Crónicas desde la Ciudad

En mi jaca Jerezana (II) mi jaca

  • Rafael Barco Molina (Fuente Victoria, 1903-Aguadulce, 1995) fue un destacado representante de la música laica y sacra almeriense de la pasada centuria: compositor, profesor, pianista y director de Orquestas y Bandas

EN la aproximación biográfica del maestro Rafael Barco que ayer iniciábamos, al cumplirse en el 15º aniversario de su fallecimiento, dimos cuenta de su nacimiento y antecedentes familiares; traslado a la ciudad y estudios en el Colegio de Seise catedralicio de la mano del maestro de Capilla Manuel García Martínez y en la Academia de Bellas Artes de Joaquín Acosta. Dejando al chico recién ingresado (1918) en la Banda de Música Municipal con escasos 15 años y 1.500 pesetas de sueldo anual en calidad de Profesor de 2ª clase en la modalidad de Flauta.

Aunque hemos logrado reunir un interesante material sobre la Banda, no es ahora momento de escribir su historia. Sí adelantaré en cambio que en su mayor apogeo alcanzó los 50 profesores en plantilla, además de numerosos "educandos"; que ensayaba en una dependencia infecta junto al Matadero viejo, que sufrió mil y una vicisitud, precariedad en el empleo, escasa retribución y el baile negativo de sucesivos directores. Pese a ello, fue una institución altamente valorada por la ciudadanía, de gran calidad artística y contrastada formación técnica; sometida a un ritmo de actuaciones públicas y privadas que, especialmente en verano, llegó a ser agotador: dos conciertos semanales, amén de obligadas comparecencias en celebraciones festivas y solemnes, actos civiles y religiosos e invitaciones puntuales para tocar en la provincia. A esta Banda Municipal de Música perteneció Rafael Barco Molina, hasta la primavera de 1942 en que cobró unos haberes atrasados (Pleno 28/05/42), bajo la atenta batuta -salvo omisión- de Eugenio Lloret, Antonio de la Rubia, Zósimo Santamaría, Emilio Leseduarte Fuentes, Pedro Victoria Márquez y Eusebio Rivera (otro de sus insignes maestros cuando era responsable de la Banda del Regimiento de la Corona). Aunque como cada hijo de vecino, para completar unos ingresos mínimamente dignos, debió recurrir a otras ocupaciones paralelas, siempre en el campo musical que dominaba.

Piano, Orquestas, Bandas

Formó orquestinas que amenizaron bailes, saraos y pusieron "banda sonora" a películas mudas proyectadas en los cines Trianón y Hesperia, además de zarzuelas y revistas musicales en el Cervantes. Acompañó al piano a las "vocalistas" (Machín, Pilar Lorengar) que debutaban en los cafés Colón y Español, o bien en actuaciones solistas con su propia Orquesta Barco, Jazz Melody o Alba. Y en verbenas de los balnearios Diana y San Miguel y terrazas del Tiro Nacional y Casino Cultural.

En diciembre de 1931 el titular de piano y solfeo de la Escuela de Artes propuso al Ayuntamiento su nombramiento como ayudante de ambas asignaturas; petición denegada en la sesión del día 21. Sin embargo -por amor al arte o retribuido-, prosiguió la enseñanza en el Centro, al menos hasta febrero/marzo de 1937 que solicitó restableciesen en el presupuesto anual la subvención municipal de dos mil pesetas que venían abonando. Tales actas reafirman que -tras gozar de una excedencia municipal- había regresado a Almería desde Madrid, donde preparaba con Emilio Vega y Ricardo Dorado las oposiciones a director de Bandas Militares, a solucionar el delicado papeleo administrativo-político de un tío suyo. Con tan mala fortuna que una de las bombas arrojadas por aviones fascistas la madrugada del 18 de abril le ocasionó serias lesiones y secuelas en ambas piernas (lesiones agravadas posteriormente por un accidente fortuito). La bomba cayó en la calle Majadores, entre la farmacia de Octavio Granados y el molino de la Sal. De aquella estancia madrileña contaba -con gracejo e ironía, sin resentimiento- en tertulias espontáneas de la barbería de su vecino y amigo Pedro Hernández, como el célebre compositor Francisco Alonso no le auguraba un buen porvenir profesional, basándose en su forma de sentarse en el taburete ante el piano. Hombre, que se lo digan a los cientos de alumnos que pasaron por sus manos, entre ellos a Fernando García Escobar, el más aventajado de todos… ¡La baba se le caía al maestro Barco cuando en diciembre de 1965 dio su primer concierto en la Biblioteca Villaespesa!

Ya vivía en la planta baja de la plazoleta Jaruga, donde se mudó con su madre al trasladarse su hermano José y familia a Granada. José perteneció a su Banda Municipal y formó otra propia, habitual de la plaza de toros granadina varias temporadas. Durante breve tiempo Rafael se hizo cargo de la Banda del prestigioso colegio del Ave María de la ciudad de los Cármenes. En esta densa biografía hay que significar que tras recibir clases de piano en nuestra capital se examinó con aprovechamiento en el Conservatorio de Cádiz.

Al concluir la guerra se casó con su prima y paisana Mercedes Barco López, de cuyo matrimonio nacieron (1940 y 1945) Rafael y José. Tras unos meses de meritorio, a comienzos de 1942 ingresó como Profesor de Música (sesión 07/03) en el Hogar Provincial "Nuestra Sra. del Pilar", dependiente de la Excma. Diputación. Allí dio clases, formó una Banda con los internos, alimentó vocaciones, educó y fue valedor y mentor de los niños desvalidos ante la Administración ¡Sólo por ello merece una estatua o que dé nombre a alguna iniciativa cultural de la Institución! ¿Qué tal las concentraciones anuales de Bandas locales? Vendría a sumarse a otras distinciones recibidas en vida: Uva de Oro de la Casa de Almería en Madrid, Premio Bayyana, Tertulia Indaliana y dos galardones especiales: Hijo Predilecto de su natal Fuente Victoria e Hijo Adoptivo y Escudo de Oro de la Ciudad de Almería ¿Cuándo coñ… va a realizar el Ayuntamiento una visita guiada por su entorno urbano?

En mi jaca Jerezana

Dadas sus convicciones religiosas, cultivó composiciones sacras, en perfecto maridaje con la música laica, culta y popular. Sin embargo, como me temía, dos Crónicas no son suficientes para mostrar con detenimiento y el merecido respeto la obra de Rafael Barco. Un hombre sencillo y modesto, excelente pianista, exquisito compositor, gran educador y mejor persona, al que me cupo el honor de conocerle personalmente y disfrutar de su conversación. Aprovecharé alguna onomástica para regresar a sus pasodobles, himnos religiosos, marchas cofradieras, cantatas, melodías, festivales benéficos, instituciones, amigos… Valga por ahora la breve mención de su composición más conocida y representada: la zarzuela lírica andaluza en tres actos, de ambiente cordobés, "En mi jaca Jerezana"; estrenada la noche del 18 de diciembre de 1935 en el teatro Cervantes. Libreto netamente almeriense: Ramón Guijo Alcalde y José Mª Rull (letra), música de Rafael Barco.

Los felices augurios que adelantaban los diarios locales fueron refrendados con muy positivas críticas posteriores. Patrocinada por la Asociación de la Prensa presidida por Ginés de Haro, el lleno fue absoluto para aplaudir a sus veinte intérpretes, tenor y "coro de romeros" dirigido por D. Paco Gomis, amén de la orquesta de veinte y seis profesores a las órdenes del propio Barco. Me consta que fue repuesta en cuatro ocasiones, en Almería y Laujar. Quedan pendientes el anecdotario y comentarios.

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