La muerte viaja en autobús
Siniestro. El accidente, que se cobró la vida de siete personas, más veintiocho heridos, tuvo lugar en el paraje conocido popularmente como la rambla del Tejar
UN total de siete personas muertas y veintiocho heridas de diferentes pronósticos fue el dramático balance de un espectacular accidente de circulación ocurrido a escasamente dos kilómetros de Níjar al despeñarse por un puente un autobús de la línea Almería-Carboneras el 18 de marzo de 1957.
El terrible accidente se produjo sobre las cuatro y media de la tarde a la altura del kilómetro 32 a la entrada de una pronunciada pendiente existente en el paraje conocido popularmente como la rambla del Tejar. El autobús conducido por Luis Vergel Torrecillas, un chofer experimentado y conceptuado como un gran profesional, no pudo evitar que el pesado vehículo cuando se deslizaba entre varias curvas cerradas y sin visibilidad, al llegar al puente de la rambla que el vehículo perdiese el control y tras impactar violentamente contra los quitamiedos del puente derribando casi unos veinte metros, se precipitara finalmente al vacío.
El autobús cayó desde una altura de ocho o diez metros quedando el vehículo con las ruedas hacia arriba en el fondo de un barranco. Cinco viajeros murieron en el acto como consecuencia del terrible impacto y otros veintiocho resultaron heridos de diferentes pronósticos algunos de ellos de extrema gravedad.
De entre el enorme amasijo de hierros y chapa del autobús fueron rescatados los cadáveres de Manuel Montoya Segura de 22 años de edad, Pedro Cayuela Benzal de 50 años, Juan Llorente Haro de 22 años, José Antonio Piedra de 68 años y Antonio Simón Simón de 45 años de edad. Otras dos personas fallecieron días mas tarde en el hospital provincial de Almería.
Entre los heridos graves se encontraba una niña de 9 años, Isabel Galera Galera que finalmente pudo salvar la vida. También resultaron heridos de diferentes pronósticos diez reclutas del campamento militar Álvarez de Sotomayor, recién incorporados a filas y que se dirigían a sus localidades natales para disfrutar de un breve permiso tras la jura de bandera.
El autobús, marca "Stayr" matricula M-126.229 con capacidad autorizada para treinta y dos pasajeros, llevaba pocos meses circulando y era un vehículo prácticamente nuevo. Su conductor Luis Vergel, que salvó la vida aunque resultó también herido grave, era desde el año 1930 el concesionario oficial de la línea regular de viajeros de Almería-Carboneras.
El día del accidente era víspera de fiesta, San José. Numerosos viajeros esperaban pacientemente en la Estación de Autobuses su turno para poder desplazarse a Níjar y Carboneras. Ante tanta afluencia de pasajeros los responsables de la línea optaron por habilitar un supletorio de madera con tablas y sillas en la baca del vehículo para que nadie se quedase en tierra.
A la hora prevista el autobús salió de la vieja estación de Autobuses. A su primer destino, Nijar llegó sin novedad y aunque bajaron varios pasajeros, el vehículo seguía llevando todavía una sobrecarga de peso y viajeros.
A unos dos kilómetros de la localidad nijareña se produjo el fatal accidente. Fuerzas de la Guardia Civil de la demarcación de Níjar, así como un considerable número de vecinos de unos cortijos cercanos acudieron en auxilio de las victimas nada mas tenerse conocimiento del accidente participando activamente en el salvamento y rescate de los heridos evacuados hasta el Hospital Provincial.
Llevado el asunto a los Tribunales, la Audiencia Provincial de Almería consideró los hechos como constitutivos un delito de imprudencia temeraria y tres años después del terrible suceso, el 31 de marzo de 1960 condenó al concesionario de la línea y a su vez conductor del autobús, Luis Vergel a la pena de cinco años de prisión y a la retirada del carné de conducir por ese mismo periodo de tiempo. También fue condenado a pagar una indemnización de 150.000 pesetas a los familiares de cada uno de los viajeros fallecidos y a los pasajeros que resultaron heridos.
Recurrida la sentencia, los abogados de Vergel rechazaron la acusación del tribunal de imprudencia temeraria y expusieron que el accidente se produjo por un fallo mecánico, al romperse fortuitamente los frenos del autobús.
Revisado el caso, la sala de lo Civil del Tribunal Supremo rebajó la calificación de imprudencia temeraria a imprudencia simple y el chofer fue condenado a la pena de siete meses de arresto mayor. Vergel, que en aquellas fechas tenia sesenta años, antes de conocerse el fallo del Supremo estuvo en prisión cinco meses desde el 25 de abril de 1957 un mes después de producirse el accidente, hasta el 25 de septiembre de ese mismo año.
Otro accidente- en el que se vio involucrado un autobús de pasajeros- se produjo el 18 de noviembre de 1948. Once personas muertas y diecinueve heridas de diferente consideración fue el balance de éste trágico accidente ocurrido en el término municipal de Adra al despeñarse por un puente el autobús de la línea Granada- Berja tras sufrir un deslizamiento como consecuencia de la lluvia y el mal estado de la carretera. El conductor perdió el control del vehículo a la entrada a una curva precipitándose el vehículo al fondo del barranco de El Búho.
El autobús, un viejo Hispano Suizo con capacidad para treinta y dos personas circulaba lentamente por la carretera antigua de Ugijar tras recorrer varios pueblos alpujareños para la recogida de viajeros desde que saliese a las ocho de la mañana de Granada. Su llegada a Berja estaba prevista las tres de la tarde. Hacia mal tiempo y el autobús iba con retraso.
El terrible accidente se produjo en torno a las cuatro de la tarde a la entrada de una curva existente entonces junto al desaparecido bar "Barbacoa" pasada la barriada abderitana de Guainos poco antes de llegar a La Juana.
Según la versión oficial de los hechos, en el autobús viajaban treinta personas. Se le conocía como el autobús del estraperlo porque mucha gente lo utilizaba para desplazarse a los pueblos de la Alpujarra para intercambiar productos, fundamentalmente alimentos ya que eran unos años bastantes difíciles de subsistencia.
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