión cervical prolongada: hematomas a nivel del cartílago laríngeo, equimosis laterocervicales y erosiones en forma de semiluna, marcadas por las uñas del agresor.
A nivel facial, han descrito un rosario de contusiones distribuidas por la cara y el cráneo: hematomas en ambos párpados, heridas contusas en la ceja izquierda, inflamación en la mejilla, lesiones en la nariz, mandíbula y labios. También se observaron heridas en otras zonas del cuerpo, como el hombro, flanco y brazo izquierdo, que las forenses han considerado compatibles con golpes o intentos de sujeción.
Los exámenes histológicos revelaron signos de vitalidad en todas estas lesiones, lo que indica que fueron infligidas mientras la víctima estaba viva, y que antecedieron al estrangulamiento. Este detalle ha sido subrayado por las forenses como crucial para comprender la mecánica del crimen.
“No hubo lesiones de defensa en las manos de la víctima”, han indicado, sugiriendo que la mujer no pudo defenderse del ataque, quizás por verse sorprendida, estar inmovilizada o paralizada por el miedo. Esta ausencia de defensa ha sido interpretada por las peritos en un plano hipotético, sin establecer conclusiones categóricas.
Una muerte prolongada y dolorosa
Las expertas del IML han coincidido en que la muerte no se produjo de forma instantánea. Estimaron que el proceso de estrangulamiento pudo durar varios minutos, durante los cuales la víctima sufrió interrupción del flujo sanguíneo al cerebro, pérdida de conciencia y, finalmente, fallecimiento. “No fue fugaz”, recalcaron, “pudo durar unos cinco minutos, dependiendo de la resistencia de la víctima”.
Durante su testimonio, una de las forenses también ha explicado que, dada la violencia de algunas contusiones, era plausible que se hubiese proyectado sangre en paredes o muebles cercanos.
Pruebas biológicas: rastros genéticos y mezcla de perfiles
Los agentes del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil en Madrid han confirmado la presencia de perfiles genéticos compatibles con el acusado y la víctima en diversos indicios recogidos durante la investigación. En la ropa del acusado –incluidos calzoncillos, calcetines, pantalones y camisas– se detectaron restos biológicos que contenían una mezcla genética inequívoca de ambos.
Los análisis se extendieron al vehículo del acusado, un cortijo y la vivienda conyugal. En todos estos escenarios se hallaron rastros de sangre y tejidos compatibles con la fallecida. En particular, se identificó la presencia del cromosoma Y del acusado en la cavidad vaginal de la víctima, lo que corrobora el relato del contacto íntimo previo a la agresión, aunque los técnicos matizaron que dicho resultado podría coincidir también con algún familiar paterno del procesado.
Daño psicológico: el trauma del hijo que encontró el cadáver
El impacto del crimen en el entorno familiar ha sido abordado por dos equipos de psicólogas forenses. Las primeras, del IML de Almería, han presentado un informe sobre el hijo de la pareja que encontró el cuerpo sin vida de su madre. Las expertas describieron un cuadro de estrés postraumático, depresión y sentimiento de culpa. “Se hacía el fuerte, pero se derrumbaba”, relataron. “No podía ni pasar por la calle donde ocurrieron los hechos”.
A esto se ha sumado la evaluación de dos forenses del IML de Madrid, que han analizado el seguimiento psicológico realizado al otro hijo de la pareja, que vive en la capital española. Han subrayado la naturaleza traumática del duelo, acentuada por el hecho de que el presunto autor del crimen fuese su padre. Aunque no se detectaron síntomas psiquiátricos severos, han indicado que el proceso de duelo se encuentra en un estado prolongado e intensificado por la violencia del suceso.
El acusado: “Perdí el control”
Al término de la jornada, el acusado ha ejercido su derecho a declarar. Ha reconocido que aquella noche mantuvo relaciones sexuales con su esposa y que, tras ello, la confrontó verbalmente por sospechas de infidelidad. Según su testimonio, la discusión derivó en insultos por parte de ella, lo que le llevó a “perder el control”, golpearla dos veces y apretarle el cuello durante “uno o dos minutos”.
“Quería que me confesara si me estaba engañando. No sabía qué hacer. Es como si en lugar de pisar el freno hubiese pisado el acelerador”, ha declarado. Ha asegurado no haber tenido intención de matarla, aunque ha admitido que fue consciente de que podía haberlo hecho cuando dejó de oírla.
Ha relatado luego un periplo errático de horas por distintas localizaciones –en dirección a Baza, en Villaricos, por un cortijo cercano– en el que, según su versión, intentó quitarse la vida sin éxito. Finalmente, se entregó a la Policía Local de Vera. “No sabía si era la Guardia Civil o la Policía Local, fui a los primeros agentes que vi”, ha concluido.
Las acusaciones mantienen las penas solicitadas
Tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares han mantenido sus peticiones iniciales de pena, que incluyen la condena por asesinato con las agravantes de parentesco, género, alevosía y ensañamiento, dada la brutalidad de los hechos y la indefensión de la víctima. La defensa, por su parte, insiste en que se trata de un homicidio no premeditado, argumentando pérdida de control y ausencia de intención homicida.
El juicio continuará el lunes con la entrega del objeto del veredicto al jurado y la posterior deliberación. En manos de estos nueve ciudadanos queda ahora la responsabilidad de valorar la prueba presentada y emitir un veredicto que marcará el futuro procesal del acusado.
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