Los límites no separan, protegen

Cuida tu salud mental

Cuando pasamos de ser buenas personas a ser complacientes, se pierde la esencia y seguridad en uno mismo

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Los límites te llevan a la seguridad, y la seguridad a la tranquilidad
Los límites te llevan a la seguridad, y la seguridad a la tranquilidad / D.A.
Raúl Carrera Fernández
- Psicólogo en Antas

09 de noviembre 2025 - 07:22

Lucía es una niña de ocho años y, desde bien pequeña, sus padres siempre le han repetido que tiene que portarse bien. Cuando dicen “portarse bien” se refieren a no tener conflictos con los compañeros, ayudar a los demás, colaborar con los profesores, ayudar en casa y pedir ayuda cuando lo necesite.

Cuando Lucía llega a la adolescencia, con 13 o 14 años, se da cuenta de que tiene un grupo de amigas con las que hace muchas actividades que les gustan a ellas, pero le cuesta proponer las suyas. Cuando le han propuesto ir al cine, ha dicho que sí, aunque en realidad no tenía muchas ganas.

Más adelante, cuando empieza a salir por las noches con sus amigas, Lucía nota que el mundo de la noche nunca le ha gustado demasiado: siempre ha preferido quedarse en casa, viendo una película tranquilamente con su familia o con sus amigas.

Lucía termina sus estudios superiores, aunque vive algunos conflictos con sus compañeros, porque a veces se aprovechan de ella en los trabajos en grupo.

Ahora, ya en el mundo laboral, se da cuenta de que cada vez le piden más tareas, y eso la agobia. Pero no puede decir que no, porque piensa que hacerlo sería no ser una buena trabajadora ni una buena compañera.

A Lucía le pasa lo mismo que a muchas personas: tiene dificultades para marcar límites.

Nadie nos enseña a marcar límites

Marcar límites no es ser egoísta, ni pensar solo en uno mismo, ni restar importancia a las necesidades de los demás. Marcar límites es el paso previo y necesario para poder sentir seguridad. Y cuando sentimos seguridad, podemos estar tranquilos.

El orden es el siguiente: los límites hacia los demás y hacia uno mismo trazan el camino hacia la seguridad, y sentir esa seguridad nos permite estar más tranquilos, tanto con nosotros mismos como con nuestro entorno.

Si no aprendemos a marcar límites, permitiremos que los demás traspasen nuestras fronteras, no comprenderemos que ellos también tienen las suyas, y viviremos con una sensación constante de peligro, porque en cualquier momento alguien podrá decir o hacernos algo que nos dañe.

Cuándo poner límites

Hay momentos clave en los que debemos decir basta: cuando te hablan mal, cuando dicen cosas que tú no has dicho, cuando te piden hacer algo que va en contra de tu voluntad o de tus valores, cuando te exigen demasiado o cuando no estás de acuerdo con una dinámica familiar.

También es importante ponernos límites a nosotros mismos: al consumo de azúcar, al exceso de trabajo, a las pantallas, o a los entretenimientos que no son sanos.

Para entender si lo que te están pidiendo requiere poner un límite o no, la pregunta es sencilla: ¿me estoy sintiendo cómodo con esto?

Escucha a tu cuerpo. Si notas rechazo hacia esa persona o hacia lo que te pide, tienes todo el derecho del mundo a decir que no. Pero también tienes la responsabilidad de hacerlo de una forma sana, porque marcar límites exige hacerlo con respeto, tanto hacia ti como hacia los demás.

Consecuencias de marcar límites

En el momento en que empieces a pensar en tus propias necesidades y a defenderlas, verás cómo eso genera cierta incomodidad en las personas de tu entorno.

Estarás cambiando dinámicas familiares, porque dejarás de cargar con responsabilidades que no te corresponden. También cambiará la relación con tu pareja, porque dejarás de hacer aquello que te exigía pero que te hacía sentir incómoda.

Y mientras suceden estos cambios, notarás cómo cada vez te sientes más segura. Con el tiempo, esos límites te harán sentir una seguridad que transformará el nerviosismo inicial por las consecuencias en tranquilidad y confianza en ti misma.

Lo difícil es la primera vez. Pero cuando aprendes a marcar límites de forma sana, te das cuenta de que hubiera estado bien empezar a hacerlo hace años.

Como decía antes: los límites te llevan a la seguridad, y la seguridad a la tranquilidad.

Así pues… ¿cuándo vas a empezar?

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