La nueva normalidad llega al centro penitenciario El Acebuche
Instituciones penitenciarias
Las mascarillas seguirán siendo utilizadas en una mayoría de los casos para evitar que se propague la covid
Todos los servicios y programas se desarrollan ya sin problemas
Las mascarillas se han convertido en parte de nuestra vida diaria desde hace más de un año. Pero desde el pasado 26 de junio el Gobierno permite que no se usen en exteriores si se puede respetar la distancia de seguridad. Un paso hacia la denominada “nueva normalidad” regulado por el real decreto-ley 13/2021. Un texto en el que se atiende a las “especiales circunstancias del ámbito penitenciario”, apuntando que en estos centros es necesario que la regulación del uso de la mascarilla se adapte a las particularidades de las cárceles, así como a las necesidades de la población reclusa y de los empleados de estas instituciones. “Por ello, las decisiones en esta materia se atribuyen a la autoridad penitenciaria competente”, apunta dicho documento, precisando que “el uso de mascarillas en centros penitenciarios en los que haya movilidad de los internos, tanto en exteriores como en espacios cerrados, se regirá por normas específicas establecidas por la autoridad penitenciaria competente”.
Normas específicas para aquellos que se encuentran en el CIS
En el Centro de Inserción Social (CIS) ‘Manuel Pérez Ortega’ cumplen sus penas aquellos a los que se ha concedido el tercer grado o se encuentran bajo seguimiento telemático. Aunque las normas sanitarias contra la covid-19 allí son iguales a las de El Acebuche. el director Miguel Ángel de la Cruz ha emitido una orden referida al uso concreto de objetos que no estarían autorizados en el centro penitenciario como tal. Por ejemplo, en este afán de adaptarse a los “nuevos tiempos”, se ha permitido a los usuarios del CIS el uso de teléfonos móviles, libros electrónicos, tablets u ordenadores personales, siempre y cuando lo hagan en su habitación, la biblioteca o la sala de TV. Más aún, pensando en aquellos que dispongan de una bicicleta o patinete para sus traslados al trabajo o a clase, también se ha previsto que se autorice la entrada al CIS de dichos vehículos, lo que supone una mejora considerable en la movilidad de dichas personas con un contacto más directo con el exterior.
En El Acebuche, la prisión de la capital almeriense, lo tienen claro. Lo primero es proteger a internos y funcionarios, por lo que “en el ámbito sanitario, la política sanitaria es la misma que antes”. Así lo apunta a este periódico el director de la cárcel, Miguel Ángel de la Cruz, quien señala que continúan las medidas sanitarias de uso de mascarilla, distancia social, higiene, etc. Precisamente, a finales de junio De la Cruz emitía una orden por la que se requiere a los internos que utilicen mascarillas higiénicas en todas las situaciones en las que tengan una relación directa o presencial con otras personas, excepto en el caso de indicación médica.
Por ejemplo, deben usarla al salir y entrar de las diligencias judiciales o de atenciones sanitarias hospitalarias; si realizan actividades laborales en el centro; si participan en cursos de la Entidad Estatal Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo (EETPFE); acuden a la enfermería o salen de sus módulos. Es más, deben utilizar mascarillas quirúrgicas con mayor “poder de filtración” si presentan síntomas de covid-19, se encuentran en módulos confinados o desempeñan funciones en destino que requieren de una movilidad por el centro como el reparto de comida, limpieza de zonas comunes, etc.
Las ONG regresan con su humanitaria labor a la cárcel
Miguel Ángel de la Cruz señala que ya han comenzado a retomar su labor humanitaria las ONG y entidades sociales autorizadas para intervenir en los programas de tratamiento. Aunque esta recuperación está siendo paulatina, cabe destacar que en El Acebuche hay un total de 22 voluntarios autorizados de la Pastoral Penitenciaria, otros 17 del Consejo Evangélico Andaluz, 11 de Cruz Roja Almería, cuatro de NOESSO, cinco de Educación para la Paz, dos de la Asociación El Timón, y otros cuatro de Proyecto Hombre. Hasta ahora, con las limitaciones de acceso por la covid-19, no era posible contar con su apoyo. Una situación que está cambiando y que volverá a su plena normalidad en próximas fechas.
Eso sí, sí podrán prescindir de esta prenda en un momento de descanso en los patios, siempre que no haya aglomeraciones, o paseando con la suficiente distancia. Pero la salud es lo primero en El Acebuche. Por eso, cuando se produce un nuevo ingreso o regresa uno de los internos de un permiso de salida, tiene que pasar unos días en cuarentena, en los que se le practicarán dos test, uno al entrar y otro al finalizar este periodo de aislamiento, para evitar que el virus que ha azotado al mundo pueda superar los muros del centro penitenciario.
Por lo demás, todos los servicios y actividades que pudieron ver interrumpido su desarrollo en los peores momentos de la pandemia, han regresado. Desde actividades culturales, a ejercicios en los gimnasios, a cursos de formación o tratamientos médicos o contras las drogas... Todo el catálogo de posibilidades que ofrece esta pequeña ciudad está a pleno rendimiento. Por ejemplo, también se han recuperado todas las comunicaciones con el exterior, incluidos los vis a vis... A excepción de las de convivencia, “con niños menores, porque suponían el agrupamiento con otras familias”, precisa el director de El Acebuche.
Como muestra de la recuperación del funcionamiento habitual de la prisión, bien vale como muestra el curso de verano de la UNED celebrado del 23 al 25 de junio bajo el título ‘Psicología y neurociencia a la búsqueda de preguntas para encontrar respuestas’, que contó con unos 40 alumnos, en concreto 37 internos, dos profesionales penitenciarios y un alumno externo. Un curso que supuso un curso un acercamiento al estudio científico del comportamiento y los procesos mentales, con las herramientas de la neurociencia en sus diferentes áreas de interés tanto en la investigación básica como en la aplicación práctica.
Un catálogo de programas para cubrir todos los aspectos de la vida de los presidiarios
Desde el Área de Tratamiento del centro penitenciario El Acebuche se gestiona una cartera de programas muy amplia que atiende a las necesidades específicas de toda la población reclusa. Actualmente, la prisión tiene implantados programas contra la violencia de género, para la reeducación de agresores sexuales, dirigidos a personas con discapacidad, de atención integral a enfermos mentales, de resolución dialogada de conflictos y mediación, contra el alcoholismo y la ludopatía, de atención al drogodependiente... También cuenta con la Unidad Terapéutica y Educativa (UTE) , que es un departamento “estrella” en el que aquellos internos que quieren dar un “giro a su vida” y alejarse del infierno de la droga tienen todos los medios y recursos a su disposición. En ella residen de forma voluntaria presos que quieren reencontrarse con sus familiares, estudiar para reincorporarse al trabajo, adquirir hábitos que nunca tuvieron o que se dejaron por el camino.
Por supuesto, dispone también de módulos de respeto, en los que se plantea como objetivo general la consecución de un clima social normalizado para posibilitar el desarrollo de programas específicos de intervención sobre las áreas carenciales de los internos. Cuentan con un módulo formativo y programas de preparación de permisos de salida, un protocolo de prevención de suicidios, programas de animación a la lectura, cursos de formación profesional y ocupacional, enseñanzas regladas, actividades ocupacionales y deportivas, y el EPYCO o programa de inserción sociolaboral de entrenamiento personal y competencial.
Según indica la dirección de El Acebuche, en estos momentos los módulos en los que se desarrollan los programas de tratamiento son el número 1, de mujeres y con la consideración de módulo de respeto; el 21, de hombres y con la misma clasificación que el anterior; el 8, considerado módulo formativo y de respeto, y la ya mencionada Unidad Terapéutica y Educativa, con su programa de drogadicción.
Aunque las aulas del Centro de Educación Permanente (CEPer) Retamar, desde las que los internos se forman en diferentes titulaciones oficiales, permanecerán cerradas hasta que comience el nuevo curso lectivo en septiembre, De la Cruz apunta que aquellos reos “a los que se les asigne tareas durante el verano, tendrán abiertos los espacios escolares durante estos meses estivales”. Y no serán muchos, porque los resultados acompañan y el curso ha finalizado con “buen éxito”.
Por lo demás, continúa la vacunación contra la covid en El Acebuche. Por ahora son ya unos 900 los presos inmunizados y en breve se sumarán otros 60, ya que se trata de una población que varía constantemente, debido a los nuevos ingresos y a la finalización de penas por parte de otros reclusos.
La perspectiva de género tendrá fuerza renovada a partir de ahora
La educación en valores de igualdad y respeto ya es una constante en toda acción, sea del tipo que sea, que se pone en marcha en El Acebuche. Sin embargo, la perspectiva de género se verá reforzada a partir de ahora Una iniciativa impulsada desde el Ministerio del Interior para las instituciones penitenciarias que abarca todo tipo de aspectos. “Por ejemplo, en el lenguaje de los impresos, en los puestos de trabajo que se ofrecen... En todos se evitará el uso de un lenguaje sexista. También se va a garantizar el acceso a las internas a toda la oferta del centro, sin limitación por sexo, para que puedan acceder a cualquier tipo de actividad”, explica el director de la prisión, Miguel Ángel de la Cruz. Incluso en acciones formativas o terapéuticas en departamentos masculinos, “si la interna tiene la necesidad de participar en dicho programa, podrá acudir y realizar la actividad, aunque no resida en dicho departamento”.
Porque las instituciones penitenciarias tienen como fin último garantizar la reintegración social de las personas privadas de libertad, algo que también reclama la conexión de éstas con las necesidades de cambio estructural de la sociedad, teniendo en cuenta a las mujeres en todas sus actuaciones. Por eso, entre las medidas, como se ha dicho, se apostará por el lenguaje inclusivo en cartelería, instancias, comunicaciones... Pero también se llevará a cabo una labor de análisis para detectar posibles situaciones de desigualdad de las internas, con sus correspondientes propuestas para solucionarlas, en el caso de existir. Como se ha dicho, no se podrá limitar el acceso de las internas a ninguna actividad, promoviéndose además acciones para romper los roles de género y la participación de las reclusas en cualquier actividad formativa o laboral en la que no tengan presencia o estén infrarrepresentadas. Sin olvidar la garantía de que puedan acceder a cualquier programa de tratamiento.
Tal vez más a largo plazo, se prevé la creación de departamentos mixtos, aunque de forma inmediata se velará por una especial atención a los a las necesidades de aquellas en situación más vulnerable, con protocolos sanitarios que atiendan las necesidades de este colectivo femenino.
De la Cruz revela que El Acebuche ya ha iniciado contactos con el área de Familia, Igualdad y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Almería, a través de la concejal Paola Laynez, para concretar una línea de colaboración a partir del mes de septiembre, que incidirá precisamente en asuntos de igualdad. También se prevé este tipo de contactos con otras administraciones que tengan este tipo de programas, como la Junta de Andalucía.
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