Una narcolancha se hace fuerte durante dos días en la playa de la Granatilla
La embarcación eligió como refugio este recóndito arenal en Carboneras, un enclave sin servicios que vuelve a quedar marcado por la presión de las mafias del mar de Alborán
Condenado por una grave patada en el abdomen de su pareja en una zona aislada de Almería
La playa de la Granatilla, uno de los rincones más apartados y silenciosos del término municipal de Carboneras, ha vuelto a convertirse en refugio de una narcolancha que, según fuentes próximas al caso, permaneció fondeada durante dos días en este enclave aislado y poco frecuentado. El hallazgo, que se produjo ya a primera hora de la tarde del viernes, confirmó que la embarcación llevaba tiempo en la zona, aprovechando la ausencia de miradas y la protección natural que brindan estos agrestes acantilados del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.
Granatilla es un escenario singular: una cala sin servicios, sin infraestructuras, sin tránsito, alejada de cualquier actividad habitual del litoral carbonero. Su arena, de un peculiar tono rojizo, delata el origen volcánico de este tramo de costa que aún conserva un carácter casi primitivo. Es precisamente esa combinación de belleza salvaje, accesos complicados y soledad absoluta la que la convierte en un escondite perfecto para las embarcaciones que operan en el triple negocio del narcotráfico, petaqueo e inmigración irregular, cada vez más presentes en el mar de Alborán.
Las fuentes consultadas señalan que la narcolancha, que ya no se encontraba en la zona este sábado por la mañana, habría encontrado en esta caleta un punto seguro en el que mantenerse durante el temporal que azota el levante almeriense, siguiendo un patrón cada vez más habitual en las últimas semanas: planeadoras y semirrígidas de alta velocidad que aprovechan las calas remotas del parque natural para aguardar, reorganizarse o simplemente evitar la vigilancia costera.
El episodio se suma a la sucesión de incidentes que, en los últimos meses, han convertido las calas de Níjar y Carboneras en un tablero de juego para unas mafias dotadas de embarcaciones de última generación, con potentes motores y pilotos cada vez más audaces. Solo hace unos días, en las inmediaciones del faro de Mesa Roldán, otra narcolancha llegó a embestir dos veces a la patrullera Río Nacimiento de la Guardia Civil, un hecho que volvió a poner de manifiesto la creciente agresividad de estas redes criminales y la dificultad de combatirlas en alta mar.
La presencia prolongada de esta narcolancha en Granatilla, aunque hoy ya ausencia visible, refuerza la percepción de que el litoral del levante almeriense se ha convertido en un punto estratégico para la supervivencia de estas organizaciones, que encuentran en los recodos y playas escondidas del parque natural un espacio donde desaparecer entre el silencio y la roca. Una imagen que contrasta con el valor paisajístico del entorno y que subraya, una vez más, la delicada convivencia entre la conservación del espacio natural, la seguridad y la sombra creciente de las mafias que operan entre África y Europa.
“Hemos perdido el control de nuestras aguas territoriales”, denuncia la AUGC
La presencia de una narcolancha fondeada durante dos días en la playa de La Granatilla, en Carboneras, ha provocado una reacción inmediata en la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que advierte de un deterioro acelerado del control marítimo en el levante almeriense y del incremento de la violencia vinculada a las mafias que operan en el mar de Alborán.
Consultado por este periódico tras conocerse el episodio, Víctor Vega Romero, secretario general de AUGC en Almería, ha descrito una situación “muy grave”, en la que los agentes se ven superados por embarcaciones de alta velocidad con capacidad para moverse y reabastecerse con facilidad en las calas del parque natural.
“Están mar adentro, y cuando viene mala mar o tienen que tener avituallamiento —no solamente combustible, también comida y ropa seca— bajan a nuestras calas”, explica, citando incluso recientes episodios en los que se han acercado a recoger paquetes en plena costa. “No tenemos medios aéreos. Con la Río Nacimiento, que no va ni mucho menos a la velocidad que van las narcolanchas, solamente se les puede hacer un seguimiento, no se les puede interceptar”, lamenta.
Cuando una planeadora se siente acorralada, añade, la respuesta es directamente violenta: “Si ellos se ven agobiados, lo que hacen es embestir a nuestras embarcaciones para intentar hundirnos y luego intentar pasarnos por encima”.
Según Vega, las mafias permanecen “todo el tiempo que quieren” en enclaves como Mesa Roldán sin que los agentes puedan obligarlas a abandonar la zona. “Demuestra que hemos perdido el control de nuestras aguas territoriales. Un hecho que es muy grave. Se invierte el poder del Estado. Vivimos en un Estado en el que el poder lo tienen las mafias”, afirma.
AUGC responsabiliza también al Gobierno de la falta de medios personales y legislativos. “No se pone ningún medio para atajar sus logísticas, como puede ser una ley contra el petaqueo. No tenemos medios personales y lo que hacemos es quitar a la unidad de seguridad ciudadana para hacer funciones de fiscal y frontera”, denuncia.
Vega pone como ejemplo la situación de Roquetas de Mar, donde —según indica— la unidad acumula “más de 40 bajas” por sobrecarga y desgaste psicológico, y donde este martes “solo han salido 16 plazas” nuevas. “Todo el Poniente almeriense ha subido drásticamente los atentados a la autoridad. Es uno de los puntos de España donde más agresiones tienen los guardias civiles”, sostiene.
Como ejemplo, alude a la Operación Ovidio, con 50 detenidos por petaqueo el año pasado, y a intervenciones recientes que demuestran —dice— que las redes continúan plenamente operativas: “Ellos siguen armados, siguen moviendo drogas y siguen moviendo dinero. Seguir el dinero es muy complejo, y ellos tienen muchas facilidades y nosotros demasiadas trabas”.
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